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Mentiras y distractores
Pero, además, de mentir e intentar manipular, el gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) intenta distraer a la gente con dichos o hechos.
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El interés principal del imperialismo estadounidense radica en garantizar que sus capitales tengan mercados donde invertir y vender para obtener la sacrosanta y máxima ganancia sobre la base del trabajo asalariado, que más valor aporta a las mercancías.

Para lograr este propósito, debe tener el control del mundo y, para ejercerlo, además del dominio que tiene sobre el mercado, se apoya en el uso de las “botas militares”. Por ello, no fue casual que, recientemente, el imperialismo se haya quitado la máscara y colocado en la presidencia de Estados Unidos (EE. UU.) a un magnate millonario como Donald Trump, cuyo discurso destaca por su belicismo y racismo, de cuyas expresiones los mexicanos somos las víctimas más recurrentes, como lo evidencian la construcción del muro fronterizo –el cual dice que debemos pagar– y nuestra caracterización como bad guys (chicos malos).

En su afán dominador, desde la Primera Guerra Mundial, pero sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial y, de forma más aguda durante la llamada Guerra Fría, los estadounidenses lanzaron una campaña de desprestigio contra del socialismo ruso para hacerlo ver como lo peor, acusándolo de dictatorial, etc., incluso para distorsionar la historia y reivindicarse como los que “derrotaron” a los nazis, cuando, en realidad, los socialistas rusos los vencieron a costa de 27 millones de muertes. (Por cierto, que para comprender mejor la historia de ese periodo crucial del Siglo XX, les recomiendo que lean los dos artículos escritos por el ingeniero Aquiles Córdova Morán titulados ¿Por qué se miente tan pueril y desembozadamente sobre la Segunda Guerra Mundial?).

Sin embargo, hoy es posible afirmar –no obstante el dominio económico que aún tiene occidente en el mundo y las baladronadas belicistas de Trump– que la pandemia del Covid-19 ha gopeado duramente a los países de orientación capitalista, en la que el interés privado está por encima del interés común de las mayorías sociales. La cantidad de muertos que el Covid-19 ha provocado en EE. UU. y en México es muy superior proporcionalmente a la de China. En el país vecino del norte, habitado por 328.2 millones de personas, el número de muertos ascendía, hasta el martes 19 de mayo, a 92 mil 333; en México, con 126.2 millones de habitantes, era de cinco mil 666; China, con una población de mil 393 millones de seres, solo registraba cuatro mil 634 muertes.

Esta comparación nos muestra que ahí donde cada quien debe “rascarse con sus propias uñas”, como es el caso de EE. UU. y México, mueren más ciudadanos, a diferencia de un país como China, cuyo gobierno sigue la ideología marxista-leninista, el número de víctimas mortales ha sido notoriamente inferior. Es por ello que, ahora, los medios de comunicación en Occidente intentan negar los avances de China y desacreditar a su gobierno mediante acusaciones falsas, como la de que encabeza un régimen dictatorial que reprime y coarta los derechos humanos, etc. Todo esto se difunde para ocultar la verdad, y no decir o reconocer que es un país del pueblo para el pueblo y donde el interés colectivo está por encima de los intereses individuales. Pero no hay mentira que no se venga abajo con el tiempo.

Como escribimos en el artículo pasado, el actual gobierno estadounidense ha estado presionando al mexicano en distintos frentes. Primero lo obligó a usar a la Guardia Nacional como muro de contención de los migrantes en Centroamérica y ahora, debido a la urgencia por reactivar su economía, presiona a su homólogo mexicano para que reabra las labores en ciertos sectores industriales, sin que le importen los riesgos de contagio y muerte que enfrentan los trabajadores mexicanos. Esta presión obliga a mentir al gobierno de AMLO con la falsa versión de que está dominando al virus, de que vamos muy bien, que la curva ya se aplanó, etc. Sin embargo, la realidad, más necia que cualquier cabeza, demuestra que las cosas no son como afirman y ha obligado a los voceros del gobierno a cambiar su discurso.

El Presidente declaró: “Se están tomando medidas precisas por recomendaciones de los médicos, ojalá y esto sea factible. Se hacen proyecciones, no hay en esto ciencia exacta; pero de acuerdo a nuestros técnicos, especialistas, científicos, el 19 de abril vamos a poder salir de la gravedad”. Una vez que terminó de decir esto, se volteó a ver a Hugo López-Gatell quien, a sabiendas de que su jefe estaba mintiendo, mencionó quedo: “más o menos”. Cuando el Presidente se sintió contradicho, su reacción fue: “¡Qué dijistes!” (sic). Al poco tiempo, el mismo mandatario indicó: “En conclusión, lo del 19 de abril es para entrar más leve a la tercera etapa. Pero ya es un signo positivo, alentador”. Una mentira tras otra. Como se ve, las contradicciones aparentes no son más que un plan de manipulación para hacer creer a la población lo que no es, que todo va bien y que los problemas no son mayores.

Pero, además, de mentir e intentar manipular, el gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) intenta distraer a la gente con dichos o hechos; es el caso de la reciente “iniciativa” que difundió el actual presidente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Alfonso Ramírez Cuéllar, quien acaba de proponer la violación del derecho a la privacidad domiciliaria de los mexicanos otorgando una nueva atribución legal al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi): meterse a las casas sin orden judicial para revisar el patrimonio del encuestado, ¡como si el propietario hubiera cometido un delito en flagrancia!

Alfonso Ramírez Cuéllar es el mismo que en una ocasión entró a caballo al pleno de la Cámara de Diputados y que a principios de este sexenio, siendo presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, dejó fuera del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) a millones de mexicanos humildes que solicitaron, con tiempo, ser incluidos en el gasto público.

De inmediato cayó una cascada de críticas sobre Ramírez Cuéllar, todas correctas desde mi punto de vista, hasta que el dirigente del Senado, Ricardo Monreal y el propio Presidente de la República; frenaron la presunta iniciativa. Este silenciamiento, sin embargo, demostró que el verdadero propósito de la propuesta legislativa no era llevarla al Congreso, sino distraer a la opinión pública de las malas acciones que el gobierno de la 4T ha ejecutado con relación a la pandemia del Covid-19 y que tienen como destino llevar al pueblo de México a una “nueva mortalidad”, según advirtió el propio Secretario de Salud, a quien seguramente lo traicionó su subconsciente.

No es la primera vez que el gobierno de Morena opera este tipo de escándalos. Sin embargo, en el contenido y en la regularidad con que los provoca, es posible advertir que su objetivo inmediato consiste en medir la reacción de la gente para abrir un posible camino hacia la dictadura en México. Éste fue el caso de la intentona del Presidente para disponer del Presupuesto de Egresos sin consultar al Congreso; del decreto que deja en manos de la Guardia Nacional las tareas de seguridad pública y, finalmente, la cereza en el helado, la “iniciativa” intrusiva de Ramírez Cuéllar.

El pueblo de México, incluido el que votó por Morena, debe tomar conciencia de que no puede dársele tanto poder a quienes no actúan pensando en el interés del pueblo y que, además, no están capacitados para gobernar. Es decir, el pueblo debe aprender a descubrir que el verdadero interés de las maniobras mentirosas y distractoras de Morena consiste en allanar el camino hacia una dictadura en México. 


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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