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¡Jubiloso en el G-20, deprimente en la realidad!
Estamos, pues, frente a un gobierno de demagogos y corruptos que, desde hace mucho tiempo, no habíamos tenido en México.
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En el otoño de su vida, el patriarca ya padecía demencia senil y con más apego al poder, que nunca aceptaba ninguna contradicción. Había pensado que él era el salvador de la nación, el mesías prometido, el padre de los más desprotegidos y que sus subordinados no hacían otra cosa que alimentar su ego y su locura. Aunque cometía todo tipo de atrocidades se creía muy querido por su pueblo. Así lo describió Gabriel García Márquez en su famosa novela El otoño del patriarca, para la que tomó como referencia a los viejos dictadores latinoamericanos. Cualquier semejanza con la realidad actual de este país es mera coincidencia, porque cualquier ciudadano mexicano más o menos informado sabe que las decisiones políticas y las fobias del actual Presidente de la República han deteriorado la vida social, económica y política de México. Los analistas, por ejemplo, han documentado que, en 500 mañaneras, el Presidente ha dicho 37 mil mentiras y que éstas las ha ofrecido para presentar una realidad que no corresponde a la de México, como acaba de suceder en la reciente cumbre de países del G-20. En esta reunión, el Presidente, sin empacho alguno puso como ejemplo su gobierno; afirmó que sus resultados económicos y sanitarios son insuperables; advirtió que él no sigue el modelo neoliberal; que los pobres son su prioridad y solo le faltó insistir en su ocurrencia de comparar a Benito Juárez con Mussolini.

Pero Bloomberg, organismo especializado en economía y finanzas aseveró pocos días después, que entre los 53 países que evalúa, México figura en el último lugar respecto a su capacidad de respuesta a la pandemia del Covid-19, lista en la que hay varios países latinoamericanos. ¿Por qué? Porque el control de la pandemia ha sido criminal; porque no ha gastado lo suficiente para combatirla; ha dejado morir sola a mucha gente; oculta los datos reales del desastre; llevamos más de 105 mil muertes y porque, como le ocurrió a Egipto hace miles de años, a los mexicanos nos están “cayendo” muchas plagas entre las que destaca el Covid-19, Morena como el “ángel de la muerte”. Por el lado de la economía, la pinza igual se cierra, pues a la caída del 10 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) en lo que va del año –de la que no podremos recuperarnos en este sexenio— se suman más los 11.4 de millones de mexicanos que se agregaron a la pobreza laboral; los 70 millones de personas que según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) no pueden comprar la canasta básica alimentaria, porque los productos de la misma subieron 50 por ciento en lo que va de 2020, y porque son decenas de miles de pequeñas y medianas empresas que hoy se encuentran en quiebra debido a que el gobierno no quiso apoyarlas para que mantuvieran los empleos. Los pobres de México son los más afectados por la pandemia, por la economía y por el gobierno, pero el Presidente vocifera contra Bloomberg y declara que esta institución miente, que es un organismo “fifi”, le pide que rectifique y aun, cínica o siniestramente, reconoce que la mayoría de gente “ni siquiera se entera” de lo que realmente pasa.

Es decir, al Presidente le tiene sin cuidado lo que digan analistas nacionales o internacionales, porque sabe que la mayoría de la población no tiene acceso a esas noticias y que, en sus conferencias de prensa mañaneras, manipula deliberadamente a las masas populares a través de la televisión y otros medios de comunicación, para convencerlas de que encabeza un gobierno mediocre, de pensamiento pequeño, al que en lugar de brindar soluciones prácticas de empleo y alimentación, puede salvarle su “alma” con guía éticas, porque supone que, al fin y al cabo, los pobres se merecen el “reino de los cielos”. Estamos, pues, frente a un gobierno de demagogos y corruptos que, desde hace mucho tiempo, no habíamos tenido en México.


Escrito por Capitán Nemo

COLUMNISTA


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