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Alexandr Herzen es un caso interesante en la historia del pensamiento ruso. Nació en Moscú en 1812 y murió en París en 1870. No vivió la revolución de 1917, pero su pensamiento ayuda a explicar que la Revolución de Octubre fue un proceso que empezó a gestarse desde mucho antes de que los bolcheviques recogieran la experiencia revolucionaria suficiente para efectuar la transformación radical de la sociedad rusa.
En algunos de sus textos podemos observar sus opiniones sobre la relación entre el pensamiento y la influencia que éste tiene en la transformación de la realidad, de igual manera observamos el constante deseo de perfeccionar las ideas y los conceptos mediante el estudio del movimiento real de las cosas.
En la Rusia de su tiempo se cultivaba un clima de inconformidad con el estado de cosas que más tarde se evidenció. Herzen buscaba el modo de comprender su realidad, de ver cómo podía transformarse una sociedad que parecía aletargada y sin un movimiento que la despertara. En sus diversos estudios se encontró con los textos de Hegel, que fueron clave para su comprensión filosófica. Fue tal el convencimiento de que se vislumbraba fundamental incorporar las enseñanzas de Hegel para comprender y transformar lo real, que inclusive reconoció que la dialéctica de Hegel era “el álgebra de la revolución”.
Para Herzen, como para Hegel, comprender realmente a la sociedad requería dejar de lado las miradas superficiales. Es necesario un estudio que nos revele el verdadero ser de las cosas; y esto no se logra sino descubriendo la lógica que está detrás de todo lo existente. Solamente mediante el esfuerzo exhaustivo es posible penetrar en el sentido verdadero de aquello que estudiamos. Por esto, Hegel escribió que “conocer la ciencia de su tiempo” es la tarea principal de quien quiera actuar y participar en los problemas de su sociedad; esto implica a las más variadas ramas del conocimiento, mismas que aportan luz en los diversos problemas de la humanidad. Alexandr Herzen, “retomando el guante lanzado” por Hegel, incursiona en el estudio de diversos temas de la ciencia: era hábil tanto en las ciencias naturales como en las ciencias sociales.
Su estudio de la filosofía también delata la profundidad con la que trataba los temas que investigaba. Sabía que es necesario no conformarse con el enfoque de un solo autor, sino intentar hacer un recorrido por la historia del pensamiento filosófico, un estudio que demuestre la necesidad de cada momento en que la filosofía apareció para analizar los problemas humanos mediante la razón. Podemos notar esto, por ejemplo, en Cartas sobre el estudio de la naturaleza, texto que cautivó a Lenin y que permaneció como necesidad de la filosofía para pensar nuestra realidad.
En ese texto encontramos una historia de la filosofía que aproxima al lector a los problemas fundamentales del pensamiento. Es un libro introductorio, pero profundo, que nos plantea las problemáticas de la filosofía desde una perspectiva dinámica y nada “acartonada”. Aunque no es voluminoso, y por lo tanto no abarca gran parte del pensamiento filosófico, sí entrega “unas pinceladas” magistrales sobre puntos importantes en la historia de la filosofía; de tal manera que nos permite comprender cómo ésta no representa un conjunto de opiniones diversas, de teorías que en nada coinciden unas con las otras, sino un movimiento necesario perteneciente al deseo de la humanidad por conocerse a sí misma. Este desarrollo filosófico nos acerca al conocimiento de nuestra sociedad y, por lo tanto, nos ayuda a pensar las posibles vías de su transformación.
Las nociones de bien y mal han cambiado tanto de un pueblo a otro y de una época a otra que frecuentemente llegan incluso a contradecirse.
Se trata de una abstracción analítica en la que debemos separar tres elementos, y en la que la palabra arte y sus derivaciones se embrollan unas contra otras.
Lenin es seguramente el nombre propio sobre el que más se han vertido carretadas de desinformación
Miles de asistentes llenaron la Plaza Juan Pablo II y las calles aledañas.
Las reflexiones filosóficas son la base del conocimiento científico. La ciencia no se entiende completamente sin la filosofía y, por otro lado, la filosofía requiere de la ciencia y de los científicos.
El estudio de Heráclito de Éfeso nos permite observar la huella que un pensador, por muy antiguo que sea, deja en el desarrollo de la filosofía posterior.
Mientras el trabajo matemático tiene reglas, axiomas, y su libertad está en función de estar gobernado por sistemas formales; en el trabajo filosófico...
Los resultados finales de la política cultural de la 4T nos dejan más incertidumbres que aciertos.
Cuando nosotros llegamos al mundo nos encontramos con que ya había en él una serie de cosas que no fueron hechas por nosotros sino por otros.
Lafargue llega al objetivo central de su alegato en El derecho a la pereza: la reducción de los horarios de trabajo que en esa época prevalecían en Europa y el mundo.
Dos amigos de Hegel requieren especial mención: Förster y Gans.
Una vez que se concrete la reforma al Poder Judicial, desaparecerá, de hecho, la autonomía de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
La presencia del Cota moderno en Tomis causa mucho menos extrañeza que la provocada por Ovidio dos mil años antes.
La tierra ha experimentado ya momentos de cambios extremos y los organismos que viven esos eventos han encontrado formas de adaptarse a ellos.
No toda “transformación” social es una revolución; puede tratarse sólo de cambios en la superestructura: políticos, jurídicos, ideológicos, en la forma del Estado, o de reformas, como cambios cuantitativos del desarrollo.
Sheinbaum tiene “supersecretaría” de seguridad bajo mando de Harfuch
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Cuitláhuac García, nuevo director de Cenegas
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Aumentan precios en productos de Shein y Temu
Escrito por Alan Luna
Maestro en Filosofía por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).