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Las pandemias no son algo reciente en la historia de la humanidad; por el contrario, han acompañado a los seres humanos a lo largo de su existencia como especie. Entre las muchas que están históricamente documentadas sobresalen las que provocaron mayor devastación. Por ejemplo, la “peste antonina”, que en el Siglo II de nuestra era, en una primera etapa, –según cálculos de los historiadores– mató a cerca de cinco millones de personas y en una segunda oleada, en el Siglo III, causó la muerte de cinco mil ciudadanos diarios en Roma.
La “peste bubónica” del Siglo XIV eliminó a 20 millones de seres humanos en Europa occidental. Más recientemente, después de la Primera Guerra Mundial, la llamada “influenza española”, causó en un año la defunción de cerca de 50 millones de personas en todo el mundo. En las últimas décadas del Siglo XX, el VIH-Sida ya cobró la vida de 25 millones de personas, sobre todo en África. Lo que no es algo reciente, como suele pensarse, es el uso de las epidemias como armas de guerra para vencer a los ejércitos enemigos; ya que, desde hace muchos siglos y en muchos países, se lanzaban cadáveres de víctimas de viruela, sarampión, bubones, ántrax, etc., para diezmar a los soldados del frente rival.
Hoy estamos viviendo una pandemia que todavía no mata a millones de personas como en otros siglos. Sin embargo, a pesar de que apenas han muerto unas decenas de miles de individuos y que el Coronavirus (Codiv-19) se ha propagado, fundamentalmente, en los países de mayor desarrollo y en menor grado en las naciones donde las condiciones de vida son inadecuadas –mala alimentación, falta de agua potable, drenaje, atención médica, etc.– la humanidad aún no vislumbra cuándo podrá derrotar al virus. También falta saber cómo afectará a los países pobres de África, Asia y América Latina. Y si no se halla la vacuna que pueda frenarlo, el número de infectados y muertos podría alcanzar niveles apocalípticos en las regiones subdesarrolladas, cuyo gran atraso económico y social se debe a la explotación colonial e imperialista de los siglos precedentes.
¿Cuántos serán los contagiados en esas regiones? ¿Cuántos los que fallecerán por el contagio del virus? No lo sabemos. Sin embargo, al final del túnel empieza a verse la luz; pues naciones como China y Rusia, que se han convertido en potencias mundiales y tienen un modelo económico y social diferente al instaurado por los imperialistas, tras la caída del bloque socialista a finales de los años 80 del Siglo XX, están dando lecciones de humanidad en los renglones de tecnología sanitaria y de eficiencia estatal para combatir este tipo enfermedades masivas. La forma en que los chinos cercaron y redujeron la pandemia del coronavirus y su conducta solidaria con otros países infectados no solo es producto de un orden social que privilegia a los seres humanos por encima de los intereses individuales o nacionales facciosos, sino también una lección de cómo hay que asimilar la llamada “globalización” sin la visión egoísta y perversa de los magnates del capitalismo neoliberal.
Por ello, en medio de las terribles consecuencias de la pandemia del Covid-19, debemos desempolvar cintas que han tratado este tipo de problemas sanitarios, como parte de un ejercicio de análisis que nos permita la reflexión crítica. En 2013, el realizador surcoreano Kim-Sung-Su filmó la cinta Virus, donde, pese a que cuenta una historia apegada a los cánones del cine comercial hollywoodense –un héroe y una heroína “buenos” que en el final feliz de la película triunfan sobre los villanos “malos”, etc.– no solo describe los graves problemas de salud que provoca una pandemia, sino también las devastadoras repercusiones sociales y políticas que ésta tiene sobre la sociedad.
Este año, China auspiciará el Tercer Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional. De cara al futuro, China seguirá promoviendo la cooperación en innovación en el marco de la construcción conjunta de la Franja y la Ruta.
El Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, llamó a recuperar la lucha por la paz y el desarrollo como únicas garantías para darle auténtico bienestar a los pueblos del mundo.
“(EE.UU.) se ha convertido en el factor más dañino en la relación internacional actual”, denunció el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi.
"Estados Unidos ha estado adoptando acciones erróneas que interfieren en la política interna de China y son perjudiciales para los intereses de este país", dijo el director de la Oficina de la Comisión de Asuntos Exteriores, Yang Jiechi.
Residentes chinos protestaron por la visita de Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán, a los países centroamericanos Guatemala y Belice.
“Creemos firmemente que, como dos países grandes en desarrollo e importantes mercados emergentes, las relaciones amistosas seguirán con abundantes frutos”, señaló Qiao Xiaoyang, fundador de la Asociación de Ex Alumnos Retornados del Extranjero.
Los productos estadounidenses “ya no cuentan con oportunidad” dentro del mercado chino.
China es una potencia mundial. Es la primera economía (medida por paridad de poder adquisitivo), tiene el ejército más grande del mundo.
Oficialmente China solo tiene 4 mil 733 decesos por el coronavirus, según datos actualizados del Instituto Johns HopKins. Ahora solo se registran unos pocos nuevos casos diarios.
El conflicto arancelario escaló en abril, luego de que Washington impuso aranceles de hasta 145 por ciento a productos chinos.
"Los ejercicios incluyeron lanzamientos de misiles que volaron por primera vez sobre la isla de Taiwán", afirmó un profesor de estudios estratégicos de la Universidad de Defensa Nacional del EPL, el mayor general Meng Xiangqing.
Este año se cumplen 75 años de ese acontecimiento y el país lo celebra con mucho orgullo.
Al defender el principio de una sola China, el país “no solo defiende su soberanía e integridad territorial, sino también salvaguarda la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán", sostuvo Wang Yi.
Entre los seis huevos, uno se encontró completamente intacto, con una longitud de poco más de 2.5 centímetros.
En el mundo actual, Europa va hacia la derecha, América Latina va hacia la izquierda y China va hacia adelante. Probablemente solo China es capaz de mirar tanto desde el ayer como desde el pasado mañana para mirar hacia la nueva era.
Escrito por Cousteau
COLUMNISTA