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Poesía
Mahmud Darwish
Considerado el poeta nacional palestino y uno de los más célebres literatos árabes contemporáneos. En su trabajo, Palestina es una metáfora de la pérdida del Edén, el nacimiento y la resurrección, así como la angustia por el despojo y el exilio.


Nació el 13 de marzo de 1941 en Al Birwa, Palestina. Fue considerado el poeta nacional palestino y uno de los más célebres literatos árabes contemporáneos. En su trabajo, Palestina es una metáfora de la pérdida del Edén, el nacimiento y la resurrección, así como la angustia por el despojo y el exilio.

Fue el segundo de ocho hijos (cinco niños y tres niñas). Durante el Mandato Británico de Palestina, su aldea fue destruida por el ejército sionista en 1948 y la familia Darwish se exilió en el Líbano, donde residió durante un año, tras lo cual volvió a entrar clandestinamente en el recién creado Estado de Israel, estableciéndose en la aldea galilea de Dair al-Asad y luego en la de Al-Yadida. Su educación básica la tuvo entre el Líbano y estas dos aldeas hasta que su familia fue descubierta por su residencia ilegal. Tras acabar la secundaria, ingresó en el Partido Comunista de Israel, trabajando como coeditor de su revista Al-Fayr, al tiempo que empezaba a publicar poesía en el diario Al-Yadid, del que llegó a ser editor.

Entre 1961 y 1970, fue arrestado en numerosas ocasiones por las autoridades israelíes a causa de sus escritos y de su actividad política contra la ocupación de Palestina. Finalmente, se exilió en Moscú, desde donde iría a Beirut para integrarse a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), trabajando en sus secciones de investigación y publicaciones; fue miembro del comité ejecutivo de la OLP hasta su dimisión a raíz de su discrepancia con los Acuerdos de Oslo (1993), entonces redactó la declaración de independencia del Estado de Palestina proclamada por Yasser Arafat en 1988.

Vivió entre París y Túnez a raíz de la invasión israelí del Líbano (1982) y empezó a dirigir la revista literaria Al-Karmel, además presidió la Liga de Escritores y Periodistas Palestinos. En 1996 regresó brevemente a su aldea natal con el fin de visitar a su madre. Falleció el nueve de agosto de 2008 en un hospital de Texas, Estados Unidos, tras una operación a corazón abierto.

 

CADÁVERES ANÓNIMOS

Cadáveres anónimos.

Ningún olvido los reúne,

ningún recuerdo los separa...

Olvidados en la hierba invernal

sobre la vía pública,

entre dos largos relatos de bravura

y sufrimiento.

“¡Yo soy la víctima!”. “¡No, yo soy

la única víctima!”. Ellos no replicaron:

“Una víctima no mata a otra.

Y en esta historia hay un asesino

y una víctima”. Eran niños,

recogían la nieve de los cipreses de Cristo

y jugaban con los ángeles porque tenían

la misma edad... huían de la escuela

para escapar de las matemáticas

y la antigua poesía heroica. En las barreras,

jugaban con los soldados

al juego inocente de la muerte.

No les decían: dejad los fusiles

y abrid las rutas para que la mariposa encuentre

a su madre cerca de la mañana,

para que volemos con la mariposa

fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos

para nuestras puertas. Eran niños,

jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja

bajo la nieve, detrás de dos largos relatos

de bravura y sufrimiento.

Luego escapaban con los ángeles pequeños

hacia un cielo límpido.

 

Pasajeros entre palabras fugaces

Pasajeros entre palabras fugaces:

cargad con vuestros nombres y marchaos,

quitad vuestras horas de nuestro tiempo y marchaos,

tomad lo que queráis del azul del mar

y de la arena del recuerdo,

tomad todas las fotos que queráis para saber

lo que nunca sabréis:

cómo las piedras de nuestra tierra

construyen el techo del cielo. 

 

Pasajeros entre palabras fugaces:

vosotros tenéis espadas, nosotros sangre,

vosotros tenéis acero y fuego, nosotros carne,

vosotros tenéis otro tanque, nosotros piedras,

vosotros tenéis gases lacrimógenos, nosotros lluvia,

pero el cielo y el aire

son los mismos para todos.

Tomad una porción de nuestra sangre y marchaos,

entrad a la fiesta, cenad y bailad...

luego marchaos

para que nosotros cuidemos las rosas de los mártires

y vivamos como queramos.

 

Pasajeros entre palabras fugaces:

como polvo amargo, pasad por donde queráis, pero

no paséis entre nosotros cual insectos voladores

porque hemos recogido la cosecha de nuestra tierra.

Tenemos trigo que sembramos y regamos

con el rocío de nuestros cuerpos

y tenemos, aquí, lo que no os gusta:

piedras y pudor.

Llevad el pasado, si queréis, al mercado de antigüedades

y devolved el esqueleto a la abubilla

en un plato de porcelana.

Tenemos lo que no os gusta: el futuro

y lo que sembramos en nuestra tierra. 

 

Pasajeros entre palabras fugaces:

amontonad vuestras fantasías en una fosa abandonada y

[marchaos,

devolved las manecillas del tiempo a la ley del becerro de oro

o al horario musical del revólver

porque aquí tenemos lo que no os gusta. Marchaos.

Y tenemos lo que no os pertenece: una patria y un pueblo

[desangrándose,

un país útil para el olvido y para el recuerdo.

 

Pasajeros entre palabras fugaces:

es hora de que os marchéis.

asentaos donde queráis, pero no entre nosotros.

Es hora de que os marchéis

a morir donde queráis, pero no entre nosotros

porque tenemos trabajo en nuestra tierra

y aquí tenemos el pasado,

la voz inicial de la vida,

y tenemos el presente y el futuro,

aquí tenemos esta vida y la otra.

Marchaos de nuestra tierra,

de nuestro suelo, de nuestro mar,

de nuestro trigo, de nuestra sal, de nuestras heridas,

de todo... marchaos

de los recuerdos de la memoria,

pasajeros entre palabras fugaces.

 

LA TIERRA SE ESTRECHA PARA NOSOTROS

La tierra se estrecha para nosotros.

Nos hacina en el último pasaje

y nos despojamos de nuestos miembros para pasar.

La tierra nos exprime.

¡Ah, si fuéramos su trigo para morir y renacer!

¡Ah, si fuera nuestra madre

para apiadarse de nosotros!

¡Ah, si fuéramos imágenes de rocas

que nuestro sueño portara cual espejos!

Hemos visto los rostros de los que matará

el último de nosotros en la última defensa del alma.

Hemos llorado el cumpleaños de sus hijos.

Y hemos visto los rostros de los

que arrojarán a nuestros hijos

por las ventanas de este último espacio.

 

Espejos que pulirá nuestra estrella.

¿Adónde iremos después de las últimas fronteras?

¿Dónde volarán los pájaros después del último

cielo? ¿Dónde dormirán las plantas después del último aire?

Escribiremos nuestros nombres con vapor

teñido de carmesí, cortaremos la mano

al canto para que lo complete nuestra carne.

Aquí moriremos. Aquí, en el último pasaje.

Aquí o ahí... nuestra sangre plantará sus olivos.

 

NOSOTROS AMAMOS LA VIDA

Nosotros amamos la vida cuando

hallamos un camino hacia ella,

bailamos entre dos mártires y erigimos entre ellos

un alminar de violetas o una palmera.

 

Nosotros amamos la vida cuando

hallamos un camino hacia ella.

 

Robamos un hilo al gusano de seda

para construir nuestro cielo y concluir este éxodo.

Abrimos la puerta del jardín para que

el jazmín salga a las calles cual hermosa mañana.

 

Nosotros amamos la vida cuando

hallamos un camino hacia ella.

 

Allá donde estemos, cultivamos plantas

que crecen deprisa y recogemos mártires.

Soplamos en la flauta el color de la lejanía,

dibujamos un relincho en el polvo del camino

y escribimos nuestros nombres piedra tras piedra.

¡Oh, relámpago! Ilumina para nosotros la noche,

ilumínala un poco.

 

Nosotros amamos la vida cuando

hallamos un camino hacia ella.


Escrito por Redacción


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