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2021: cien años de historia del PCCh
Su historia, -del Partido Comunista Chino-, desde Mao hasta Xi, encierra grandes lecciones para los partidos revolucionarios del mundo.
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El Partido Comunista de China (PCCh) es el partido más grande del mundo, y quizá también el más poderoso: con sus 91 millones de miembros, el PCCh comanda los destinos de una potencia habitada por mil cuatrocientos millones de seres humanos. Para alcanzar las dimensiones y la fortaleza que tiene hoy, el partido ha debido recorrer un sinuoso camino durante 100 años.

Como pasó en otros países del mundo, el PCCh se fundó como consecuencia de las repercusiones globales que tuvo la Revolución Rusa de 1917. Las primeras inquietudes sobre el comunismo surgieron en la Universidad de Pekín y estuvieron muy relacionadas con el Movimiento del 4 de Mayo, una serie de movilizaciones estudiantiles realizadas, en 1919, en la capital china contra los efectos perniciosos que se derivaron del Tratado de Versalles, como la cesión del territorio de Manchuria a Japón, entre otros. Aprovechando la energía revolucionaria del Movimiento del 4 de Mayo y apoyados por la Internacional Comunista dirigida por Vladimir Ilich Ivanov Lenin, finalmente, los comunistas fundaron su partido en 1921. Era tan incipiente el movimiento que solo 12 delegados asistieron al primer congreso, uno de los cuales era Mao Tse Tung.

Siguiendo los consejos emitidos por Moscú, el partido buscó aumentar su fuerza entre las masas y se alió con el Partido Nacionalista (Kuomintang-KMT), que entonces dirigía Sun Yat-Sen, el fundador del sistema republicano en China. Al lado del Kuomintang, el PCCh luchó contra los Señores de la Guerra, que se habían repartido el territorio chino tras la caída del último emperador (1912), para unificar al país en torno al gobierno central y poner fin a las disputas militares internas. En 1927, el KMT, entonces dirigido por Chiang Kai-shek, traicionó al PCCh, rompió la alianza militar y comenzó la persecución contra los comunistas. El partido se refugió en las áreas rurales relativamente inaccesibles de la provincia de Jiangxi y, en 1931, fundó ahí el Soviet de Jiangxi, un pequeño Estado comunista autónomo. El acoso y la persecución de Chiang Kai-shek obligaron al PCCh a emprender la retirada hacia el norte del país y comenzó la Larga Marcha, una caminata que duró dos años, y mediante la cual el Soviet de Jiangxi escapó del KMT y pudo reubicarse en Yan’an, que se convirtió en la base comunista hasta el fin de la guerra. Sin embargo, a pesar del conflicto que mantenían, el PCCh y el KMT nuevamente formaron una alianza militar para luchar contra la invasión japonesa. Después de la liberación, ocurrida en 1945, con la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, el conflicto interno se reanudó y finalmente, en 1949, el PCCh logró triunfar sobre el KMT. Ese año, Mao declaró en Beijing la fundación de la República Popular China (RPCh).

Con Mao a la cabeza, el partido pasó de ser un pequeño grupo de veinte miembros a gobernar el país más poblado del planeta. El espíritu marxista-leninista que siempre promovió Mao en el PCCh llevó a éste a emprender ambiciosos proyectos orientados a establecer una sociedad socialista. El Gran Salto Adelante buscó revolucionar las fuerzas productivas para sacar a China del estado semifeudal donde se encontraba, y la Revolución Cultural se propuso exterminar las reminiscencias de la cultura burguesa y pequeñoburguesa para consolidar la transformación revolucionaria china.

La llegada de Deng Xiaoping al poder, en 1978, significó una ruptura con la línea maoísta. Deng impulsó, en el interior del PCCh, un cambio de concepciones: la lucha de clases pasaba a segundo plano y el desarrollo de las fuerzas productivas y la generación de riqueza se convirtieron en el objetivo primordial del corto plazo. Esto se reflejó en reformas económicas como la reaparición de la propiedad privada de los medios de producción (eliminada con Mao), la retracción del Estado en la economía y el abandono del pleno empleo. Jiang Zemin (1993) mantuvo la línea desarrollada por Deng y la reforzó, mediante la Teoría de las Tres Representaciones, la cual postuló que el PCCh ya no debía ser solo el partido de la clase proletaria, sino también el de las fuerzas avanzadas de la producción (empresarios) y el de las fuerzas avanzadas de la cultura (intelectuales, artistas y científicos). Esto significó el ingreso de algunos de los hombres más ricos de China a las filas del partido. Por su parte, en la misma línea que habían desarrollado Deng Xiaoping y Jiang Zemin, Hu Jintao (2003) desarrolló la Concepción Científica del Desarrollo.

Desde 2012, Xi Jinping es el Secretario General del PCCh. Xi ha impulsado el estudio y la práctica del marxismo tanto en el interior del partido como en la sociedad china; ha planteado la necesidad de poner más restricciones a la propiedad privada de los medios de producción; ha pugnado por un desarrollo económico más sustentable y ha combatido la corrupción generada en el partido desde las reformas iniciadas con Deng. Este 2021, el PCCh llega a su centenario de vida con grandes éxitos como conductor del gigante asiático. Su historia, desde Mao hasta Xi, encierra grandes lecciones para los partidos revolucionarios del mundo.


Escrito por Carlos Ehécatl

Maestro en Estudios de Asia y África, especialidad en China, por El Colegio de México.


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