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La primera repartición de la riqueza social ocurre en la producción: los trabajadores reciben su salario y los capitalistas se quedan con las ganancias. Aquí es, en la producción, donde se encuentra el origen de la desigualdad, la raíz misma de la existencia de ricos y pobres. La disminución de la desigualdad de ingreso en esta distribución primaria sucede cuando los trabajadores, a través de su lucha organizada, logran aumentos salariales.
Sin embargo, el Estado puede hacer una segunda distribución de la riqueza y tiene dos mecanismos para hacerlo. En primer lugar, a través del cobro de impuestos. Por ejemplo, un gobierno que pretenda disminuir la desigualdad lo hace cobrando más impuestos sustantivos a quienes más tienen y a quienes realizan una apropiación mayoritaria de la riqueza social. Pero esto no basta porque, una vez que el Estado tiene los recursos, el destino de ese gasto también reflejará para qué clase social trabaja. Así, si destina esos recursos que gravó a la construcción de hospitales, escuelas de calidad, pavimentación de calles, alumbrado, etc., efectivamente estará haciendo una redistribución de la riqueza generada hacia los trabajadores.
La crisis económica gestada a partir del Covid-19 tuvo efectos distintos para las distintas clases sociales. Aquellos que tienen más, pudieron quedarse en sus casas sin necesidad de ir a trabajar, sin enfermarse y, si llegaron a enfermarse, tenían los mejores médicos a su disposición. Los trabajadores, la otra cara de la moneda, se quedaron sin trabajo, disminuyó su salario y su familia se vio severamente disminuida por la enfermedad ante la imposibilidad de atenderse. Una crisis económica generalizada no es un asunto que se deba tomar a la ligera, pues los males materiales crónicos exacerban el sufrimiento humano provocado por el modo de producción existente. ¿Qué hicieron los distintos gobiernos del mundo durante la pandemia para paliar esta situación? Los gobiernos mismos alentaron y profundizaron esas desigualdades a través de los dos mecanismos enunciados.
El índice de compromiso con la reducción de la desigualdad (CRI, por sus siglas en inglés) de la OXFAM (http://bit.ly/3Hpyg2D) muestra que esta situación ocurrió de manera generalizada en el mundo y no nada más en México: “A pesar de que se haya producido la mayor emergencia de salud pública mundial en un siglo, la mitad de los países de renta baja y media-baja redujo su porcentaje de gasto en salud durante la pandemia (…), la mitad de los países analizados en el Índice CRI recortó su porcentaje de gasto en protección social (…), el 70% de los países redujo el porcentaje de gasto en educación (…), dos tercios de los países no incrementaron el salario mínimo en línea con el producto interno bruto”. Es así como, por el lado del gasto público, los gobiernos mundiales profundizaron la desigualdad de manera alarmante.
Los ingresos públicos a través de impuestos tampoco sirvieron para paliar la situación de desigualdad (a pesar de su necesidad, pues la recaudación tuvo una baja sustancial debido a la crisis): “El 95 % de los países no ha aumentado la imposición a las empresas y personas más ricas”. Además, once países aplicaron rebajas fiscales para los más ricos, pero, eso sí, el impuesto al consumo, que es el más regresivo, se mantuvo para todos los países. Por lo tanto, el actuar de los gobiernos durante la pandemia permitió que los ricos se hicieran más ricos, y los pobres cada vez más pobres. Además, buena parte de esos ingresos se destinó al pago del servicio de la deuda externa, presionados por los grandes centros financieros y sus organismos multilaterales.
La situación descrita trata de males ya viejos, pero agudizados. Desde la década de los años 80, los gobiernos comenzaron a aplicar medidas de austeridad en el mundo y a eliminar muchos impuestos progresivos, funcionando, en los hechos, para los grandes capitales, nacionales y extranjeros. El correlato fue que también en la esfera de la producción muchos derechos de organización y lucha se perdieron para las clases trabajadoras. La consecuencia es un incremento a niveles no vistos de la desigualdad: desde 2020, el uno por ciento más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada, mientras que el 99 por ciento de los habitantes de este planeta se apropia de apenas un tercio. Pero la acumulación de cambios cuantitativos no seguirá al infinito porque, necesariamente, llevará a cambios cualitativos. El mundo es un polvorín y debemos estar preparados.
Las propuestas educativas del gobierno morenista son oscuras, imprecisas, buscan el adoctrinamiento político y la sumisión de los jóvenes; se busca alejarlos de la posibilidad de que en México haya un verdadero progreso.
"Alerta, alerta, alerta que camina por toda América Latina la lucha feminista", " Mujer, escucha, esta es tu lucha", "No a los feminicidios", “¡Justicia!” son algunas de las consignas que se escucharon este día en la CDMX y demás estados.
Los resultados electorales recientes revelan las debilidades del partido oficial, que debe resarcirse con acciones proselitistas adelantadas para desviar la atención de la crisis en todos los ámbitos.
El engaño y la manipulación de que son objeto los mexicanos, es alarmante. Este gobierno se ha caracterizado por ser antipopular; la desigualdad crece y cada cuatro segundos muere una persona por violencia e inseguridad.
En la Conade hay una profunda corrupción. Es un hecho que el combate de este delito quedó en un discurso de campaña para ganar votos; y la eliminación de los fideicomisos sólo afectó a los que según AMLO iban a beneficiar.
De las condiciones de vida y de trabajo de los obreros mexicanos habla buzos esta semana; de las jornadas extenuantes en las fábricas, la imperiosa necesidad de trabajar dos y a veces tres turnos para poder subsistir.
Segalmex no necesitó los 38 años de Conasupo (1961-1999) para evidenciarse como “compañía fallida”; ya que el pasado 11 de agosto, la ASF denunció ante la FGR una malversación de por lo menos 12 mil millones de pesos.
Aunque es impresionante el número y coraje de los manifestantes, entendamos que, por sus demandas y objetivos, el reclamo social se limita a lo económico, No cala en la raíz profunda del problema.
Los programas que la 4T ha creado para disminuir el desempleo, son una mofa, porque sus beneficiarios no necesariamente son desempleados y porque se prestan al uso de varias prácticas de corrupción.
Nos comentan que ayer el gobernador de Estado de México, Alfredo del Mazo, se le vio por Palacio Nacional, lo que no se sabe a detalle es qué es lo que andaría haciendo o qué es lo que habría ido a consultar
¿El Gobierno está cumpliendo realmente con revisar salarios y contratos colectivos de trabajo como establece el TMEC? ¡No! Ni la Junta de Conciliación y Arbitraje sale en su defensa ni lo hacen los líderes charros.
El simple hecho de que Occidente no califique las rebeliones en África como una nueva “Primavera Africana”... es un claro indicio de que las rebeliones que presenciamos son auténticas e históricas.
El paro puso en riesgo el semestre de 537 mil 616 estudiantes, cifra equivalente a casi la mitad del total de los alumnos de las 34 universidades del país.
La legalidad de la multimillonaria fortuna de Juan Carlos de Borbón está bajo la lupa de la Fiscalía de Suiza, que lo investiga por lavado de dinero.
A las campañas políticas les llegará su final muy rápido y Morena, en varios estados y municipios, se desmorona y los votos del seis de junio podrían no favorecerles.
Escrito por Gladis Eunice Mejía
Maestra en Economía por la UNAM.