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Metro Austeridad
Los datos que daré a continuación evidencian el desinterés del Gobierno Federal y el local de la CDMX, cuya Jefa de Gobierno, por cierto, realizaba un evento de precampaña electorera en Michoacán mientras en la Línea 3 del Metro chocaban dos trenes.
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Mientras la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum Pardo, está pensando, como corcholata del Presidente, en casarse, en aparecerse por todo el país con guantes de box, comiendo roscas y publicitarse a través de los medios de comunicación, bardas y espectaculares para que en 2024 sea “destapada” como candidata del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a la Presidencia de la República, en la capital de México, el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM) opera de manera desastrosa para desgracia de cinco millones de usuarios cotidianos, como se evidenció la semana anterior, con el choque de trenes entre las estaciones Potrero y La Raza de la Línea 3, accidente del que fueron víctimas una joven estudiante que murió en ese sitio y 59 personas que resultaron heridas, entre ellas cuatro que quedaron prensadas.

Algunos escribanos al servicio del gobierno morenista podrán aducir que fue una “casualidad” e intentarán responsabilizar al pasado; pero la filosofía revela que la casualidad es madre de la necesidad, es decir: los fenómenos que ocurren de manera casual y aparentemente inconexa son la manifestación de algo más profundo y no una conducta necesaria o voluntaria; suceden a pesar de la voluntad de los individuos.

En la historia reciente del STCM hay varios eventos que debemos recordar porque su incidencia pudo no ser obra de la casualidad, sino hijos de la “necesidad” o la “profundidad”. El más grave se dio en la Línea 12 del Metro, que dejó un terrible saldo de 26 personas muertas; también vale la pena recordar que el nueve de enero de 2021 se incendió el Puesto Central de Control I, accidente que provocó la muerte de una persona y lesiones a otras 31; y que el 23 de octubre de 2021 hubo también un incendio en la Línea 3.

Desde la llegada de Morena a la Presidencia de la República y al gobierno de la CDMX, los usuarios del Metro sufren día a día retrasos provocados por varias deficiencias, la mayoría debidas a cortos circuitos y a la falta de un control automático eficiente del sistema. Estas fallas pueden tener su causa en la impericia de sus responsables directos o bien en el hecho de que no les proporcionan los recursos financieros para modernizar el STC y darle el mantenimiento adecuado.

Es cierto que ahora, después de mucho tiempo, está reparándose un tramo de la Línea 1, y ello es plausible. Sin embargo, el Metro necesita reparaciones mayúsculas. Creo que hay personal técnico calificado para realizarlas, pero no garantizo que los mandos actuales del STC cumplan bien con su trabajo y que estén a la altura de su responsabilidad, pues a juzgar por los hechos arriba citados debieron advertir a tiempo las fallas y evitado los accidentes.

El fondo de este problema es la llamada “austeridad republicana” que solo aplica contra las necesidades presupuestales de la mayoría de las dependencias federales y de los gobiernos estatales para destinar esos supuestos “ahorros” en el gasto inútil de miles de millones de pesos (mdp) en obras innecesarias como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) de Santa Lucía.

Los datos que daré a continuación evidencian el desinterés del Gobierno Federal y el local de la CDMX, cuya Jefa de Gobierno, por cierto, realizaba un evento de precampaña electorera en Michoacán mientras en la Línea 3 del Metro chocaban dos trenes.

En 2021, el presupuesto del STCM fue “de seis mil 993 millones, todavía 323.5 millones menos en comparación con el primer año de la administración de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum”, asegura la revista Expansión Política[1]. En 2018, de acuerdo con la revista Forbes de México, se destinaron 15 mil 492 mdp; y en 2019 su presupuesto fue de 17 mil 224 millones de pesos; sin embargo, en 2020 éste se redujo a 14 mil 290 mdp y en 2021 subió a solo 15 mil 81 mdp[2]. Es decir, únicamente tuvo un incremento de 2018 a 2019; y el que se le dio de 2020 a 2021 fue menor al inmediatamente anterior.

Estos datos demuestran que al gobierno actual no le importa la vida de los mexicanos y menos la de los pobres, ya que con los apoyos monetarios directos no pretenden sacarlos de la pobreza, como declara a cada momento el Presidente, sino comprar su voto a favor de los candidatos de Morena. Este gobierno invierte en lo que no se necesita y desatiende todo lo que se necesita, como puede observarse en el caso del Metro, un sistema de transporte público usado mayoritariamente por gente pobre y de clase media baja.

Lo peor de todo esto es que la política de austeridad contra el Metro de la CDMX –así como otras decisiones dictadas desde Palacio Nacional– en su momento fueron apoyadas ciegamente desde la Cámara de Diputados tanto por los legisladores de Morena como por sus aliados, sin prever las consecuencias de los recortes. Es probable que muchos de ellos aún crean que el Metro puede funcionar igual con menos dinero pese a que la realidad ha demostrado lo contrario.

El pueblo debe sacar una lección de todo esto porque, cansado del régimen priista, primero le dio su confianza al expresidente Vicente Fox Quesada, cuyo gobierno fue un fracaso y quien cuando desaparezca el epitafio sobre su tumba –según Jesús Silva-Herzog Márquez– dirá: “¿Yo por qué?”; y porque luego de las administraciones de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, creyó en el “gobierno de la esperanza” prometido por Morena para nuevamente aterrizar en otra desgracia o, lo que es peor, en una tragedia.

Hay que quitar del poder a quienes le hacen daño al pueblo; a los que prometieron acabar con la corrupción y hoy son más corruptos y a los que engañan y le mienten al pueblo; hay que llevar al pueblo mayoritario al poder para que haga de esta nación una más limpia, poderosa, equitativa y soberana; y para que instituciones de uso popular como el Metro de la CDMX tengan los recursos necesarios y las actualizaciones científico-tecnológicas que eviten que los mexicanos sufran a la hora de trasladarse a sus trabajos y hogares.

¿Es posible? Sí, con la condición de que el pueblo mexicano gobierne esta patria y no quienes se autodenominan sus representantes pero que en realidad les hacen más daño con su austeridad. La próxima estación será: Metro Austeridad.


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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