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Durante las décadas anteriores, el concepto de “imperialismo”, al igual que los de “capitalismo” o “lucha de clases”, cayó en desuso en los círculos académicos, así como entre los economistas, políticos y medios de comunicación. En nuestros días, afortunadamente, el término ha vuelto a insertarse en el vocabulario cotidiano, tal vez gracias a que la categoría imperialismo aún conserva la capacidad de describir el funcionamiento y las dinámicas que originalmente contribuyeron a su configuración actual.
El imperialismo sigue vivo y coleando. Hoy podemos observar, con mayor contundencia, sus síntomas; por ejemplo: la concentración de capital, el predominio de los monopolios y la obscena acumulación del capital financiero en el uno por ciento de la población, la explotación de capitales y el reparto del mundo en distintas esferas de influencia, entre las que Estados Unidos (EE. UU.) es la potencia mundial. Porque mientras pocas naciones capitalistas concentraron a escala mundial los procesos productivos y la circulación de mercancías y servicios, la enorme mayoría de los países, sobre todo los pobres, tuvieron que aumentar su dependencia externa e hipotecar su soberanía a las metrópolis.
Repetimos: en nuestro tiempo, EE. UU. ostenta la deshonrosa denominación de “guardián del mundo” y la potencia global en términos económicos, políticos e ideológicos. El mantenimiento de la hegemonía ha sido considerado un asunto interno y transpartidista, por lo que, a pesar de la alternancia entre demócratas y republicanos en la política interna, los asuntos externos son tratados como de Estado; y se mantiene la misma política hacia el exterior.
La hegemonía estadounidense, a pesar de que cuenta con el consenso de las élites y con gran parte de las bases de las sociedades en otros pueblos, ha echado mano no solo de la seducción, sino también de la coerción, el intervencionismo militar y las supuestas ayudas humanitarias. El memorial de agravios sufrido por las naciones dependientes y periféricas es extensísimo, puesto que la fuerza empeñada en mantener el dominio ha sido ejemplar y espectacular en algunos casos.
Pero el repunte de algunos países como Rusia y China, y su colocación como actores estratégicos en el campo de la economía, quizá nos ayuden a dibujar un escenario nuevo; un mundo sin hegemonías, sin imperialismos, sin globalización, que acompañado con la emergencia de un paradigma distinto, novedoso y seductor, sea benéfico para las mayorías. Porque como fenómeno político, el imperialismo no solo ha sido tortuoso para los países dependientes, sino también ha contraído cierto grado de malestar en los habitantes de las metrópolis que, en nuestros tiempos, fueron testigos de los males que aquejaban a “las extremidades del cuerpo”. Ahora, en el corazón del imperio, las desigualdades y los problemas de la periferia se agudizan, y están creando malestar social, inconformidades y reclamos al sistema.
Con todo, sería aventurado pensar que el mundo se aproxima a una época revolucionaria o al estallido de rebeliones sistemáticas y globales. En nuestro horizonte plomizo, como Daniel Bensaid caracterizó a nuestro presente, no parece haber indicios de estallidos revolucionarios. Sin embargo, el evidente debilitamiento de EE. UU. como potencia mundial quizá sea una buena noticia; porque esto permitirá, en el mejor de los escenarios, la posibilidad de un desarrollo alternativo que no esté basado en la explotación de la fuerza de trabajo y los recursos naturales.
Así nos queda claro que existe otra alternativa u otras alternativas para los pueblos del mundo; en algún momento emergerá, porque tiene que emerger, una nueva forma de organizar la vida, la economía, las sociedades. Cuando llegue ese momento, parafraseando a Álvaro García Linera, esperemos que surja una nueva organización social deseada por las mayorías y que beneficie a todas las clases subalternas del mundo.
El nacionalismo de Rafael López tiene un rasgo que lo distingue de la simple poesía patriótica, destinada a idealizar el pasado mexicano y cantar la belleza del paisaje natural.
Las destructivas lluvias sólo han empeorado la violencia delictiva, deficiente infraestructura hidráulica y la falta de eficiencia política en el gobierno municipal y estatal de Baja California.
La nueva funcionaria, actualmente diputada federal, solicitará licencia para asumir el cargo.
Este 22 de julio se reunirá el Consejo General del INE para debatir la imposición de multas por un total de mil 420 millones de pesos.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) concluyó que no se debe anular la elección electoral en Puebla
La CIA comenzó la guerra coordinando a Al Qaeda. EE. UU. se apropió de una franja importante del norte de Siria con ayuda de Al Qaeda y el ISIS.
En la circunstancia actual de Estados Unidos (EE. UU.), en la que el uno por ciento más rico de la población
La guerra y la invasión siempre tienen como factor esencial lo económico. Pero muchos discursos intentan ocultar esta indeseable razón con motivos “civilizadores”, religiosos o humanitarios.
La presidenta electa presentó a cada uno de los titulares de las Secretarías de Energía, Salud, Función Pública, Comunicaciones y Transportes, y Desarrollo Agrario.
El repudio popular contra la destitución del presidente Martín Vizcarra y los relevos posteriores llevaron a Perú a la incertidumbre.
Otro conflicto que Alejandro Murat tiene en las manos y no ha resuelto, es sobre los temas de asesinatos y crímenes que se cometen en Oaxaca.
El Obispo de la Diócesis de Chilpancingo Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, aseguró que en las elecciones los narcos metieron las manos.
En su novela El otoño del patriarca, el escritor Gabriel García Márquez, cuenta la historia de un dictador eternizado en el poder que a medida que lo alcanza la edad aumenta su maltrato a los ciudadanos y se vuelve cada vez más sanguinario.
Para corregir la cada vez más escandalosa e injusta explotación laboral que priva en México, deben empezar a decirse las cosas como son y cuantas veces sea necesario.
La violencia generada por la disputa de tres mil 200 hectáreas entre los comuneros de Malinaltepec y Alacatlatzala data de hace 50 años, y la más reciente de los enfrentamientos se dio este año en la comunidad de Yautepec.
Escrito por Aquiles Celis
Maestro en Historia por la UNAM. Especialista en movimientos estudiantiles y populares y en la historia del comunismo en el México contemporáneo.