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Miles de venezolanos exclamaron con brazos y palmas arriba “¡Yo juro con Maduro!” y con ese gesto decidieron concebirse como País desarrollado, soberano y multipolar. Pero el neofascismo persiste en el periodo actual, especialmente entre los dueños de las mayores reservas de petróleo, gas, oro, diamantes, litio, coltán, bauxita, níquel, aluminio y agua dulce.
Para enfrentar a estos señores, defender sus recursos naturales y alcanzar su desarrollo, los venezolanos han marcado un hito en la historia electoral de Sudamérica porque realizaron más de 35 elecciones en los distintos niveles de su administración pública en 25 años.
Seis de estos comicios fueron de nivel presidencial, seis legislativos, ocho regionales, siete municipales, dos para integrar asambleas constituyentes y seis para referendos.
Sin embargo, los opositores, lejos de fortalecer su sistema democrático, intentaron menoscabar las garantías fundamentales durante la organización de los comicios, afectando la confianza en el voto. Esta desconfianza ha sido obra de un puñado de oligarcas que, para privar a la mayoría de los venezolanos del derecho a un presente y futuro de prosperidad, no han dudado en ejecutar las estrategias imperiales de guerra híbrida y aplicar medidas coercitivas unilaterales (sanciones) dentro y fuera del país.
A esa crispación, el gobierno bolivariano respondió con múltiples convocatorias al diálogo, la cooperación y, ante todo, con el llamado internacional a combatir el neofascismo y otras expresiones intervencionistas. Al aproximarse la toma de posesión presidencial, el carácter alegre y pacífico de los venezolanos vertió en un festival.
En esta manifestación entusiasta, ciudadanos de todas las regiones de Venezuela y extranjeros de muchos países colmaron las hermosas calles y avenidas de Caracas el pasado 10 de enero. A las 10:35, en sesión solemne realizada en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, Nicolás Maduro Moros juró como presidente de Venezuela.
La actividad se efectuó ante las autoridades del país y con la asistencia de más de 125 jefes de Estado, diplomáticos, empresarios y organizaciones civiles del mundo como testigos. Los alrededores del Palacio de Miraflores y la Asamblea Nacional se inundaron de entusiastas ríos humanos.
Estos miles de venezolanos se dieron cita para celebrar un ritual cívico más de Maduro que, contrariando a los observadores extranjeros, analistas y corresponsales de prensa que lo han llamado “dictador”, juró defender los derechos, la libertad y la soberanía de sus conciudadanos.
Los arroparon dos mil delegados de partidos, movimientos y organizaciones académicas internacionales. Iraníes, cubanos, nepalíes y brasileños dialogaron, sonrieron y compartieron experiencias; estudiantes locales y miembros de las fuerzas armadas venezolanas celebraron el juramento junto a rusos, mexicanos, ugandeses, catalanes y de otras naciones.
Todos corearon en español la pegajosa canción del autor Yolman Tenepe, Yo voy a mi gallo pinto, de la que se apropiaron jóvenes venezolanos para acompañar la campaña presidencial de Maduro.
Desde las sombras del imperio, y en abierta provocación al valiente pueblo venezolano, ese mismo día, la agonizante gestión del ahora expresidente de Estados Unidos (EE. UU.), Joseph Biden, ofreció 25 millones de dólares (mdd) por información que condujera “a la detención” del presidente constitucional de Venezuela.
En Washington se ofrecieron también recompensas por información que conduzca al arresto de los ministros del Interior, Diosdado Cabello, y de Defensa, Vladimir Padrino, por cuya captura ofrecen 15 mdd. Reino Unido también emitió sanciones contra 15 altos funcionarios venezolanos, incluidos jueces, miembros de las fuerzas de seguridad y oficiales militares.
Antes del 10 de enero, los líderes de la oposición −autoexiliados, sin credibilidad, mermados numérica y mediáticamente− aún conservaban la ilusión de asumir la presidencia de Venezuela. “Lo estamos dejando para cuando la oportunidad lo permita”, aseguró el espurio Edmundo González, quien se autoproclamó ganador de la elección del 28 de julio de 2024.
La principal actriz de este drama ha pasado de la tragedia a la comedia. En una declaración difundida “desde la clandestinidad” a la cadena BBC, Corina Machado amenazó al presidente constitucional con que se hallará en una situación “tremendamente adversa” si insistía en permanecer en el poder.
Si esta declaración no fuera preocupante para su salud mental, hubiera generado risa; lo mismo puede decirse de González Urrutia, quien desde su periplo vergonzante mendigaba la atención internacional con la falacia de su “toma de poder” como mandatario venezolano.
Esta insistencia en alentar a los derrotados opositores exhibe la relevancia geopolítica que el país sudamericano tiene hoy para el hegemón, que no ha escatimado recursos durante más de 20 años para dividir a los venezolanos. Un enfrentamiento inducido por el odio y la desinformación. ¿Por qué? ¿Qué está en juego realmente?
Alfonso Insuasty Rodríguez −docente e investigador universitario, integrante de la Red Interuniversitaria por la Paz y grupo autónomo Kavilando− lo explica muy claramente: Venezuela es una apetitosa pieza para el avaricioso capital corporativo de EE. UU. porque posee enormes recursos naturales, estratégicos para garantizar su desarrollo y relaciones con el mundo por el resto del Siglo XXI.
Cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo; es un importante jugador en el suministro de este energético en todo el mundo, especialmente en mercados emergentes como el asiático. Además, custodia las mayores reservas de oro, cobre y coltán que le garantizan un alto nivel de intercambio comercial y su avance tecnológico en el corto plazo. Conscientes de este enorme potencial, los dirigentes de la revolución bolivariana han articulado una política exterior de amplias perspectivas, entre las que destaca la integración regional.
Sin descuidar la visión global, hoy, el país se organiza para su próxima inclusión al grupo formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (los BRICS), desde el que “dará un salto cualitativo” como protagonista del emergente nuevo orden multipolar.
Esta visión trastoca los cimientos del hegemónico ideario oligárquico de EE. UU., cuyos analistas y medios de prensa soslayan sistemáticamente la relevante estrategia que Venezuela tiene para los intereses imperiales de su país en América Latina.
El imperialismo estadounidense, a fin de conservar y ampliar su poderío hegemónico en América Latina y el Caribe, considera ambas regiones pertenecientes a su “espacio vital”, revela Acela Antonia Caner, maestra cubana experta en ciencia política.
La Amazonia no es sólo el pulmón verde del planeta, sino un territorio cuya extensión supera la de Europa. El apoderamiento de esta región le permitiría el control de las reservas energéticas del Esequibo.
A mediados de septiembre de 2004, durante el encuentro sostenido por los empresarios venezolanos y brasileños que asistieron a la II Feria Internacional de la Amazonia −evento efectuado paralelamente a la reunión de cancilleres de los países amazónicos, celebrada en Manaos− el entonces presidente Hugo Chávez Frías previó que Sudamérica se estaba convirtiendo en un nuevo actor de la geopolítica internacional.
De modo especial se refirió a la Amazonia y denunció que los imperios del mundo, fundamentalmente el estadounidense, “quieren infiltrarnos con bases científicas, con bases militares, con inteligencia satelital, para adueñarse de este inmenso pulmón y reservorio de riquezas de la biodiversidad que pertenece a nuestros pueblos” (estas palabras fueron emitidas entre el 15 y el 17 de septiembre de 2004. Cita tomada de Internet).
Desde que nació, la revolución bolivariana aboga por un mundo multipolar; y desde entonces explora alianzas con potencias como China, Rusia y Estados emergentes como Irán, Norcorea, Vietnam, Turquía, India y múltiples naciones de África, sorteando las duras restricciones unilaterales estadounidenses. Con esta vocación multipolar reta al imperialismo corporativo y sus expresiones neocoloniales y neofascistas, contra las que también se declaran Cuba, Bolivia y Nicaragua.
Este año es previsible que las potencias de Occidente aumenten sus presiones sobre Venezuela. Sin duda, el recién reelecto presidente de EE. UU., Donald Trump, intensificará las medidas restrictivas unilaterales, el cerco comercial y su aislamiento de los gobiernos de la región. Como afirma cuatrof.net, promoverá una agenda de injerencia en países vasallos con la excusa de que “defenderá” la democracia y los derechos humanos.
Los venezolanos conocen este tipo de amenazas y están decididos a enfrentarlo. El 10 de enero se proclamaron “Presidente-Pueblo” y con esa convicción se posicionaron una vez más al frente de los países sudamericanos antihegemónicos.
Es cierto que la relación con Brasil y Colombia sigue siendo una incógnita, pero Caracas ha sido artífice de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), organizaciones que contribuyen a la integración y la resistencia antihegemónica. Esta última está definida con las estrategias de la Agenda 2030 y el Plan de la Patria 2025-2030, proyectos en los que se traza la hoja de ruta de un pueblo que se ha liberado y avanza hacia la construcción del socialismo.
Ambos textos fueron inspirados por el país entero que, convocado por el presidente Nicolás Maduro, alzó la pluma de Chávez y los caligrafió colectivamente. El Plan de la Patria fue escrito por “un pueblo digno que se le ha plantado, nada más y nada menos, a la principal potencia imperialista del mundo para reclamar su derecho al futuro”.
Más allá del petróleo, la clave para la estabilidad social y política a largo plazo se sustentará en el desarrollo del turismo, de la agricultura y la diversificación del comercio internacional. Resulta indiscutible por ahora que, este año, Venezuela tendrá fuertes desafíos internos, así como oportunidades externas muy atractivas.
La capacidad del país para navegar en este entorno complejo dependerá de su estabilidad política, que está garantizada por la legitimidad del gobierno del presidente Maduro (2025-2031), su capacidad de negociación internacional y su liderazgo popular.
Además, Venezuela vive un proceso de renovación de autoridades regionales y locales (gobernadores y alcaldes), así como de asambleas legislativas de nivel nacional y regionales, electas en los comicios libres y democráticos de 2024.
Si resulta favorable al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y a los partidos que apoyan al gobierno nacional, este 2025 no sólo ratificará la confianza del pueblo en Nicolás Maduro, sino que también obligará a la oposición a renovarse y a buscar otra forma de aceptación del pueblo.
Los opositores deben reconocer que perjudicaron y victimizaron al pueblo venezolano al propiciar las sanciones criminales impuestas por el gobierno estadounidense y sus países satélites; y que, al invocarlas y aplaudirlas, actuaron como traidores a la patria.
Este proyecto de gobierno tiene expectativas más relevantes, como el fortalecimiento de la labor diplomática, que buscará una posición más fuerte en negociaciones internacionales para lograr más alianzas comerciales y atraer inversiones extranjeras, porque serán cruciales para la recuperación económica del país.
Sin embargo, el gobierno del presidente Maduro podría enfrentar, debido a su agenda antiimperialista, sanciones internacionales que limitarían su capacidad de negociación y, a su vez, lo obligarían a usar una estrategia diplomática más efectiva y de apoyo solidario con América Latina u otros países con desafíos similares.
Con el fortalecimiento de la soberanía nacional frente a las presiones externas y su discurso de resistencia ante el imperialismo estadounidense, el gobierno venezolano hallará nuevas oportunidades de diálogo con otras naciones en el contexto del cambio global.
La juramentación de Nicolás Maduro dio al país una mayor capacidad para navegar en el entorno complejo; pero su éxito dependerá de su habilidad para conservar la estabilidad política interna y gestionar las relaciones internacionales.
El plan de desarrollo económico 2025-2031 contempla la solución de necesidades inmediatas y estrategias a largo plazo. Es fundamental, por ejemplo, la revitalización de industrias básicas, como el petróleo, la minería y la agricultura, para diversificar la economía y reducir la dependencia de las importaciones. En el entorno favorable de un mundo multipolar pueden lograrse alianzas estratégicas que faciliten inversiones extranjeras idóneas, la transferencia de tecnología y los conocimientos necesarios para modernizar la industria local.
En el contexto político de 2025, Venezuela estará nuevamente envuelta por una gran cantidad de elecciones relevantes para definir su futuro político; la población puede buscar cambios significativos en su gobernabilidad y la representación popular.
Entre los cambios de Estado que más expectativas han generado se encuentran la creación del Ministerio de Comercio Exterior, encabezado por la diplomática Coromoto Godoy, quien tendrá la misión de desarrollar la “vocación exportadora” de Venezuela; y la reforma de la Constitución prometida por el fallecido Hugo Chávez en 1999. Este año también está prevista, aunque sin fecha definida, la celebración de comicios parlamentarios, regionales, locales y consejos, entre otros cargos.
El presidente Maduro anunció, asimismo, que en esta nueva etapa articulará su agenda con la del bloque de integración latinoamericana y recordó que la XXIV Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del ALBA-TCP, que sesionó el 14 de diciembre pasado en Caracas, tiene como principal objetivo vincular los 13 motores con la Alianza Bolivariana, América Latina y el Sur Global para garantizar inversiones conjuntas, producir alimentos y avanzar en los demás aspectos.
En enero pasado, el presidente Maduro recibió al Vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional de la República Popular China (RPCh), Wang Dongming, en el Palacio de Miraflores, como enviado especial del presidente del gigante asiático, Xi Jinping.
En este encuentro, ambas naciones reforzaron sus lazos de amistad y cooperación, después de que, durante 2024, China y Venezuela celebraran el 50 aniversario del inicio de sus relaciones diplomáticas, en el que Dongming reveló que su país construiría un nuevo satélite.
Sergey Melik Bagdasarov, embajador ruso en Caracas, informó que se reunió con el mandatario de Venezuela para firmar 340 acuerdos de cooperación en distintas áreas, con el objetivo de fortalecer las relaciones bilaterales entre las dos naciones.
En la Cumbre del Grupo de los BRICS, celebrada el año pasado en Kazán, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, reconoció la victoria electoral de su homólogo Nicolás Maduro el 28 de julio y calificó a Venezuela como “un viejo y fiable socio en Latinoamérica y en el mundo”.
Con respecto a estos sucesos, el politólogo Armando Chaguaceda escribió: “Los venezolanos han sido protagonistas de una épica resistencia, durante un cuarto de siglo, al expediente de autocratización, destrucción socioeconómica y crisis humanitaria más masivo y notorio del hemisferio occidental”.
Destacó también que, a excepción de una invasión militar con fuerzas armadas convencionales, el imperialismo ha puesto en práctica todas las opciones novedosas y disruptivas capaces de violentar las resistencias democráticas y liberales de los Siglos XIX y XX.
Dentro de este catálogo ha recurrido tanto al empleo masivo de las nuevas tecnologías informáticas como a las militares (drones aéreos, navales y terrestres) para romper las cadenas de mando del Estado nacional. “Así como Ucrania nos ha llevado a asumir lo que hasta ayer era impensable, Venezuela debe ser otro parteaguas de nuestra reflexión y resistencia democráticas”, destacó el analista.
Este autor recordó que el próximo nueve de mayo se conmemorará el 80 aniversario de la derrota del fascismo a manos del Ejército Rojo; y que uno de los acuerdos del Festival Mundial de la Internacional Antifascista −celebrado en Caracas hace pocos días− fue convertir esta conmemoración en una jornada de reflexión, memoria y lucha ante el auge de las tendencias fascistas e invocar el grito ¡No pasarán! También recordó que, ante el renacimiento del fascismo en muchos países, solamente la clase obrera y la revolución socialista armada tienen la capacidad para derrotarlo.
Por lo anterior, seis días después del juramento del presidente Maduro, medios españoles y británicos cambiaron inusualmente su visión sobre la situación política en Venezuela. La reseña de la agencia española EFE fue inédita: no sólo reconoció a Maduro como presidente constitucional, sino que no tuvo elementos para desmentir que, en 2024, la economía del país creció más de nueve por ciento respecto a 2023; y que, pese a las indebidas sanciones occidentales, el sector petrolero creció 14 por ciento.
En una rueda de prensa ante medios locales, el canciller español José Manuel Albares destacó que Nicolás Maduro seguía siendo el mandatario de Venezuela ante la comunidad internacional por encima de la postura comunitaria de la Unión Europea (UE).
Albares precisó que España no podía desconocer el liderazgo de Nicolás Maduro en Venezuela, ni su relevante participación en la comunidad internacional: “Hay un presidente en estos momentos y es quien irá a las Naciones Unidas y quien representa internacionalmente a Venezuela”.
Pero el Plan de la Patria 2025 no es un proyecto cualquiera; no es un ejercicio académico ni ocupará espacios en oficinas empolvadas, sino que es −como afirmó el presidente Maduro− “el instrumento de lucha popular que se alzará en nuestros barrios, en nuestros campos, en las fábricas.
“Es una fotografía en la que los pueblos del mundo se miran y ven el coraje de los bolivarianos. Y eso asusta al imperio porque tras nuestra victoria estará́ la fuerza inspiradora de millones. Nuestro trofeo –leales a Chávez– será la sonrisa de los niños y niñas, la felicidad de nuestro pueblo”.
Más de tres millones 400 mil personas, reunidas en 34 mil asambleas, conformaron el ejercicio inédito del que emergió el Plan de la Patria. Es decir, no solamente rompió los paradigmas clásicos de la planificación, sino que fue el mayor acto de credibilidad y convicción en el que un pueblo declaró sus esperanzas de redención.
Cuando el presidente Maduro invitó al pueblo venezolano a participar en la formulación del Plan de la Patria, señaló: “Planificar es soñar el futuro, disponer de los medios para hacerlo. Nuestro pueblo, tras la guerra más inclemente, no sólo está convencido del futuro, sino que lo sueña con esperanza y convicción de que solamente en revolución podrá conquistarlo”.
Posteriormente, una vez elaborado, agregó: Acá está. Éste es el testamento de Chávez; la letra viva que nos convoca, las herramientas de la batalla, la hoja de ruta labrada en los cinco objetivos históricos. Pero, más aún, es Chávez hecho millones, invencible, que alza el Plan de la Patria”.
El contexto político en el que este proyecto nacional fue ofrecido no pudo ser más complicado porque, desde hace más de dos décadas, Venezuela se ha visto sometida a bloqueos, agresiones y sanciones económicas.
En los últimos cinco años, como toda revolución real, no ha tenido otra opción que combatir al imperialismo estadounidense y crear las bases materiales y financieras que le permitan transitar hacia el socialismo de la manera más gratificante.
Sin embargo, persisten dos elementos que condicionan ese avance: a) la conjunción de los métodos históricos de agresión imperial, con nuevos ensayos y formas de guerra; la violencia paramilitar, la guerra económica, la agresión a la moneda, el uso psicológico de redes sociales, el sabotaje a los servicios públicos y el uso intensivo del andamiaje internacional de la derecha.
Y b) la Revolución Bolivariana desempeña un rol fundamental en el actual proceso latinoamericano. “En el nosotros no sólo estamos nosotros como venezolanos −ha resaltado Maduro− está también la intención del imperio de dar una lección a los pueblos que se alcen; está la pretensión de truncar una oleada histórica. Está, en síntesis, el objetivo imperial de aniquilar el bolivarianismo en Venezuela y en nuestra América”.
Es con métodos criminales como el imperialismo pretende reconfigurarse y, para sus dirigentes, la revolución bolivariana es un impedimento para el libre saqueo de las fuentes energéticas, del mercado y de las materias primas en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe.
“Digan lo que quieran, hagan lo que quieran, pero esta toma de posesión no la pudieron impedir”.
El viernes 10 de enero, Nicolás Maduro se proclamó presidente de Venezuela para iniciar un tercer mandato consecutivo (…) pronunció un largo discurso de casi dos horas.
Analizamos una selección de momentos importantes.
“Hugo Chávez trajo al Siglo XXI las ideas de los hombres que echaron al imperio español de nuestras tierras. Con esa banda presidencial juré llevar adelante sus sueños… juré por lealtad absoluta a su legado”.
Sobre Edmundo González: “Estoy esperando que llegue, estoy nervioso” / “Alguien se cayó por ahí. ¿Llegó Edmundo? Recojan a su pataruco”.
“La extrema derecha encabezada por un nazi sionista, un sádico social llamado Javier Milei, junto al imperio norteamericano, cree que le puede imponer a Venezuela un presidente”.
La medida responde a la intención de estos exmandatarios de participar en la juramentación de Edmundo González Urrutia, quien planea asumir la presidencia el 10 de enero
El imperialismo siempre declara que busca el respeto a los derechos humanos y la democracia.
En el estado de Coahuila, según información de la Secretaría de Salud (SS), se presentó un incremento notable de casos de dengue durante el último mes del año.
Introducción: La “altruista” ayuda que Estados Unidos (EE. UU.) y sus aliados brindan a Estados en crisis pretende mostrar los “beneficios” de la intervención extranjera.
Aunque el “segundo piso” de la “Cuarta Transformación” (4T) haya tomado el control del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y sus 2.4 billones de pesos (bdp), no se solucionará el grave problema habitacional del país.
El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegará a su fin en octubre próximo en medio de una aguda crisis hídrica y sin un plan nacional para enfrentarla… mucho menos resolverla.
Venezuela está asentada sobre una de las mayores reservas mundiales de petróleo, lo que la convierte en sitio fundamental para la política energética estadounidense.
Venezuela declaró persona “non grata" a la embajadora de la Unión Europea (UE).
Claudio Katz es una de las personalidades más connotadas en el ámbito del pensamiento sobre la izquierda y los movimientos de resistencia al neoliberalismo en América Latina.
Aunque saben de las graves consecuencias derivadas de las deportaciones recientemente emitidas en Estados Unidos (EE. UU.), miles de migrantes atrapados en la frontera sur de México conservan la esperanza de alcanzar el llamado “sueño americano”.
A través de millones de pantallas de celulares circularon los incendiarios videos del derribo de un par de estatuas de Hugo Chávez.
Tras los comicios y el reconocimiento de Nicolás Maduro como presidente, estallaron en Venezuela actos de violencia.
María Esmeralda López Martínez, maestra de escuela primaria en el municipio de Mapimí, denunció que la educación básica en Durango está muy desatendida por el gobierno estatal.
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Escrito por Nydia Egremy
Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.