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Nos repitieron una y otra vez que el problema de México era la corrupción, que es la causa de la pobreza y que combatiéndola, estaríamos en condiciones mejorar la vida de las mayorías. El Movimiento Antorchista Nacional (MAN) advirtió a tiempo que ese planteamiento es falso, es decir que la corrupción no es la causa, sino la consecuencia del modelo económico.
Efectivamente, el problema fundamental de México está en el modelo económico neoliberal, que prioriza el mercado sin mecanismos eficientes de distribución del ingreso y que, pese a haber sido criticado por los morenistas, hoy camina por las calles tan campante como si nada sucediera. La “Cuarta Transformación” (4T) lleva dos años gobernando y estamos muy lejos de que se cumpla el compromiso de combatir a fondo la corrupción y abatir significativamente la pobreza. Por el contrario, ambos problemas han crecido en el actual gobierno. Los datos incluidos en el artículo Pasen las palomitas (12 de septiembre, El Universal), del exsecretario de Hacienda (SHCP), doctor Carlos Urzúa –quien valientemente renunció por estar inconforme con el influyentismo de personajes cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador– revelan que el número de personas en pobreza extrema en México se había duplicado al pasar de 22 a 33 millones de personas. Es decir, el resultado del “combate a la corrupción” del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) son 11 millones más de persona en pobreza extrema en el país.
Otra evidencia de que la corrupción no se ha combatido lo ofrece el robo de combustibles a la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), el famoso huachicoleo. Pese a que se reformó el Artículo 19° Constitucional para configurarlo como delito grave, para que su comisión amerite prisión preventiva oficiosa y sus infractores no obtengan libertad bajo fianza, no han habido avances significativos en la captura de estas personas, hecho frente al cual el gobierno de López Obrador guarda silencio después de haber festinado su disminución. Pero lo cierto es que, después de la muerte de más de 130 personas en Tlahuelilpan, Hidalgo –hechos por los que no sabemos que se haya detenido a los responsables– “las tomas clandestinas a los ductos de la petrolera han ido en aumento, mientras que las pipas que transportan gasolinas y diésel siguen siendo blanco de grupos criminales”[1]. En el mismo medio informativo en el que se publicaron los datos arriba citados, se afirma lo siguiente: “Información de la Subdirección de Salvaguardia Estratégica de Petróleos Mexicanos (SSE) revela que en los primeros ocho meses del año, la empresa ha sufrido 6,739 perforaciones ilegales a lo largo de los 17 mil kilómetros de red de ductos…. Respecto al robo de pipas, los registros muestran que del 1° de enero de 2019 al 31 de agosto de este año, 128 autotanques fueron interceptados para despojarlos del producto que transportaban: 99 el año pasado y 29 en los primeros ocho meses de 2020. Lo cual representa una pérdida para Pemex de un millón 162 mil 254 litros de combustibles.”[2] No vemos un cambio significativo en el famoso combate a la corrupción.
En el manejo del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, a cargo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), se detectaron varios actos de corrupción en diversos estados de la República, entre los que destacan “robos de identidad, empresas fantasma, cobros de cuotas y hackeo en el sistema”. Y, ¿dónde están los responsables de estos atropellos cometidos en las narices de la 4T? ¿Dónde está el combate enérgico a la corrupción?
Otra joya de la fallida lucha contra la corrupción la brindó el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado (Indep), cuando su titular anterior, el valiente abogado Jaime Cárdenas, persona cercana al Presidente, denunció en su carta de renuncia lo siguiente: “1. Encontramos al inicio de nuestra función probables irregularidades administrativas –procedimientos de valuación que no garantizan los principios del Artículo 134° Constitucional (el mayor beneficio para el Estado), mutilación de joyas, contratos favorables a las empresas y no al Indep, y conductas de servidores públicos contrarias a las normas–. En consecuencia, hemos presentado denuncias administrativas del órgano interno de control. 2. Por la manipulación de distintas piezas de joyería, hemos presentado las denuncias penales a la Fiscalía General de la República”. Como se ve, el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado fue “robado” por Morena. ¿Y dónde está la lucha contra la corrupción, dónde se da?
A estos hechos, hay que agregar el reciente “robo” de medicinas destinadas al tratamiento de los niños y las prometidas investigaciones a Pío López Obrador, el hermano del Presidente de la República, de quien se publicó un video en el que fue captado infraganti recibiendo dinero destinado al financiamiento de la campaña de propaganda de su hermano, tal como lo reconoce él mismo en la grabación. ¿Qué pasó con la comparecencia de Pío? ¿Acaso eso no fue corrupción? Para el Presidente no, por supuesto, porque se trató de sanas “aportaciones del pueblo bueno” y, por la misma “razón”, las cuentas bancarias de Pío López Obrador no han sido bloqueadas, ni se ha emprendido ninguna investigación seria para determinar el origen y el destino de esos recursos, pese a que se publicaron fotos del hermano del Presidente en las Islas Caimán, uno de los paraísos fiscales más conocidos en América.
El Presidente ha dicho que, gracias a sus políticas de combate a la corrupción, el actual Gobierno Federal ha generado ahorros por 230 mil millones de pesos (mdp); pero si ése fuera realmente el caso, ¿por qué en 2019, recurrió a los fondos de estabilización, que solo deben usarse en situación de catástrofe, y la crisis del año pasado no fue de esa magnitud? ¿Cómo explica Morena los subejercicios de 23 mil 618 mdp en 2019, y de 247 mil 654 mdp en lo que va de enero a agosto del presente año? No saber gastar no implica combatir la corrupción, y la desaparición de programas sociales y fideicomisos tampoco significa combate a la corrupción; pues no la han demostrado, y suponer la existencia de corrupción no significa que exista.
En fin, los otrora críticos de la opacidad y la corrupción resultaron igual de opacos y corruptos. ¿Es la 4T lo que necesita México para salir de su atraso y pobreza? No, definitivamente no. Por eso el pueblo mexicano debe abrir los ojos para impedir que Morena siga destruyendo al país y pisoteando la Constitución.
Para el magisterio agremiado en el Movimiento Antorchista Nacional, los pocos avances conquistados para la educación mexicana fueron demolidos con la implementación de “La Nueva Escuela Mexicana”.
Bajo ese manto protector que sólo es demagogia para la población, los funcionarios morenistas han tenido que vivir entre dos caretas.
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Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.