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Xenofobia, peligroso futuro para el Edomex
En Texcoco, Morena ha gobernado los últimos 10 años, sin embargo, de los 277 mil 562 texcocanos, más de 143 mil no tienen acceso al agua potable; casi 5 mil viven en casas con piso de tierra y otras 5 mil familias carecen de drenaje.
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Los cerros Tezcutzingo y Tláloc, el Molino de Flores, su Catedral, su historia milenaria, la deliciosa barbacoa y las ferias Internacional del Caballo y Nacional de la Cultura Rural de Chapingo, distinguen a Texcoco como uno de los municipios más atractivos del oriente del Estado de México (Edomex).

En medio de estas riquezas naturales y culturales hay una realidad que los gobernantes morenistas pretenden ignorar y no superan: 143 mil 594 de los 277 mil 562 texcocanos no tienen acceso al agua potable y se ven forzados a comprarla “con pipas”; cuatro mil 850 viven en casas con piso de tierra y cuatro mil 975 familias carecen de drenaje.

 

 

Según el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), seis de cada 10 texcocanos fueron considerados pobres porque, en ese año, pudo definirse que el 46.6 por ciento se hallaba en situación de pobreza moderada y el 9.8 por ciento en pobreza extrema; un estatus socioeconómico que se mantiene desde hace casi tres décadas cuando, en 1996, un grupo de supuesta militancia izquierdista accedió al gobierno municipal de Texcoco y decidió ignorar estos problemas, argumentando que muchos colonos, procedentes de otros municipios y estados, se asientan en terrenos irregulares.

Este argumento no solo ha servido al Grupo Texcoco o Grupo de Acción Política (GAP) para negar a los pobladores la construcción de redes de agua potable y drenaje, así como pavimentación de calles en las colonias marginadas de Texcoco, sino para perseguir política, policial y judicialmente a quienes no se sometan a su cacicazgo.

En los últimos 10 años, tres militantes del GAP han gobernado este municipio: Higinio Martínez Miranda, Delfina Gómez y Sandra Luz Falcón Venegas quien, aún en funciones, escribió en su página de Facebook lo siguiente:

“Durante reunión de La Construcción de la Paz, donde nos reunimos los tres niveles de gobierno, solicité el apoyo de la Fiscalía para reforzar las acciones que se realizan desde el Ayto para prevenir asentamientos irregulares. #Texcoco #DondeSeViveBien #NoAsentamientosIrregularesˮ.

Higinio Martínez Miranda fue quien inauguró el uso de este discurso de odio contra ciudadanos mexicanos que habitan en este municipio cuando compitió por la presidencia municipal de Texcoco en 2003; en ese entonces afirmó que los irregulares son responsables de la pobreza y la ausencia de infraestructura urbana básica por “mudarse a su municipio”, que sería un “paraíso” sin su presencia.

Según el ahora senador morenista Higinio Martínez y sus seguidores, la migración hacia Texcoco es “culpa de Antorcha”. Sin embargo, los números lo desmienten porque, de acuerdo con el Censo de Población del Inegi, en 1990 vivían 120 mil personas en este municipio; y ahora, 33 años después, viven 277 mil 562.

 

 

Pero los antorchistas de Texcoco son 22 mil 724; es decir, menos de uno de cada 10 personas que habitan Texcoco son de esta filiación política; y el discurso de odio del GAP contra la migración –como lo evidencia el hashtag #NoAsentamientosIrregulares de la alcaldesa morenista– revela la posición política de un gobierno conservador, no izquierdista ni progresista.

Un discurso que, además de mentiroso y xenofóbico, pretende esconder graves problemas de pobreza y falta de servicios públicos básicos, entre los que también destaca el problema de la inseguridad pública.

 

“La realeza de Texcoco no viene acá”

María Teresa prepara el baño. Cuando ve que el agua caliente empieza a echar burbujas, define el número de cubetas que necesitará; y mientras se ducha, cuida que no se desperdicie una sola gota porque debe reciclar el agua, y todavía le hace falta lavar.

Sí. Debe cuidar el agua “lo más que se pueda”; en su casa solo hay una pequeña fosa séptica, debido a que su familia no tuvo el dinero suficiente para construir una más grande; además, debe comprar el agua en pipas y apartar dinero para pagar el servicio de desazolve conocido como váctor. Al mes gasta entre 800 y mil 500 pesos, esto depende de quién le venda el agua y de la frecuencia con que el Ayuntamiento envíe este servicio.

 

b. ¿Cuál es su situación?

Aquí nos hace falta de todo, empezando por el drenaje, agua potable, electricidad y el alumbrado público. Aquí tenemos que comprar el agua porque no tenemos el privilegio de que el agua nos llegue sola”.

b. ¿Qué les han dicho en el Ayuntamiento?

Allá siempre nos dan atole con el dedo. Nos prometen que van a mandar el váctor. Pasan meses y, la verdad, no nos hacen caso. Cuando estuvo Delfina, menos.

b. ¿Por qué?

“Es un tema político. Como nos identificamos con Antorcha, nos ven como apestados; nos hacen a un lado. Tienes que ser de Morena. Fuimos con Delfina, Higinio y con Sandra Luz, y nada de nada. De vez en cuando nos mandan el váctor, pero del drenaje y el agua, nada”, concluyó.

Como ella, hay cuatro mil 975 familias en Texcoco que padecen la misma situación. En 10 años, los gobiernos de Morena no lo han resuelto, aunque el cacicazgo de Higinio Martínez empezó en 1996, cuando su grupo de “izquierda” asumió el poder en Texcoco.

 

 

El GAP tiene al menos 27 años controlando a la población de este municipio, tiempo en que ha empeorado la situación de pobreza y marginación de más del 50 por ciento de los habitantes que no son “texcocanos de corazón”, como el cacique.

“Lo que declaró esa señora –Delfina Gómez– en su campaña es una mentira, porque aquí carecemos de lo más elemental, de todos los servicios y cuando fue presidenta municipal en Texcoco, no hizo lo que dijo. No sé si haya hecho cosas en otros lados, pero aquí donde vivimos no hizo nada. Mire, no tenemos drenaje, hay que ir a rogar para que nos manden el váctor”, denunció Guadalupe Ambriz Espinoza, habitante de la colonia Humberto Vidal Mendoza, vecina de Cuautlalpan, la tierra de Horacio Duarte, otro de los casiques del GAP. “Lo que pedimos es que nos hagan caso”.

Cada mes debe comprar dos pipas de agua para satisfacer las necesidades de su familia; cada pipa le cuesta unos mil pesos, que se ahorraría si su casa estuviera conectada a la red de agua potable del municipio.

Oliva Cruz, quien vive en esta comunidad desde hace 11 años –el mismo tiempo que Morena lleva gobernando el municipio–, necesita red de electricidad, agua potable, drenaje y el aplanado de las calles.

Cuando se le preguntó si los tres presidentes municipales que Texcoco ha tenido en los últimos 10 años han visitado su colonia, su respuesta fue contundente:

“No. La ʻrealeza de Texcoco’ no viene para acá”.

 

 

La discriminación como sistema

A estos problemas se suma la discriminación del gobierno de Morena hacia los vecinos de algunas comunidades texcocanas, debido a que ocupan asentamientos considerados como “irregulares”; como si este hecho fuera un delito que se deba castigar con falta de agua o luz eléctrica.

Este problema y la migración no son exclusivos de Texcoco; pero en los últimos 50 años se incrementaron a tal grado que miles de familias se asentaron en zonas que los texcocanos originarios juzgaban como “riesgosas”.

Tal es el caso de la colonia Guadalupe Victoria, que se formó hace medio siglo; hasta la fecha, sus viviendas no cuentan con agua potable y drenaje. En ese lapso, gobiernos priistas, perredistas y morenistas se negaron a resolver este problema.

El delegado municipal de la colonia Guadalupe Victoria, Enrique Plata, denuncia que el maltrato recibido de las autoridades se debe a que los vecinos son ajenos a la filiación de Higinio y Delfina, que antes fue perredista y ahora es morenista; por ello no han querido regularizar el asentamiento.

 

Higinio Martínez y Delfina Gómez con Claudia Sheinbaum

En la misma situación se encuentran los vecinos de la colonia Fray Servando Teresa de Mier, quienes recientemente acudieron a las oficinas del ayuntamiento que hoy administra Sandra Luz Falcón para solicitar los servicios de limpia y desazolve de sus fosas sépticas, debido a que no cuentan con el servicio de drenaje; pero hasta ahora siguen esperando la respuesta.

Virginia Pérez Vega, quien vive desde hace 20 años en la colonia Fray Servando Teresa de Mier, aclaró a buzos que el maltrato a esta comunidad se debe a que son considerados migrantes, foráneos e irregulares, un argumento que solo sirve para ocultar su falta de voluntad política. “Mire, en el año 2015, gracias a la gestión del diputado Brasil Acosta, se abrieron drenajes en varias calles de Texcoco, sin que hubiera ningún problema. ¿Por qué ahora las cosas no funcionan? Porque la presidenta no quiere, ya que si Sandra Luz tuviera voluntad política solo tendría que firmar un permiso para que los dueños del terreno nos permitieran conectarnos a la red de drenaje que pasa por su terreno. Pero ella y el cacique no quieren. Pero no ha sido la única en asumir esa actitud, pues antes Delfina Gómez e Higinio también se negaron a resolver porque no nos quieren. ¡Qué mala fe! Si fueran congruentes con sus comentarios, pero no. Yo lo entendería si fuera como en otros lados donde no hay tubos en el suelo, pero aquí ya está todo y siguen ignorándonos”, lamentó Virginia.

 

 

Jaime Velázquez, vecino de la misma colonia, donde vive desde hace 16 años, denuncia: “empecé viviendo aquí siendo un niño y ahora tengo hijos; y el Ayuntamiento no quiere resolvernos. Es un problema de falta de ética política y también de salud, porque lo que más nos hace falta es el drenaje, sobre todo en el verano”.

La misma actitud evidenció Reina Valeriano, quien visiblemente indignada aclaró a este semanario: “el discurso de Morena es mentiroso y su gobierno municipal nos discrimina solo porque no nacimos en Texcoco y nos ignoran cuando les pedimos que manden el carro de limpia. Nosotros nos organizamos y nos ponemos a limpiar, ¿se imagina? Y hasta los policías nos han llegado a echar pleito cuando vamos al Ayuntamiento, porque alegan que no pagamos impuestos. Pero sí pagamos, el IVA es un impuesto y se paga en todo lo que compramos, que no se hagan; pero si quieren que paguemos otros impuestos, pues que nos reconozcan como parte del municipio. Nosotros no nos negamos a pagar ni a ayudar al municipio.

“Somos gente honrada, trabajadora: Yo soy mesera y aquí en mi casa todos trabajamos, puede venir a ver que está limpia. Si no puedo desazolvar es porque no nos permiten conectarnos al drenaje y no nos mandan el váctor”, reclamó María Guadalupe Benítez.

 

 

b. ¿Qué le diría a Delfina Gómez si la tuviese enfrente?

Con todo respeto, que venga a mi colonia, que vea cómo vivimos. Pero si no nos hizo caso cuando fuimos a pedirle ayuda cuando era presidenta municipal y tuvimos que batallar para que nos dejara poner el drenaje, el que sin embargo no podemos usar, menos nos va a escuchar ahora que es candidata a gobernadora. Solo nos falta una firma y la voluntad política de Sandra Luz Falcón para echarlo a andar; pero la presidenta municipal no tiene intención de hacerlo. Por eso los que sufrimos no creemos eso de que en “Texcoco se vive bien”, como dice la propaganda de Morena. 

 

 


Escrito por Raymundo Acosta Peña

Colaborador


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