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Dos sucesos relevantes de la semana anterior debieron haberse colocado en el centro de la atención del estudiantado latinoamericano y, dentro de éste, el mexicano. Uno fue protagonizado el 24 de abril por más de medio millón de estudiantes que, acompañados de docentes, rectores, sindicatos y organizaciones sociales, se manifestaron contra la política de ajuste del presidente argentino Javier Milei, aplicada al presupuesto de una decena de universidades públicas.
El otro evento fue el ultimátum que Minouche Shafik, presidenta de la Universidad de Columbia, Nueva York, emitió contra los estudiantes que se manifiestan en un área del campus universitario, denominada “campos de solidaridad con Gaza”, para protestar contra la guerra de invasión que Israel ejecuta sobre el territorio de Palestina desde hace décadas. En un mensaje difundido por correo electrónico, la alta directiva dio un plazo a los organizadores para que acuerden y levanten el plantón a la mayor brevedad posible.
Aunque consciente de que la manifestación es pacífica, Shafik arguyó que “el campamento plantea graves problemas de seguridad, perturba la vida en el campus, y ha creado un ambiente tenso y a veces hostil para muchos miembros de nuestra comunidad. Es esencial que avancemos en un plan para desmantelarlo”. ¡Sí, leyó usted bien: la presidenta de la Universidad de Columbia declaró que debe avanzarse en la elaboración de un “plan para desmantelar” la protesta contra una guerra genocida!
Ambos hechos aclaran que la educación, en el mundo, es mala e incompleta, porque las instituciones de nivel superior públicas o privadas, como es el caso de las de Estados Unidos (EE. UU.), se dedican casi exclusivamente a la enseñanza de ciencias y técnicas y se deslindan de la difusión de las doctrinas sociales que defienden la igualdad económica, política, jurídica y la educación integral de las masas.
Es por ello que, en la defensoría de oficio que la señora Shafik hizo la semana pasada de la criminal agresión del Estado de Israel contra el pueblo palestino se advierten –a pesar de los abundantes recursos financieros de que dispone su institución para brindar educación de calidad– las mismas limitaciones intelectuales y morales de los directivos de las universidades públicas del “tercer mundo”, que justifican su desempeño mediocre con los misérrimos presupuestos recibidos de las autoridades estatales.
¿Qué deben hacer entonces los estudiantes, sobre todo de bachillerato y universitarios del mundo? ¿Qué deben hacer sus padres, hermanos, tíos, amigos y el resto de la población?
La respuesta es clara y es la misma que ya han brindado tanto los estudiantes argentinos que se oponen a los ajustes presupuestales de Javier Milei como los estudiantes de la Universidad de Columbia, que condenan el genocidio israelí contra Palestina e implícitamente el apoyo incondicional que su gobierno ofrece al neonazi Benjamín Netanhayu.
El mundo cuenta hoy con una población aproximada de ocho mil millones de personas, de los que 1.5 mil millones son estudiantes de diferentes grados escolares. Imaginemos qué sucedería si surgiera una ola de inconformidad estudiantil en todo el mundo, no solamente en reclamo de educación de calidad, sino también de mejores sistemas de seguridad, salud y combate a la pobreza y desempleo; sin duda las cosas comenzarían a cambiar.
Por lo pronto, en Argentina, los estudiantes, como parte del pueblo, se han inconformado con Milei; y en los pañuelos azules que exhibieron, se leía la frase “en defensa de la educación pública”, que reproduce el reclamo “Todos tenemos el derecho a la educación”, estipulado en el Artículo 26° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, porque el conocimiento resulta fundamental para la construcción de sociedades equitativas, saludables y prósperas, y la única inversión imprescindible en los Estados modernos.
En México, donde el alza en el gasto educativo se ha limitado al otorgamiento de becas y se han olvidado tanto el mejoramiento del nivel pedagógico como el de la infraestructura escolar, urge un genuino movimiento estudiantil que, unido al pueblo trabajador, luche por la creación de un sistema educativo moderno y la instauración de un gobierno popular, efectivamente radical, que desaparezca las injusticias socioeconómicas.
En esta tarea, los jóvenes pueden y deben hacer mucho. Para ellos, el periodista Roberto Blanco Moheno escribió hace muchos años este recado: “Si el día de mañana tenemos en México (o en el mundo) un ejército de profesionales que hayan acudido a las aulas pensando en el país y en su pueblo… habremos ganado nuestra mejor batalla. Hay que estudiar”… Pero también hay que luchar, agrega quien suscribe. Por el momento, querido lector, es todo.
El objetivo imperialista no es la paz en Medio Oriente sino, por el contrario, la enemistad, la confrontación y la guerra.
La organización sugirió al Gobierno de Puebla realizar una investigación para evitar acusaciones.
La CDMX se concentra el mayor número de jóvenes estudiantes, en comparación con otros estados de la República
El ataque ocurrió a menos de un kilómetro de la Fundación Humanitaria de Gaza, donde las víctimas esperaban alimentos y suministros básicos.
Los estudiantes desarrollaron habilidades técnicas, de trabajo en equipo, liderazgo y resolución de problemas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que cerca de 500 mil personas en Gaza se encuentran en una situación crítica por la escasez de alimentos.
Hasta ahora, Israel ha asesinado a más de 10 mil personas, entre ellos 4 mil niños, y otras 26 mil heridas. La información que llega a México es escasa, pero suficiente para afirmar que los bombardeos en la Franja de Gaza son un genocidio.
Exigieron avances en la investigación del asesinato de su compañero Yanqui Kothan Gómez Peralta.
El pasado jueves 23 de enero, un grupo de porros golpearon y desalojaron a los estudiantes en las inmediaciones de su albergue.
China ofrece becas para estudiar en su país.
Hasta el momento, el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza ha registrado 29 mil 782 palestinos muertos a manos del Ejército israelí a partir del 7 de octubre pasado.
Tras la ofensiva el Ministerio de Salud reportó al menos una persona muerta y otras 18 heridas.
El 60% de los fallecidos en el enclave palestino son mujeres y menores de edad.
¿Será que el ejército israelí busca venganza por lo que los alemanes hicieron contra los judíos (en la SGM), generando un nuevo holocausto del que hoy es víctima el pueblo palestino? La realidad apunta en esa dirección.
A más de un año de haber ingresado su pliego petitorio a la SEP, y a pesar de las múltiples manifestaciones y reuniones establecidas con las autoridades, las peticiones no han sido resueltas.
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Escrito por Miguel Ángel Casique
Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).