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Austeridad de AMLO: accidentes y muertes por malas carreteras
Hay un abandono criminal de las carreteras mexicanas (el promedio diario de muertes por accidente es superior a 50), los culpables no son otros más que AMLO y sus pésimos colaboradores.
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Son de dominio público los datos de la alarmante e inadmisible situación de las carreteras de nuestro país y de los accidentes en ellas, que han aumentado en todo el territorio nacional en lo que va de este sexenio. En 2021, a poco más de dos años de que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), comenzara a gobernar, se reportaron 15 mil accidentes carreteros (41 por día), cifra equivalente a un aumento del 22 por ciento con respecto a la que registró en 2018.

Lo más grave es que los accidentes se han incrementado, como lo reconoció la propia Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transporte (SICT) del gobierno actual, que intenta justificar el abandono de la infraestructura vial con el argumento de que falta personal para verificar el estado de los vehículos de autotransporte; que no se han contratado más médicos para examinar a los choferes y, sobre todo, que no hay recursos financieros para reparar las básculas descompuestas que pesan los camiones de carga.

Lo más preocupante de este asunto es que muchos de los accidentes provocan la pérdida de vidas humanas. En 2021 fallecieron tres mil 298 personas y otras ocho mil 217 resultaron lesionadas, además de ocasionar la “pérdida” de más de 80 millones de dólares (mdd) –unos mil 600 millones de pesos (mdp)– según el Anuario Estadístico de Colisiones en Carreteras Federales, del Instituto Mexicano del Transporte (IMT).

También se ha publicado la versión de que algunos funcionarios advirtieron consecuencias negativas cuando se anunció que el Gobierno Federal aplicaría una reducción del 28 por ciento en el presupuesto destinado al mantenimiento carretero de 2021, porcentaje equivalente a 10 mil mdp.

Un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el medio informativo Animal Político sobre los presupuestos ejercidos por la Dirección General de Conservación de Carreteras, Caminos y Puentes Federales (Capufe) y los Centros SICT en los estados, detalla que, en 2018, el gobierno invirtió 31 mil 468 mdp; que en 2019, su gasto fue de 38 mil 389 mdp (22 por ciento más); pero que su presupuesto ya no se incrementó, pues en 2020 fue de 26 mil 500 mdp; en 2021 disminuyó a 21 mil 300 mdp; en 2022 únicamente se ejercieron 22 mil 569 millones; y se prevé que en 2023 dispondrán de 31 mil 983 millones, cifra similar a la de 2018.

Esto quiere decir que los únicos incrementos en la red carretera de México se han producido en el número de colisiones, personas heridas y fallecidas, vehículos siniestrados y daños materiales. Hasta noviembre de 2022 se habían registrado 15 mil 20 accidentes que cobraron la vida de tres mil 298 personas y provocaron lesiones a ocho mil 217. ¿Por qué AMLO destinó menos dinero a esta infraestructura vital para los mexicanos y su economía? ¿No le importa la seguridad de las vías de comunicación por donde transitan millones de personas y se mueven miles de millones de mercancías?

Los cuatro años de gobierno morenista han sido trágicos para la infraestructura carretera y ahora, cuando el país se halla en un proceso de “normalización” después la crisis sanitaria generada por la pandemia de Covid-19, no se vislumbran cambios en sus políticas erróneas en materia socioeconómica, como se advierte en el caso de la infraestructura carretera, que a su mal estado físico se suma la inseguridad generada por los grupos delictivos comunes y organizados.

De este abandono criminal de las carreteras mexicanas (el promedio diario de muertes por accidente es superior a 50), los culpables no son otros que el Presidente y sus pésimos colaboradores que, mediante la aplicación de la supuesta “austeridad republicana”, están destruyendo a nuestro querido México. Por el momento, querido lector, es todo.


Escrito por Miguel Ángel Casique

Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).


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