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La última vez que México vio un proyecto de abasto popular tristemente se encuentra en la etapa inicial de lo que en México sería consagrado como neoliberalismo, también en una etapa de crisis económica a causa de la caída de los precios del petróleo. Las tiendas de abasto Conasupo que vieron la luz en 1986, quedaron finalmente como Diconsa en el 2000, no solo permitieron que muchas familias de las regiones más apartadas del país tuvieran acceso a productos de la canasta básica a precios relativamente bajos, sino que fue el inicio de una red gubernamental que hoy se cuenta como una de las más sólidas, pues concentra prácticamente todos los productos de la canasta básica. Esta gigantesca red de almacenes que, según cifras oficiales son 300, sumadas a 26 mil tiendas de abasto, además de 3,691 mil unidades que recorren carreteras para el transporte de mercancías, forman parte del activo de esta red. Como recordará el lector, la Cuarta Transformación llevó a la fusión de DICONSA y LICONSA a SEGALMEX, aunque en el año que lleva de operación, no solo no se ha avanzado para alcanzar la seguridad alimentaria prometida, sino que los números bajo los que opera son críticos, pese a la experiencia de quien lo comanda, el propio ex director de Conasupo, Ignacio Ovalle Fernández.
Esta red ni por accidente fue contemplada para un programa alimentario emergente por parte de presidente Andrés Manuel López Obrador, para atender los dolorosos efectos sociales que comenzará a tener la pandemia entre los sectores más empobrecidos, así como aquellos que subsisten de su trabajo, los denominados autoempleados, que se cuentan por millones en el país. Como vimos, el presidente se aferró a sus programas de bienestar que son recursos en efectivo. La Secretaría de Economía apenas pudo esbozar que, a través de esta red, el abasto de mercancías podría ser sostenido durante 100 días, y nada más.
Nada se dijo de un programa de asistencia alimentaria domiciliaria para aquellos que, obligados a renunciar de su fuente de ingreso, ya sea porque han cerrado o porque no cuentan con ingresos fijos, puedan guardar la cuarentena sin morir de inanición. Y es que el exitoso y esperanzador modelo de atención china contra el coronavirus incluyó también, gracias a la intervención estatal, que las familias pudieran contar con productos mínimos que les permitieran subsistir al enclaustramiento domiciliario.
En ese sentido, los brotes de inconformidad social a causa de la falta de alimentos, será un problema que comenzará a multiplicarse conforme no se vea una fecha para la normalización de las actividades. En un país donde más de 100 millones de mexicanos viven algún grado de pobreza, el enclaustramiento sin un apoyo directo al consumo, se vuelve un peligroso caldo de cultivo para las poblaciones de bajos ingresos. Las válvulas de escape a esta presión podrían traducirse en un exponencial incremento de los índices delictivos, incluso en los saqueos, escenarios todos muy adversos pues se recurrirá siempre a la fuerza pública antes que a la contención social de las causas que les dieron origen.
Solamente en la CDMX, se hizo una burda caricatura de lo que significaría utilizar esta red para apoyar a los afectados. La jefa de gobierno capitalino anunció que 458 mil personas vulnerables recibirán vales por 350 pesos de manera quincenal, que podrán canjear en tiendas de las demarcaciones a las que corresponden. Al menos 36 productos de la canasta básica, se prometió que estarían a muy bajo costo a través de la Secretaría del Bienestar, entre ellas carne, leche e incluso fertilizantes y por supuesto cereales como maíz, frijol, trigo harinero y arroz. ¿No es este el momento de poner estos productos en las mesas del pueblo mexicano castigado por el riesgo a la pandemia y la falta de una fuente de trabajo segura? ¿es viable poner esta red estatal al servicio de los menos desfavorecidos en una pandemia como la que se está viviendo? ¿lo haría cualquier gobierno de izquierda en cualquier parte del mundo? ¿por qué el gobierno que dice, que primero los pobres, no utiliza esta red de abasto para dotar a las familias de un programa nacional alimentario que permita sobrellevar los momentos de penuria económica y física? ¿Estarán midiendo correctamente en Palacio Nacional sobre el riesgo de hambruna en el país, aunque aún no estemos en la fase más crítica de la expansión de contagio del Covid-19? Esperamos que se tome en cuenta a las voces que se pronuncian sobre la urgencia de atender la vertiente alimentaria, antes de que los efectos sociales de la pandemia se vuelvan explosivos para la debilitada estabilidad social del país. Los mexicanos debemos cuidarnos del contagio, pero también no quedar silenciados ante el abandono gubernamental de este aspecto sumamente sensible del problema, el hambre del pueblo mexicano.
La causa de la crisis sanitaria en el país más rico es consecuencia de la excesiva concentración de la riqueza, ocasionada por un modelo basado en el fundamentalismo de mercado.
Quedan las incógnitas sobre el estado real de la infraestructura médica que está entrando en su etapa más crítica de demanda.
EE.UU., buscan crear una atmósfera favorables para que la opinión pública desacredite y culpe a Pekín como la fuente del virus.
A nadie debería sorprender que al menos una parte de la población afectada salga a protestar.
Reino Unido también ha sido criticado por la falta de exportaciones y ha anunciado que dará 100 millones de dosis sobrantes de varios laboratorios.
Ante esta situación de crisis por la pandemia, se han realizado caravanas y protestas solicitando la renuncia y juicio político contra el presidente Jair Bolsonaro.
México ha recibido 900.000 dosis de la vacuna rusa, según el Ministerio de Exteriores de Rusia, aunque en enero ambas partes firmaron un acuerdo por 24 millones de dosis.
La Secretaría de Salud (SSa) registró un total de 6 mil 24 nuevos contagios de Covid-19, lo que suma un total de 5 millones 808 mil 696 casos confirmados.
Autoridades locales reiteraron el llamado a evitar pernoctar afuera de las sedes, ya que los módulos cuentan con dosis suficientes para aplicar durante tres días más de 55,000 vacunas.
En porcentajes, la reducción de casos con la vacuna del laboratorio Sinovac es de 57%, y con Pfizer de 75%.
La política "chimoltrufiesca" en el gobierno federal ha invadido a todas las "mentes brillantes" de la Cuarta Transformación.
El pasado 4 de enero la Cofepris dio la autorización de emergencia para la vacuna contra COVID-19 desarrollada por el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford.
Brasil registra 202 mil 918 casos de contagios en todo el país y 13 mil 993 muertos, lo que convierte el país el sexto con el mayor número de fallecidos a nivel mundial, según el Instituto Jonhs Hopkins.
Familiares de pacientes aplaudieron el valor del doctor por encarar al personal de salud al exhibir la situación en el estado.
Hasta ahora, la tercera ola de covid-19 está provocando la muerte de 16 personas al día y un total de dos mil 29 individuos hasta el fin del mes pasado, según la Secretaría de Salud.
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Escrito por Francis Martínez Mateo
Periodista y reportera multimedia. Ex corresponsal en China 2022. Desde 2020 conductora en Canal 6 Tv. Síguela en X como @FranMartinezMx