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IMSS-Bienestar: más tragedia y fracasos de AMLO
¡No hay duda de que AMLO ha tocado fondo y ha decidido jugar con la salud de los mexicanos! Ahora quiere alcanzar un sistema de salud como el de Dinamarca, con curanderos, sin disponer de al menos un cuadro básico de vacunas y medicamentos.
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El 14 de marzo me llamó la atención que el Secretario de Salud (SS), Jorge Alcocer, diera demasiada importancia a su anuncio de que el sistema sanitario público promoverá la medicina tradicional mexicana e incorporará a 753 médicos tradicionales especializados en curar con hierbas (yerberos), con masajes (sobadores), en acomodar huesos (hueseros) y asistir partos (parteras). Es decir, después de asesinar al Seguro Popular, ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pretende crear un “IMSS-Tradicional para el Bienestar” y que, en materia de salud, su “Cuarta Transformación” (4T) deje también una herencia de más muertos en el país, así como lo ha mostrado su política de seguridad “abrazos, no balazos” y su estrategia económica “anti-neoliberal” que está generando más hambruna, pobreza y desempleo.

¡No hay duda de que AMLO ha tocado fondo y ha decidido jugar con la salud de los mexicanos! A menos de dos años de que concluya el sexenio, México vive una tragedia en casi todos los ámbitos: inseguridad pública y violencia criminal en gran parte del país; aumento indiscriminado de la brecha riqueza-pobreza; en la educación pública básica; en la convivencia político-democrática debido a su acoso contra el Instituto Nacional Electoral (INE) y la libertad de prensa; y ahora, para rematar, quiere alcanzar un sistema de salud semejante o parecido al de Dinamarca mediante la habilitación de curanderos en el Sector Salud y sin disponer de al menos un cuadro básico de vacunas y medicamentos.

Conforme avanzaron los años, la situación del Sector Salud se complicó debido a la disminución del presupuesto, mientras el gobierno de la 4T desaparecía el Fondo de Enfermedades Catastróficas, que era de gran utilidad para atender la salud de los pacientes con enfermedades como cáncer y diabetes. De este fideicomiso provenía el gasto para cubrir los tratamientos y medicamentos destinados a los niños con cáncer; por ello, su desaparición resultó fatal para muchos de sus pacientes, y trágica para sus familiares.

Estudios especializados señalan que en México solo cinco de cada 10 mexicanos cuentan con servicios de salud; es decir, que al menos 66 millones de personas no tienen acceso a éstos; y desde que AMLO llegó a la Presidencia de la República, ha disminuido el número de derechohabientes.

La desaparición del Seguro Popular fue un auténtico asesinato cometido contra millones de mexicanos pobres y sus dos sustituciones –primero con el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi) y luego con IMSS-Bienestar– han resultado en un rotundo fracaso, como se constató durante la negligente política-sanitaria para enfrentar la pandemia de Covid-19 y ahora puede advertirse en la indiferencia con la que son atendidos los pacientes no afiliados.

El 1° de enero, el Insabi –concebido como uno más de los proyectos “emblemáticos” de AMLO y para que México compitiera en cobertura y eficiencia médica con los servicios de salud en los países nórdicos– cumplió tres años “desaparecido”; ahora, el desabasto de medicamentos y la falta de tratamientos golpea a muchos mexicanos no afilados a ninguna institución de salud pública.

Con el exterminio del Seguro Popular en noviembre de 2019, mediante la aprobación de una reforma promovida por AMLO a la Ley General de Salud (LGS) en el Congreso de la Unión, 53 millones de mexicanos perdieron la posibilidad de atención médica, y no reciben medicamentos de una institución pública del Estado. Hoy, “gracias” a esa reforma, cuando enferman, millones de ciudadanos deben “rascarse con sus propias uñas”.

La política sanitaria del gobierno morenista ha incurrido en varios errores. El primero fue centralizar los servicios de salud, con lo que afectó la prestación oportuna e integral de éstos. El segundo, porque el IMSS-Bienestar no brinda servicios de médicos especializados a pacientes no afiliados, a diferencia del Seguro Popular, con el que los pacientes recibían un paquete de 294 servicios esenciales y 66 intervenciones quirúrgicas especializadas.

El tercer error o falla es la reducción del presupuesto a la SS, que en contraste con el incremento hasta de cuatro veces en términos reales, entre 2000 y 2018, a partir del arribo de AMLO a Palacio Nacional, empezó a recortarse. ¡Y eso que en su campaña electoral se había comprometido a elevar el gasto público para salud en un punto porcentual del Producto Interno Bruto! Estos yerros han resultado en carencias de acceso a servicios de salud, que pasó de 21.1 millones de personas en 2018 a 35.7 millones en 2020, es decir del 16 al 28 por ciento.

El Seguro Popular fue innovador y exitoso, pero lo mató la 4T. Es necesario y urgente cambiar de rumbo y de gobierno, con políticos nuevos que ni por error sean de Morena. México necesita un sistema de salud eficiente e integral, así como en otros ámbitos requiere un sistema de seguridad pública eficiente y una economía que ofrezca empleos con salarios dignos para que la pobreza retroceda. Por el momento, querido lector, es todo.


Escrito por Miguel Ángel Casique

Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).


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