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La sociedad de la nieve
La historia está basada en hechos reales. Este filme narra la tragedia que vivió un grupo de uruguayos que viajaba de Montevideo a Santiago de Chile, en 1972.
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A partir de los primeros días de este año fue lanzada en una plataforma streaming la cinta española La sociedad de la nieve, del realizador español Juan Antonio Bayona. Este filme narra la tragedia que vivió un grupo de uruguayos (en su mayoría jóvenes que pertenecían a un equipo de rugby) que viajaba de Montevideo, capital de Uruguay, a la capital de Chile, Santiago, en 1972. Este viaje no pudo concretar su ruta, pues cuando volaba sobre el corazón de la Cordillera de Los Andes, una tormenta hizo que el avión de la fuerza aérea uruguaya se estrellara; el filme, sin embargo, no se filmó en Los Andes, sino en la provincia española de Granada, en una región montañosa conocida como Las yeguas, cercana al Mar Mediterráneo.

La historia está basada en hechos reales; el 12 de octubre de 1972, el equipo de rugby uruguayo Old Christians, inicio un vuelo en un avión de la fuerza aérea de Uruguay; el destino era Santiago y tenía como objetivo llevar al equipo a un encuentro con un equipo chileno. El avión no se estrelló de lleno sobre algún risco, sino que sufrió un severo golpe en la parte trasera, lo que provocó que la cola de la aeronave se desprendiera y que la mayor parte del avión se deslizara por una pendiente hasta impactarse con un glaciar. En el vuelo viajaban 45 personas, de las cuales sólo 16 sobrevivieron, después de 72 días de vivir de los restos de la aeronave, soportando fríos de hasta 30º bajo cero.

La historia se hizo polémica cuando se dio a conocer al mundo (poco tiempo después de haber localizado a los pasajeros) que para poder sobrevivir, después de varios días sin poder comer ningún alimento –dado que las pocas provisiones que rescataron después de haberse estrellado el avión se agotaron en dos días–, tuvieron que comer carne humana. Un pasante de medicina llamado Roberto Canessa fue quien, ante la brutal disyuntiva de morir de inanición o sobrevivir consumiendo la carne de los fallecidos en el accidente, convenció a sus compañeros de que no existía otra alternativa. El filme de Bayona muestra que algunos se negaron a comer carne de los cadáveres que permanecían congelados en la nieve, argumentando razones éticas y de tipo legal (“es un delito”, dice uno de ellos, renuente a cometer canibalismo). Sin embargo, el hambre y el instinto de supervivencia llevan a todos a consumir carne humana para salvarse.

Tanto en la historia real, como en la cinematográfica, los héroes fueron Fernando Parrado (quien sufrió la muerte de su madre y hermana en el accidente y él mismo quedó en estado de coma varios días después de estrellarse el avión) y Roberto Canessa, quienes decidieron caminar hacia el este de la cordillera para buscar auxilio. Después de varios días, un campesino los encontró junto a un arroyo, desfalleciendo, pero vivos. La noticia corrió por Argentina, Uruguay, Chile y después por todo el planeta. 16 jóvenes fueron rescatados. El filme evita caer en un melodrama simplón y brinda una historia llena de esperanza y pundonor; es un retrato realista y desprejuiciado de este drama de la vida real.

La antropofagia se ha practicado desde tiempos remotos; hace 800 mil años, según algunos estudios antropológicos. Se sabe que en los inicios de la civilización hubo consumo de carne humana. Algunas prácticas religiosas tenían la creencia de que el consumo de carne humana permitía, a quien lo hacía, apropiarse de los atributos de los seres devorados por sus vencedores en la guerra. En el cine, el ejemplo más aterrador se narra en la cinta de Richard Fleischer Cuando el destino nos alcance (1973), una historia sobre el apocalíptico fin de la humanidad, cuando ante la superpoblación en el planeta y la escasez de alimentos, los gobernantes deciden que todos los seres humanos fallecidos se conviertan en alimento, haciendo creer a la población que la fuente de sus alimentos es el plancton marino.


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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