De inmediato inició la agrupación Voz en punto, que presentó una serie de canciones de diferentes estados de nuestra variada cultura mexicana y algunas canciones temáticas en homenaje a Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri.
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Según la ONU-habitat: “La gentrificación sucede cuando existe un proceso de renovación y reconstrucción urbana y se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta que suele desplazar a los habitantes más pobres de las áreas de intervención”. Esto ocurre comúnmente en ciudades de atracción turística, por ejemplo, en San Miguel de Allende, en Guanajuato o en Cancún, Quintana Roo. No se trata sólo de que todos los servicios se amolden a las características de este tipo de cliente adinerado, encareciendo todo (por ejemplo, la vivienda), sino la consecuente apropiación de la vida cultural del lugar. Un avasallamiento completo y lógico para una sociedad que prioriza absolutamente la ganancia del empresario que ofrece mercancías y servicios antes que cualquier otra consideración social y cultural. Dicho en pocas palabras, la gentrificación es moldear un lugar para venderlo a los extranjeros.
Así que el reclamo del burgués hotelero contra la banda no es excepcional, es una de las tantas características que necesitan cambiar para continuar con el jugoso negocio. Lo interesante es que el debate de si estaba bien o no regular la música de banda, incluso por su contenido, reveló su aspecto clasista: el archisabido prejuicio de que la música popular es sinónimo de empobrecimiento cultural (manifiesto en la expresión: “música de nacos”) y que el desprecio por ella casi siempre es, supuestamente, sinónimo de gusto refinado, educación y posición económica holgada. He sostenido que en realidad esta frontera entre música “fina” y la popular es más bien laxa; que incluso la música popular en todos sus sentidos ha nutrido a composiciones más excelsas, y que esto ocurre en otros terrenos del arte. Pero más que esto, el desprecio por lo popular (ahora no sólo en la música) es una reproducción cultural que las burguesías inyectan en la consciencia de la población en general. Esto quiere decir que, aunque la mayoría de una población pertenece económicamente a una clase subyugada, se considera a sí misma una clase en ascenso, no pobre, y que piensa que su lugar estará (“saliendo adelante”) con los ricos. Una ilusión que mantiene una reverencia o adoración a los que son los verdaderos causantes de sus limitaciones económicas.
Sin embargo, apuntemos que la burguesía ocupada en el negocio del entretenimiento es flexible a este respecto. No aborrece los gustos de la masa, los compra y los revende. Esta industria no es exquisita; al contrario, es servil con los gustos de su cliente. Conocemos de sobra cuántas “estrellas” fueron prefabricadas para gustar a la “raza” pobre y cómo el contenido de sus canciones solapa o estimula aspiraciones que persisten en las clases trabajadoras; recordemos que mucho del contenido de su conciencia fue implantado para justificar su sometimiento material por parte de los empoderados. O sea, tenemos razones para afirmar que es falso, también, idealizar la música popular en este formato como una forma de resistencia al rico, en tanto la creación popular en la industria está influida casi en lo absoluto por la clase del dinero.
Bajo esta circunstancia, los artistas son formados con aspiraciones de ser, mediante su talento, un famoso glamoroso, millonario, merecedor de todos los excesos y con una vida social influyente de élite. Con todo, no olvidemos que la materia prima de su creación es de origen eminentemente popular y, en varios casos, aun con ese dominio avasallador del mercado, los trabajadores se oponen al dominio, aunque sea de forma inconsciente.
Por eso es importante fomentar más música popular al margen de la lógica del mercado en más espacios, donde se formen gratuita y profesionalmente muchos artistas. Espacios que sólo puede impulsar y sostener un Estado auténticamente social y no uno que recorta los presupuestos con fines sociales y educativos para concentrarlos sólo en la limosna periódica con fines electoreros.
De inmediato inició la agrupación Voz en punto, que presentó una serie de canciones de diferentes estados de nuestra variada cultura mexicana y algunas canciones temáticas en homenaje a Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri.
En un momento histórico determinado, la ideología dominante es la ideología de la clase dominante.
Más allá de esta polémica coyuntural, lo que interesa aquí no es dirimir la veracidad de esas estadísticas, sino poner el dedo en la llaga.
Según el Dr. Scott Bonn, profesor de Sociología y Criminología, a los seres humanos nos gusta saber de asesinatos y criminales con la misma fascinación que nos detenemos a ver un accidente automovilístico en la carretera, incapaces de apartar la mirada.
Hasta la fecha, la Unión se ha configurado como una asociación de integración exitosa, con desarrollados mecanismos institucionales de gobernanza.
León Tolstói escribió La guerra y la paz entre 1863 y 1869. En ella destacó los efectos nocivos de la beligerancia en una sociedad con relativa calma.
El último movimiento estudiantil que representó un hito histórico para el país fue sin duda el de 1968.
No es lo mismo hablar de “marxismo occidental” que de marxismo en Occidente.
La competitividad industrial y comercial chinas iniciaron su espiral ascendente el 18 de diciembre de 1978, cuando fue emprendida con la famosa Reforma y Apertura impulsada por Deng Xiaoping.
La hegemonía que Estados Unidos (EE. UU.) tuvo en Occidente a partir de la Segunda Guerra Mundial se volvió universal luego de la disolución de la URSS; este dominio se está resquebrajando como consecuencia del desarrollo de China.
Los acontecimientos recientes han confirmado el declive del dólar como moneda de reserva y comercio global, fenómeno también conocido como «desdolarización».
En la historia de las dominaciones humanas siempre se ha buscado un opio para adormecer las conciencias y desactivar la potencia transformadora de los pueblos.
“¡Mexicanos al grito de guerra!, el acero aprestad y el bridón”, así inicia nuestro Himno Nacional, llamándonos a defender a la patria enérgicamente, empuñar la espada y sostener con gallardía las bridas del caballo para lanzarnos a la brega.
Por estos días vemos en el sur de nuestro continente un caso que nítidamente refleja esa actitud de redoblada agresividad.
Inicialmente debemos señalar que resulta preocupante la sostenibilidad de las finanzas, porque la recaudación en México es baja, igual que el aumento en diversos gastos; además, se invierte poco en educación, salud e infraestructura.
Vecinos de Tláhuac demandan apoyo de vivienda en mañanera de Sheinbaum
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Como en El Salvador, prohíben lenguaje inclusivo en escuelas de Chihuahua
Escrito por Marco Aquiáhuatl
Columnista