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A nadie le gusta sentirse pobre. Y no me refiero solo a ser pobre, sino a reconocerse como tal. Pareciera un insulto o motivo de vergüenza. La pobreza tiene un estigma, el de sentirse culpable de sufrir carencias.
Porque si no llego al final de la quincena, ha de ser porque se me ocurrió comer tres veces al día o enfermar o porque cometí el gran pecado financiero de querer divertirme un fin de semana. A fin de cuentas, “el pobre es pobre porque quiere”, ¿no?
Muchos incluso creen que la pobreza es un estado de conciencia o algo que se decreta. Así que, si no quieres ser pobre, mejor no pienses en que no te alcanza para los útiles escolares de tus hijos a pesar de trabajar 10 horas de lunes a sábado, más tres horas de trayectos. “No atraigas lo que no quieres en tu vida”.
Desafortunadamente, la pobreza no es una idea, sino una realidad. Cuando no te alcanza para la renta o para un medicamento, para comprar ropa, para comer o para tomar terapia. Cuando no tienes dónde vivir, no llega el agua a tu casa o no pudiste seguir estudiando. Cuando no tienes tiempo ni siquiera para dormir bien o para ver a tus hijos. Cuando vives rodeada de violencia y temes salir a la calle. Ésas son las caras de la pobreza: la carencia de los satisfactores necesarios para vivir humanamente o, al menos, para no morir.
Pero la pobreza tampoco es merecida. No es tu culpa que los trabajos den salarios de hambre, que no ofrezcan contrato ni prestaciones, que las jornadas sean tan largas y no haya vacaciones pagadas. No es tu culpa que el 60 por ciento de la economía sea informal o que la mayoría de los emprendimientos estén destinados a fracasar o a estancarse. No es tu culpa haber tenido que pagar el yeso para el brazo roto de tu hijo y “perder” ahí tus ahorros. Si tan solo tuvieras el suficiente capital para invertir. Pero tampoco elegiste nacer desheredado.
Y la riqueza tampoco es merecida. El millonario no se esfuerza millones de veces más que sus trabajadores ni es millones de veces más inteligente. Y, sin embargo, mientras unos nos empobrecemos, otros pocos se enriquecen más y más. El rico es rico porque paga bajos salarios y no da seguridad social, porque explota a sus trabajadores, porque les retribuye menos de lo que ellos le dan con su trabajo.
Nuestra pobreza es hija de la desigualdad. Producimos riqueza, pero no la recibimos. Esta riqueza se va de los trabajadores pobres a los ricos, de los changarros a las grandes empresas, de los países dependientes a las grandes potencias.
La pobreza se ha generalizado tanto que en muchos países del sur global toda una generación sabe que, a pesar de trabajar toda su vida, nunca podrá jubilarse y la mayoría nunca tendrá una casa. Pero creen que pobre solo es el que se muere de hambre y se ofenden si alguien los llama pobres. Aunque en sus adentros muchos han decidido no tener hijos, precisamente, para no traerlos a esta pobreza.
Pobre no es solo el pobre absoluto, el que casi no puede subsistir. Pobre es también el pobre relativo, el que viviendo en un mundo que le podría ofrecer más, apenas tiene lo necesario.
La pobreza debería ser más motivo de indignación que de vergüenza. Porque es fruto de la injusticia. A mayor desigualdad mayor pobreza relativa y si la desigualdad es extrema, entonces, también traerá más pobreza absoluta.
A nadie le gusta sentirse pobre y nadie merece serlo. Pero ignorando la pobreza no la haremos desaparecer. Necesitamos reconocer nuestras carencias y trabajar juntos, no solo para producir más riqueza, sino también y sobre todo para redistribuirla. Vivir mejor es posible.
Las comisiones unidas de Planeación y Procuración de Justicia no atendieron adecuadamente algunos aspectos críticos relacionados con la producción y arrendamiento de vivienda en la capital del país.
En México, la crisis económica ha amplificado la ancestral explotación que soportan mujeres de todas las edades en las entidades más pobres
No fue sólo el huracán “Otis” el que destruyó Acapulco. En todo caso, con su implacable poder natural y su arrolladora fuerza, lo que dejó al descubierto fue el fracaso de la política nacional y la continuidad discursivamente negada de la práctica del neoliberalismo en nuestro país.
Biden firmó la suspensión de la construcción del polémico muro fronterizo, que fue una de las principales promesas de campaña del expresidente Donald Trump.
A querer o no, estamos pagando esa deformación profesional: practicamos la crítica de la pobreza y, en respuesta se nos aplica la pobreza de la crítica.
Suena irracional, pero el conflicto en Ucrania deja ver que el principal fin de esta guerra es la destrucción total de Rusia.
Se trata de un presupuesto que es más “austero” que los presentados durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Insisto: o todos ganamos o todos perdemos; o todos podemos tener seguridad o todos tendremos inseguridad. En este contexto, quien presume que tiene más es quien recibirá más daño.
José Carlos Acosta Ruíz, señaló que esta es la primera entrega de esta administración para beneficio de campesinos.
Hace algunas décadas, nadie sospechaba las consecuencias de la invención y el uso de las redes sociales.
Los campesinos son muy susceptibles de tragarse el cuento del “cambio” difundido por el gobierno de la 4T, pero, ¿es una realidad que el campo esté saliendo de su atraso y modernizándose? No hay el mínimo indicio de ello.
El dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano Grijalva, desmintió este miércoles que 65 mil militantes de ese instituto político hayan solicitado su salida o entregado su credencial.
El documento fue recibido, firmado y sellado este jueves a las 10:30 horas por el Congreso de la Ciudad de México, y va dirigido a la presidenta de la Comisión de Gobierno, Gabriela Salido.
Desempleo y pobreza seguirán aumentando necesariamente con el desarrollo tecnológico, mientras exista el capital, y particularmente el neoliberalismo, y la máxima ganancia constituya el motivo económico determinante
No hay adulto que ignore –aunque no tenga recursos para asistir con frecuencia al médico–
Ola de calor y sequía impactarán a los mexicanos más pobres
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A ochenta años de la Victoria sobre el nazismo, ¿quién ganó la guerra?
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Gobierno gasta menos en infraestructura y más en pago de intereses
Escrito por Pablo Bernardo Hernández
Licenciado en psicología por la UNAM. Maestro y doctor en ciencia social con especialidad en Sociología por el Colegio de México.