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La periodista Francis Martínez entrevistó al analista geopolítico, Cristian Lamesa, quien analizó las repercusiones del atentado que se registró el 22 de marzo en Moscú, Rusia, cuando un grupo de terroristas perpetraron un atentado contra la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú, en el que asesinaron a 143 personas e hirieron a cientos más. Lamesa, también es autor del libro La paternidad del mal y especialista en las relaciones de Rusia con Occidente.
Francis Martínez (FM): En torno a los ataques a Rusia del 22 de marzo pasado, ¿qué precedente sentó este atentado, sobre todo, qué repercusiones tuvo para la vida social porque entendemos que la ciudadanía rusa no había tenido un hecho de esta magnitud, tanto por el número de víctimas como por el número de heridos que dejó este lamentable hecho y cómo esto ha trastocado de alguna manera la vida cotidiana de la capital rusa?
Cristian Lameza (CL): Obviamente fue un hecho tremendo, de una crueldad y salvajismo realmente notables, pero el pueblo ruso ya está acostumbrado a este tipo de situaciones porque no es la primera vez que sucede una agresión de estas características, una agresión brutal contra la población civil. Algo más de 20 años atrás hubo un hecho similar cuando un grupo de terroristas chechenos tomaron el Teatro Dubrovka (23 de octubre de 2002), también en Moscú, y eso se saldó con más de 100 víctimas mortales. También hay que recordar el brutal ataque contra la escuela Beslán (1 de septiembre de 2004), en Osetia del Norte, cuando también un grupo terrorista tomó rehenes a niños y sus familias el primer día de clases y también fue un hecho realmente sangriento. También atentados contra edificios de departamentos en Moscú y otras ciudades, o contra el metro. Desgraciadamente no es la primera vez que la población rusa sufre este tipo de ataques.
FOTO REVISTA ANFIBIA
En las últimas declaraciones de Victoria Nuland (hasta hace poco Portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos), en su última visita a Kiev (Ucrania), dijo que al presidente Putin le deparaban lindas sorpresas; lo dijo en ese tono malvado de la señora. También se había hablado por parte de los enemigos de Rusia de llevar la guerra justamente a Moscú, al pueblo ruso. Esa fue la novedad, por supuesto, éste es el atentado más grave en Moscú desde el ataque al Teatro Dubrovka.
Pero hay que recordar también los ataques a periodistas por parte del régimen de Kiev; un alto mando de la inteligencia ucraniana, en un programa de televisión de ese país, prácticamente se jactó y reivindicó una serie de asesinatos y de atentados por parte del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) contra, por ejemplo, Zajar Prilepin que es un escritor y un intelectual ruso de mucha valía, que no falleció pero sufrió gravísimas heridas cuando hicieron estallar su vehículo; o la hija de Alexander Dugin, Dalia Dugina, que fue asesinada también con una bomba; o Vladlen Tatarsky, periodista que también fue asesinado con una bomba. Así una serie de hechos en los cuales se jactaban y daban detalles de los explosivos que se habían utilizado y la forma en la que habían sido ejecutados estos atentados. Si bien esto es un golpe duro para el pueblo ruso, no es algo que haga mella en la unidad y la fortaleza del mismo ante las amenazas que sufre por parte del Occidente Colectivo.
Paradójicamente, lo que los enemigos de rusia no terminan de entender demasiado bien es el carácter ruso y la forma de pensar, de sentir de este pueblo. Lo que esperaban los perpetradores –no solo los asesinos sino los instigadores, los que pagaron, organizaron y planearon el atentado, que seguramente muchos de ellos residen en occidente–, era amedrentar a la sociedad rusa, llenarla de pánico, temor y generar también cierto descontento para con la figura del presidente Vladimir Putin, cuya popularidad fue refrendada hace unas semanas en unas elecciones multitudinarias. Pero justamente ha sucedido lo que siempre sucede, y es que el pueblo ruso, ante una amenaza, ante una situación en la cual se ve en peligro el futuro del país y la misma supervivencia de los rusos, no los hace sino abocarse con sus dirigentes, con su líderes. Esa unión y esa fortaleza realmente se percibe, yo estuve viviendo en Rusia por dos meses; me encontré allá en Moscú para las elecciones y para este desgraciado hecho y por supuesto que percibí esta unión fuerte del pueblo ruso con el liderazgo de Putin.
FM: Sobre las investigaciones que están en marcha, las autoridades rusas han dado a conocer los pormenores de los avances. Seguramente se darán a conocer una serie de grupos implicados de países de Occidente. ¿Cuáles serían las acciones que emprendería Rusia partiendo que este es un tema de seguridad nacional?
CL: No tengo ninguna duda de que esta afrenta, este ataque cobarde, estos crímenes, estos asesinatos van a tener serias represalias, van a ser cobrados por parte de Rusia. La Unión Soviética persiguió al criminal de guerra Pan Bandera por años, finalmente la KGB dio con él en Munich, refugiado en Alemania Federal, y se le ejecutó como debía ser porque era un criminal de guerra. Y así se pueden enumerar unos cuantos hechos en los cuales, por supuesto, Rusia no olvida a sus víctimas y hace justicia tarde o temprano.
Ya sabemos que los autores materiales (del atentado al Crocus City Hall) están detenidos, en muy pocas horas se dio con ellos a 16 kilómetros de la frontera con Ucrania, iban huyendo en esa dirección. Este hecho no es casual, no es un hecho fortuito porque pudieran haber huido hacia la zona del Cáucaso u otras regiones de Rusia, incluso a las que tienen gran cantidad de población musulmana, lo que sería lógico porque existe la versión de que posiblemente habría sido el ISIS o una fracción del ISIS. Bueno, pues estos terroristas son de origen tayiko (de Tayikistán), es decir, musulmanes. No es casual la elección de estos perpetradores porque también está la intención de los enemigos de Rusia de intentar sembrar discordia entre las diversas nacionalidades que conforman este gran país, lo cual por supuesto, no consiguen tampoco.