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La profunda división entre ricos y pobres es tan mortal como el virus
La desigualdad en el mundo se hace más profunda, la brecha entre ricos y pobres continúa y los más perjudicados son los más pobres.
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Más pobreza y desigualdad en el mundo, los ricos se recuperan en 9 meses y acumulan más y los pobres se podrían “recuperar” en 10 años o más, así lo refleja una arista del reciente informe de la Oxfam, de enero 2021 y que es titulado "El virus de la desigualdad”. También ahí el organismo denunció a México, por consecuencia natural a sus autoridades, que no han puesto en marcha programas adicionales específicos para apoyar a las personas en situación de pobreza; y esto no sería todo, sino que, además, y esto se ha informado desde que llegó el gobierno de la Cuarta Transformación, muchos de los programas sociales que ya existían y que cumplían ese objetivo que señala la Oxfam, fueron desmantelados y eliminados dejando a su suerte a millones de mexicanos.

El reporte que se titula "El virus de la desigualdad" nos da una idea de lo que el documento plantea con mucha certeza, visión crítica de la realidad y errores de los gobernantes, en particular a México. De entrada, nos asegura que la pandemia del Coronavirus tiene el potencial de agravar la desigualdad en prácticamente todos los países de la tierra y registra que es una situación sin precedentes.

Cito textualmente uno de sus primeros párrafos: "El virus ha puesto al descubierto y ha exacerbado las desigualdades económicas, de género y raciales, a la vez que se ha alimentado de ellas. Más de dos millones de personas han perdido la vida, y cientos de millones se están viendo arrastradas a la pobreza, mientras que la mayoría de las personas y empresas más ricas del mundo sigue enriqueciéndose".

La desigualdad en el mundo se hace más profunda, la brecha entre ricos y pobres continúa y los más perjudicados son los más pobres; tanto así que sale a la luz pública que la fortuna de los mil hombres más millonarios se han recuperado el nivel previo a la pandemia en tan solo 9 meses y, por otro lado, la recuperación de las personas en mayor pobreza del mundo va a tardar más de una década en llegar. "La actual crisis ha puesto al descubierto nuestra fragilidad colectiva, así como la incapacidad de nuestra economía, profundamente desigual, de beneficiar al conjunto de la sociedad", reza el documento.

Y aunque las acciones que podrían implementar los Gobiernos son muy importantes para proteger la salud y la vida del ser humano, y la Oxfam asegura que los gobiernos pueden (pueden y lo deberían de hacer, pero no quieren y no lo harán) poner políticas transformadoras que antes de la crisis no existían, y remata su primer bloque informativo con un: "No hay vuelta atrás. No podemos volver a donde estábamos. En lugar de ello, la ciudadanía y los Gobiernos deben responder a la urgente necesidad de construir un mundo más justo y sostenible."

Lo que la Oxfam reporta brinda datos de alarma y muestra cómo las desigualdades se combinan entre sí, presentando ejemplos que establecen vínculos entre países; y lo que es más importante, ofrece y sugiere soluciones radicales; sin embargo, en muchos países como México, simplemente la autoridad se sigue negando a tomar en cuenta las recomendaciones de organismos internacionales y todo lo que realiza desde el gobierno es insuficiente y está muy mal planeado. El otro aspecto que la Oxfam señala es que hay ya más de 2 millones de muertos (y los que siguen sumando diariamente) y que cientos de millones se están viendo arrastrados a la pobreza; sin lugar a dudas esto se debe a los daños colaterales por la pandemia como el desempleo ante el confinamiento o el cierre de pequeñas y medianas empresas, mismos que traen como consecuencia que las familias, al menos de México, no tengan los mismos ingresos que antes de la pandemia y se vean obligados a sobrevivir con lo que tienen y consigan.

Por ejemplo, se ha asegurado que en nuestro país el 60 por ciento de los trabajadores (familias) viven con 2 o menos salarios mínimos; una verdadera tragedia económica, aparte de la pandemia que ya rebasó, el lunes 25 de enero, los 150 mil fallecidos y el México está en el primer lugar con más letalidad de todo el mundo. ¡Bienvenidos al México de la Cuarta Transformación; éste es el México de AMLO y Morena! ¿Qué más nos espera?

El informe y las cifras que presenta la Oxfam son claras. Imagine usted con algo de detalle lo que se dice: En tan solo 9 meses las mil mayores fortunas del mundo han recuperado su nivel de riqueza previo a la pandemia; por otro lado, las personas con mayor situación de pobreza van a tardar hasta una década en poder recuperarse. Pero, además, se habla de que el incremento de la riqueza de los 10 mil millonarios más ricos del planeta, desde que inicio la pandemia, sería suficiente y bastaría para evitar que nadie, ni un solo individuo cayera en la pobreza y, también, se podría financiar una vacuna universal contra el Covid-19 para todos.

Pero la desigualdad generada por la ambición y deshumanización de unas cuantas personas, en este caso 10 mil millonarios, comparado con los ya casi 8 mil millones de habitantes del mundo, no permite que esa riqueza, que es producto del trabajo diario de millones de hombres y mujeres, pueda ser repartida o destinada, como señala la Oxfam, para evitar el aumento de la pobreza y que todos los seres humanos tengan acceso a una vacuna.

Las palabras de Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, son muy claras: “Somos testigos del mayor aumento de la desigualdad desde que comenzaron los registros”, “La profunda división entre ricos y pobres está resultando tan mortal como el virus”; además de insistir en que las élites viven y sobrellevan la pandemia con lujo, mientras que los que están en la “primera línea” (asistentes de tienda, trabajadores de la salud y vendedores del mercado) “luchan por pagar las cuentas y poner comida en la mesa”; pura realidad, nada de ficción.

En este mismo sentido el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han manifestado, en otro momento, su preocupación por que la pandemia incrementa la desigualdad en todo el mundo y que, tarde o temprano, tendría efectos enormemente perniciosos. “Tendrá un impacto profundo, el incremento de la desigualdad generará agitación social y económica, dando lugar a una generación perdida en la década de 2020; las consecuencias de todo ello perdurarán en las décadas siguientes”, palabras de Kristalina Gueorgieva, directora general del FMI.

¿Entonces qué les queda hacer a los pobres y desamparados del mundo?, ¿Los gobernantes o los hombres más ricos del mundo van a voltear a ver el sufrimiento de la inmensa mayoría de la población y, en especial, a las economías de tercer mundo que están estancadas y no pueden ofrecer bienestar? ¿Va López Obrador a cambiar sus políticas completamente fallidas de gobierno ya en el tercer año de su sexenio?

Nada de esto parece que ocurrirá, aunque los llamados de organismos del mundo sean claros y precisos; aunque presenten diagnósticos correctos y ofrezcan alternativas. Los multimillonarios van a seguir acrecentando su riqueza y la desigualdad será mayor incrementando descomunalmente la pobreza; la división entre ricos y pobres seguirá siendo tan mortal como el virus y, quizá en los próximos 20 o 30 años, será peor. Entonces, si los gobernantes de cada nación no dan grandes giros y cambios en sus formas de gobernar no deberán sorprenderse de lo que suceda en el futuro, incluida una agitación social de resonancia mundial, una crisis social que ni AMLO ni Morena podrán detener.

Por estas razones, en México y en el mundo sigue siendo de primer orden que los pueblos se organicen, eduquen y luchen como un solo hombre, como una verdadera nación de naciones, donde los gobernantes hagan lo que la humanidad necesita, no lo que una minoría adinerada o enquistada en el poder quiera. Está comprobado que los grandes cambios los hacen los pueblos, las transformaciones las hacen los hombres y no un lunático en el poder. México tendrá pronto su primera prueba para evaluar a su gobierno y es hora de que ningún mexicano se deje manipular y salga a votar por políticos jóvenes y nuevos, con una visión distinta de ejercer el poder, siempre en benéfico de todos para lograr un México más justo y más equitativo. Pero lo que no debe hacer ningún mexicano es volver a votar por Morena y sus candidatos, ya es suficiente tanta mortandad, tanto dolor y tan miseria. Por el momento, querido lector, es todo.


Escrito por Miguel Ángel Casique Olivos

Colaborador


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