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Luis Miguel López Alanis
La bestia imperial, derrotada en Kursk
Rusia ha dado una vez más un gran ejemplo mundial de sacrificio por las mejores causas de la humanidad: ha derrotado otra agresión nazi de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).


Rusia ha dado una vez más un gran ejemplo mundial de sacrificio por las mejores causas de la humanidad: ha derrotado otra agresión nazi de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a su población y su proyecto de país; ha expulsado de la región de Kursk a un ejército agresor que fue apoyado con todo tipo de armamento e inteligencia militar por al menos 50 países controlados por Estados Unidos, entre ellos los 31 que constituyen la Otan, a los que se sumaron Australia, Japón, Corea del Sur, entre otros, y súmele usted el avasallador apoyo de las principales compañías capitalistas del mundo, las que conocemos como imperialistas, tanto de banqueros como industriales y financieros. De hecho, el capitalismo imperialista es el principal derrotado con la liberación definitiva de esta provincia el 26 de abril; en Kursk le partieron el hocico a la bestia, literalmente.

Todos aquellos países o, mejor dicho, sus burguesías gobernantes, usando a Ucrania como pretexto y ariete, emprendieron el seis de agosto pasado una guerra más, enviando alevosamente decenas de miles de soldados y mercenarios (asesinos pagados con el dinero de los agresores) a destruir y arrasar toda obra humana, igual que en los tiempos de Hitler, en la región rusa de Kursk, que no estaba en disputa por nadie y que limita con Ucrania. Fueron 264 días de una ominosa invasión que de haber triunfado habría seguido penetrando en territorio ruso con la aviesa intención de partir a Rusia en muchos pedazos para dominarlos más fácilmente, robar a placer todas sus riquezas naturales y esclavizar a los pueblos que conforman la gran Federación Rusa. Una vez derrotada Rusia, el plan imperialista es agredir y destruir el proyecto socialista del pueblo chino, para terminar dominando el mundo entero como único hegemón, único controlador de vidas y muertes de la población mundial. Esta forma de entender lo que está sucediendo no es un invento absurdo ni un amago para espantar incautos con el petate del muerto, sino una preocupante realidad, que se puede constatar con las muchas guerras y agresiones de todo tipo que en el planeta está desatando la furia imperialista. Por todo ello, la derrota imperialista en Kursk ayuda a proporcionar mejores condiciones de desarrollo a los pueblos del mundo.

Los agresores nazis no escatimaron esfuerzos y enviaron a la muerte a soldados fanatizados en Kursk: murieron 76 mil 500 combatientes invasores, según las primeras estimaciones, armados hasta los dientes con los más poderosos instrumentos de guerra que ha ideado el mundo occidental imperialista. Los que no murieron o quedaron cautivos, salieron huyendo vergonzosamente. EE. UU. les proporcionó misiles Himars, tanques Abrams, cohetes ATACMS, artillería, municiones de todos tipos, mucho dinero y todo tipo de inteligencia militar. Alemania mandó tanques Leopard 2, sistemas IRIS-T, misiles Patriot, etc. Reino Unido (Inglaterra o también llamado Gran Bretaña) mandó misiles Storm, tanques Challenger, drones. Polonia envió tanques PT-91, vehículos de infantería, aviones MIG-29. Francia puso en suelo ruso cañones Caesar, misiles SCALP, vehículos blindados AMX-10. Corea del Sur artillería K-9, municiones. Entre todos proporcionaron poderosos aviones de guerra, combustibles. Toda la canalla imperialista azuzó a sus perros de guerra contra Rusia.

Estados Unidos, Reino Unido y Francia proporcionaron a los soldados invasores datos de sus satélites y señales electrónicas, guiaron sus vehículos y misiles. La OTAN entrenó cien mil soldados ucranianos en países como Alemania y Polonia. Todo quedó irremediablemente destruido en los campos y pueblos de Kursk.

El tamaño de la derrota imperialista es ocultada y minimizada por los medios de información de siempre, al servicio de las grandes trasnacionales. A pesar de ello, es innegable que en los campos rusos de Kursk quedaron destruidos al menos 405 tanques, 331 vehículos de combate de infantería, 300 vehículos blindados de transporte de personal, dos mil 260 vehículos blindados de otro tipo, 595 piezas de artillería y 53 lanzamisiles múltiples, incluidos 13 Himars y 7 MLRS (de fabricación estadounidense), entre muchos otros equipos. Nada de esto pudo haber ingresado a territorio ruso de no haber sido con el inmenso apoyo de los países imperialistas.

Esta poderosa agresión fue rechazada con éxito por Rusia, que logró derrotarla en el terreno militar en poco más de ocho meses y que se sobrepuso, además, a cuando menos 16 mil sanciones económicas que le impusieron sus enemigos. Imaginemos como mexicanos lo que ello significa si a nuestro país lo ha puesto a temblar el odioso Trump, tan solo con el anuncio de algunas cuantas sanciones económicas, principalmente de impuestos y tarifas aduanales. Rusia es el país que ha recibido más sanciones económicas en toda la historia de la humanidad, es decir, prohibiciones de comerciar o intercambiar libremente, bajo pena de que el país o empresa que siga comerciando con Rusia será castigado por los países imperialistas. Esas sanciones se acrecentaron desde que el pueblo de Crimea, en elecciones libres celebradas en 2014, decidió soberanamente reincorporarse a la Federación Rusa. Nada doblegó el espíritu ruso, al contrario, no sólo resistió, sino que mejoró su economía y tiene un crecimiento que supera a todos sus rivales europeos. Esto es una verdadera odisea de la que ha salido triunfante y que alecciona a los pueblos del mundo, México entre ellos, con enseñanzas valiosísimas. El imperialismo fue derrotado y seguirá siendo derrotado.

Con el poder de su ejército, su heroísmo, su armamento altamente desarrollado, el pueblo ruso le ha propinado una estruendosa derrota al ejército mejor armado que haya conocido la historia moderna. También miles de heroicos rusos tuvieron que aportar sus vidas para mantener la independencia y soberanía de su país, algunos datos dicen que tuvo que morir un ruso por cada 10 invasores nazis muertos. Ésta es la cuota de sacrificio ruso que los pueblos del mundo debemos reconocer y honrar consecuentemente.

La liberación de los pueblos del Donbás, que también votaron en elecciones por unirse otra vez a Rusia, aún no termina, falta todavía, pero el avance ruso es innegable también y su victoria es segura. Deseamos al pueblo ruso el triunfo definitivo y nos condolemos por sus enormes pérdidas. Ahora que se acerca la celebración del primer triunfo contra los nazis alemanes y sus aliados de varios países fascistizados, la Gran Guerra Patria, nos sumamos al entusiasmo que su memoria trae al pueblo ruso y le enviamos cariñosos saludos y una vez más nuestro reconocimiento.

El presidente Putin ha dicho que la liberación de Kursk hace más cercana la derrota de Kiev. Es cierto. Sin embargo, la bestia imperialista norteamericana no ha muerto, es más peligrosa ahora que se revuelca de dolor. Desde hace años ansía hacerse del control de todo el territorio del continente americano y hacia nosotros enfila su ponzoñosa dentadura. Quiere el control del Golfo de México y sus riquezas submarinas, quiere el agua mexicana, quiere mandar tropas hacia el interior de México con el pretexto de combatir a los narcos, amenaza todo tipo de comercio justo, quiere todas las de ganar sólo para sí. Pero no se nos olvide: el otrora invencible ya fue derrotado en Vietnam, en Cuba, en Nicaragua, en Afganistán, Venezuela lo reta orgullosa y soberana, Yemen e Irán lo están desafiando con éxito y el 26 de abril terminó de ser vapuleado por los rusos en Kursk. ¡El mundo puede cambiar, nada es eterno! 


Escrito por Luis Miguel López Alanís

Periodista y escritor. Autor del libro “Ecos de los organizadores”.


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