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La entereza de Irán irrita a Occidente y a su aliado sionista
Luego de que Israel termine su “limpieza” étnica en Palestina, el sionismo y el imperialismo estadounidense intentarán lanzarse contra la República Islámica de Irán.
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Luego de que Israel termine su limpieza étnica en Palestina, el sionismo y el imperialismo estadounidense intentarán lanzarse contra la República Islámica de Irán, cuyo desempeño resulta fundamental para la supuesta seguridad de Medio Oriente.

 

Con un inmenso territorio, su fuerte identidad nacional y el orgullo de sus 84.8 millones de habitantes por pertenecer a una gran civilización, Irán es un actor geopolítico y estratégico de nivel regional y mundial porque su territorio se ubica en el estratégico límite de los mundos árabe, turco, ruso e indio, donde concurren los mares Caspio, Pérsico y Omán.

Así como México es un linde de confluencia entre América del Norte, Centroamérica, el Caribe y Sudamérica, Irán se sitúa en un punto importante para el tránsito entre el Golfo Pérsico, Asia Central, el Cáucaso y el subcontinente indio. Pese a sus colosales atributos, en el pasado reciente no ha invadido a ningún país vecino; y desde el Siglo XX ha visto crecer sobre sí la amenaza expansionista de poderes locales y externos a la región.

Después del triunfo de la Revolución Islámica, en 1979, el Estado persa ha enfrentado la ofensiva de Estados Unidos (EE. UU.) que se ha expresado en incursiones armadas, sanciones económicas, injerencia de organizaciones extranjeras y campañas de desinformación y mentiras para aislarlo y acallarlo.

 

 

Sin embargo, el gobierno iraní despliega esfuerzos para enfrentar y superar los efectos de estos ataques, especialmente los que afectan su economía. Por un lado, se asignó un fondo para explotar metal de hierro en Yazd y beneficiar a industrias relacionadas; además, el Programa Nacional Abadirán opera con empresas de tecnología e innovación para atender zonas precarias, mientras acuerdan con Indonesia garantizar el suministro de equipo médico.

La prensa occidental ha decidido silenciar las proezas del pueblo iraní por mejorar su situación. Por ello, gran parte del mundo ignora su desarrollo en tecnologías de transformación industrial y conocimiento empresarial que financia el Banco Central con al menos 500 millones de dólares (mdd), según ha anunciado su presidente, Mohammad Reza Farazin.

Estas actividades de gran impacto social están lejos de los análisis de los think tanks (tanques de pensamiento) europeos y estadounidenses, porque olvidan que no es necesario simpatizar con el gobierno iraní para informarse y constatar los innegables avances de una nación hostigada por Washington y Bruselas.

 

Asertividad diplomática

En el frente diplomático, Irán se muestra como actor confiable y digno de consideración, revela el analista Tridivesh Singh Maini. Por años ha liderado la guerra antiterrorista regional, como lo demostró la eficiente operación para asesinar al general Qasem Suleimani (2020).

Irán es un custodio exitoso de la seguridad en el estratégico Golfo Pérsico –cuyo control anhelan EE. UU., Israel y sus aliados europeos– por garantizar el tránsito de buques a través de la región hacia el extranjero. La Marina iraní vigila y asegura ahí el libre paso de barcos para prevenir ataques de piratas en aguas internacionales.

Esta efectividad iraní incomodó los planes expansionistas de Washington y Tel Aviv, que en 2022 crearon el Foro del Néguev, plataforma regional con objetivos estratégicos del sionismo, en el que participaron Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos.

Esta estrategia se oponía a la diplomacia de distensión iraní; pero el pasado 10 de marzo, Irán y Arabia Saudita sorprendieron al mundo al reanudar relaciones. China auspició intensas negociaciones para que estos dos colosos musulmanes (uno chiita y otro sunita) y gigantes productores de hidrocarburos de la región superaran siete años de distanciamiento.

Dos meses después, el 31 de mayo, el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, declaró al diario francés Le Fígaro, que esta aproximación no era sólo un acuerdo táctico, sino una prioridad de la política exterior del gobierno. La efectiva mediación china fue producto de un entendimiento que, desde 1998, iba en ascenso y trascendía los intercambios comerciales y de inversión.

Esta hábil diplomacia iraní también se manifestó el pasado 23 de septiembre cuando, ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, declaró que la hegemonía de Occidente ya no se ajusta a la realidad mundial; y que la idea de unipolaridad ha fracasado porque ahora se abre paso un nuevo orden global irreversible.

Esta afirmación se confirmó el 14 de octubre cuando, después de la feroz acometida del ilegal régimen israelí contra los palestinos de Gaza, el reino de Arabia Saudita decidió congelar su negociación con Israel para normalizar relaciones, como lo proponía Washington.

Según la agencia británica Reuters, EE. UU. presionó a los sauditas para que condenaran la operación de Hamás, pero no aceptó, según el ministro del Exterior saudita, príncipe Faisal bin Farhan. Esta decisión anuló la intención de Washington y Tel Aviv de agregar a Arabia Saudita a su lista de países árabes que, desde 2020, han firmado los Acuerdos de Abraham, suscrito por Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos.

Por tanto, Riad reconsideró sus prioridades en política exterior y se acercó a Teherán. En unas horas se vio al príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, llamar al presidente iraní Raisi para dialogar y convenir en acciones.

 

El chasco de Washington

Estos sucesos agravan la ya precaria situación exterior del presidente estadounidense Joseph Biden, quien ahora anda en busca de su reelección. El abierto apoyo saudita a Irán y Siria lo ha avergonzado, así como la creciente relación Teherán-Beijing, advierte el diario Pars Today.

Para EE. UU., que hace más de un siglo se considera con poder dominante en Medio Oriente, la activa participación de China en la región –su gran adversario comercial y político– significa un desafío insoportable.

Para frenar la influencia de este adversario, Biden pretendió aproximarse a Irán. Su objetivo consiste en evitar que Beijing ocupe el espacio que Washington deja en la región, porque ahora esos países últimamente lo ven como un socio poco confiable.

 

Guerra a la mentira mediática

 

 

En su célebre obra Fahrenheit 451, Ray Bradbury pone esta cita en voz de un personaje: Llénalos de noticias incombustibles. Sentirán que la información los ahoga, pero se creerán inteligentes. Les parecerá que están pensando, tendrán una sensación de movimiento sin moverse. Y serán felices.

Occidente desprestigia a Irán falsificando la realidad mediante el uso de textos e imágenes mentirosos o distorsionados para influir en la percepción, el conocimiento y las emociones ante poblaciones enteras del mundo.

A través de la mentira y la desinformación divide, polariza y erosiona principios y consensos, afirman Astrid Wagner y Peter Plassek.

Para luchar contra la calumnia, cientos de mujeres especialistas en periodismo y comunicación de más de 40 países se reunieron en el Festival Internacional de Medios Khorsheed (El Sol) en la ciudad iraní de Mashhadm, entre el 1° y el dos de octubre.

En esa importante cita –de la que medios occidentales no dieron cuenta– se concluyó que las mujeres de la prensa narran, esclarecen e inician los cambios. Su voz y presencia sensibiliza a la sociedad sobre asuntos de gran impacto y de la realidad internacional de las mujeres.

Ahí, mujeres de todo el mundo denunciaron la campaña occidental por imponer su agresiva narrativa contra naciones que rechazan su hegemonía. El imperio ha tratado de imponer su guerra mediática para sostener su mundo unipolar, que los comunicadores del mundo deben confrontar cotidianamente, explicó la venezolana Fernanda Barreto.

En ese encuentro se rindió homenaje a la periodista palestina de la cadena catarí Al Jazeera, Shireen Abu Akleh, quien fue asesinada en 2022 por militares israelíes cuando cubría una redada en Tel Aviv.

 

La prensa consideró el gesto de Biden como un “primer paso” para reducir las tensiones y explorar la posibilidad de revivir el acuerdo nuclear frente a Irán. Sin embargo, un año después, esta aproximación no se concretó con el pretexto de la Operación Especial Militar de Rusia en Ucrania, escribieron los politólogos del portal TGP.

En realidad, Biden ha continuado la misma política de sus antecesores contra Irán en los últimos 70 años. En 1953, el expresidente David Dwight Eisenhower autorizó la Operación Ayax, orquestada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para derrocar al primer ministro iraní Mohammad Mossadeq e imponer como sha (rey) a Mohammed Reza Pahlevi.

Desde James Carter, que vio caer a Reza Pahlevii en 1979 –pasando por George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump– los operadores del imperialismo estadounidense han tenido dificultades para lidiar con la República Islámica de Irán. 

Todos estos expresidentes debieron buscar medidas de presión política externa en su “caja de herramientas”: provocaciones militares y sanciones económicas para imponer los intereses de los corporativos trasnacionales gringos en Irán. 

Usualmente, EE. UU. combina estas acciones, pero no soluciona su problema. Por ello, Biden siguió la política de contención de William Clinton; aunque no contó con las asertivas políticas de Irán, ni con el hecho de que, hoy, el mundo camina hacia la multipolaridad; informa el analista del Centro Árabe de Washington, Charles W. Dunne.

De ahí que Biden se centrara en la contención de las “malignas actividades” iraníes en la región con el intento de sumar a los Acuerdos de Abraham a otros países árabes para respaldar al régimen sionista y sus atropellos. Por ello, después de la Operación Al Aqsa, de Hamás, Washington planteó la idea de que Irán está implicado. Esta versión, reproducida por sus aliados europeos, fue desmentida por el propio presidente iraní.

En una conversación telefónica con el presidente francés Emmanuel Macron, Raisi subrayó la responsabilidad de Occidente y de las organizaciones internacionales ante los crímenes del régimen sionista. El presidente iraní criticó al gobierno francés por evitar que simpatizantes de los palestinos realizaran una marcha en Francia; y le sugirió que no debería permitir que Francia sea recordada en la historia como un seguidor del régimen sionista que asesina a niños.

“Israel comete crímenes de guerra al cortar los servicios y acceso a medicamentos para la gente de Gaza, así como los extensivos bombardeos sobre objetivos no militares, incluido el uso de bombas de fósforo”. Raisi destacó que las acciones del régimen sionista recuerdan la actitud de los nazis.

El presidente iraní pidió el cese inmediato de los bombardeos sobre zonas habitadas de Gaza, el fin del bloqueo y restablecer el suministro de agua, electricidad, combustible y artículos de primera necesidad y respetar los derechos del pueblo palestino, como medidas indispensables para evitar que la crisis se extienda en la región.

Al mismo tiempo se desmintió la supuesta implicación de Teherán en la operación de Hamás. Un reporte de la comunidad de inteligencia en EE. UU. sugirió que esa acción había sorprendido a altos funcionarios de Irán, según fuentes de la cadena CNN.

 

Nuevas relaciones

El cambiante clima en la geopolítica, que se tradujo en el deterioro de los vínculos entre Occidente y Teherán, condujo al fortalecimiento de relaciones con China y Rusia. Únicamente el acuerdo estratégico con Beijing, firmado a 25 años, contempla inversiones por 400 mil millones de dólares (mdd) en Irán. Y el acuerdo bilateral para que China adquiera crudo iraní a precios muy favorables se estima en 15.8 mil mdd.

La exitosa relación con Moscú sumará a Teherán hacia la desdolarización de regiones económicas entre ambos países; y a que sus intercambios comerciales se concreten con rublos y “riales”, sus respectivas monedas nacionales.

 

La igualdad que Occidente niega

 

 

De los 84.8 millones de habitantes de Irán, 42.7 millones son mujeres y la mayoría ha superado el analfabetismo. El 56 por ciento de estudiantes iraníes es del sexo femenino; en 2020, más del 34 por ciento de ellas cursaba la universidad, en contraste con el 14 por ciento de 1973; y en 2021 sumaron tres mil 567 (o tres millones 567 mil).

Hoy, cinco embajadoras representan a Irán en el exterior; hay ocho alcaldesas y 62 mujeres han sido gobernadoras. El 100 de las iraníes que habitan en zonas urbanas tiene cobertura sanitaria y en las áreas rurales, 99 por ciento. Hay 2.8 ginecólogos por cada 100 mil mujeres; y más de 98 por ciento tienen acceso a cirugías ginecológicas.

Las iraníes trabajan en los sectores públicos y privados como legisladoras, funcionarias, gerentes, expertas técnicas, administrativas y en servicios; asesoras agrícolas, de pesquería y artesanías, así como operadoras de plantas industriales y ensambladoras.

El seguro social cubre a 558 mil 433 mujeres nómadas y rurales; hay dos mil 941 cooperativas femeniles rurales; tres mil 680 han recibido microcréditos, 18 mil de capacitación en desarrollo rural y comunidades nómadas. Su participación en el deporte se incrementa: en las olimpiadas de 2020 ganaron tres medallas y hay árbitras en varias disciplinas.

El Instituto iraní para la Protección de los Derechos de las Mujeres (PWR) promueve y protege sus derechos humanos, civiles políticos, económicos, sociales y culturales, incluido el derecho al desarrollo.

 

En 2001 firmaron un acuerdo a 10 años que se extendió a cinco más y ahora negocian otro de 20 años con un intercambio estimado en 4.6 mil mdd (60 por ciento en rublos y riales). En enero, los bancos de los países se vincularon para eludir las sanciones financieras occidentales.

En julio de 2022, Teherán recibió al presidente ruso Vladimir Putin, en su primer viaje al exterior desde que inició su operación en Ucrania, que fue respaldada expresamente por el líder supremo iraní, Alí Khamenei, según el Centro Árabe DC.

Otro gran aciertos de la diplomacia iraní es su negociación con India para ampliar vínculos económicos y el fortalecimiento comunicativo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) cuyo director, Mariano Grossi, anunció que Irán refrendó permitir inspecciones en sus plantas de combustible nuclear. “No son declaraciones, sino garantías muy concretas”, subrayó Grossi.

Con respecto a la tensión generada por la venta de drones bélicos de Occidente a Ucrania, el ministro del Exterior, Hossein Amir-Abdollahian, advirtió, desde Beirut, que “la ilegal entidad sionista ha traído una enorme y destructiva guerra a Gaza que puede extenderse a otros frentes”. Poco antes, Amir-Abdollahian había abordado la situación de Gaza con el primer ministro de Irak, Mohammed Shia’ Al-Sudani.

 

Premio bajo sospecha

A pesar de la activa diplomacia iraní, Occidente opera una permanente campaña de descrédito para sabotearla. Por ello, EE. UU. se retiró del Plan de Acción Integral Conjunto (Acuerdo nuclear de 2015), fortaleció las sanciones y ahora presionó a Noruega para que otorgara el Premio Nobel de la Paz 2023 a la iraní Narges Mohammadi.

Días antes se había dicho que el Nobel de la Paz 2023 daría “un rayo de esperanza en plena era de conflictos y crisis climática”; pero el efecto resultó contrario, porque la designación atizó las diferencias político-ideológicas de Occidente contra el gobierno de la Revolución Islámica.

Según se anunció, Mohammadi –de 51 años– recibirá el galardón por “su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y sus esfuerzos por promover los derechos humanos y la libertad para todos”. Cumple condena en la prisión de Evin, Teherán, por difundir propaganda antiiraní. Hace 20 años, Oslo concedió a otra iraní, Shirin Ebadi, ese galardón emblemático.

 

 

Para encender más los ánimos antiiraníes, la prensa occidental lucró con la trágica muerte de la joven Mahsa Amini en 2022, y en el contexto de protestas que, según la cadena de televisión londinense BBC, piden más libertades y “hasta el derrocamiento del Estado”.

Lejos de este enfoque maniqueo, surgen varias preguntas: ¿cuál es la razón por la que el comité noruego politizó el Premio Nobel de la Paz? ¿Cómo ha influido el pensamiento de Narges Mohammadi en la liberación de las mujeres latinoamericanas? ¿Cuántas mujeres en el mundo conocen las ideas de Mohammadi?

¿Quiénes en Guatemala, Paraguay, Argentina, México o Bolivia saben de la existencia de Mohammadi? ¿De qué forma sus acciones han ayudado a la libertad e igualdad de las mujeres afganas? ¿Que ideales suyos inspiran hoy a las mujeres africanas, latinoamericanas y de todo el planeta? ¿Cuáles son los ideales de libertad que defiende y transmite Narges Mohammadi?

¿Por qué el comité no consideró a la iraní autora de la vacuna anti-Covid19 para el Premio Nobel de Medicina? También es necesario recordar que los jueces del Premio Nobel olvidaron también al científico iraní Mohsen Fajrizadeh, quien avanzó en el desarrollo de la vacuna Cov-Irán, asesinado por Israel en 2020.

Sin respuestas convincentes, todo apunta a que la designación de Mohammadi fue un juego más de presión contra Irán y que, en este caso, su otorgamiento fue banalizado, porque el Comité del Premio Nobel de la Paz cedió al acoso de los gobiernos de Occidente contra la Revolución Islámica.


Escrito por Nydia Egremy

Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.


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