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Tragedia, devastación, desolación, 27 muertos, cuatro desaparecidos y más de un millón de afectados, es el saldo preliminar del paso del huracán Otis en Acapulco, que en algunas zonas continúa en penumbras tras la caída de antenas de energía eléctrica y sistemas de comunicación, ante el mutis de autoridades federales encabezadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador y estatales a cargo de la gobernadora Evelyn Cecia Salgado Pineda, ambas de Morena, que según afectados, tardaron mucho en responder. La inconformidad es generalizada.
Tras el impacto de Otis como poderoso huracán categoría 5, con vientos sostenidos de 260 a 315 kilómetros por hora, que al tocar tierra cerca de la zona turística de Acapulco se degradó a categoría 4, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos calificó la situación como “escenario de pesadilla”. La intensificación del huracán fue una de las más rápidas que los meteorólogos hayan visto, científicos dicen que ese factor es sólo un síntoma de la crisis del clima.