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Voces académicas autorizadas han demostrado que las estimaciones sobre el número de contagios que el Gobierno Federal da a conocer diariamente, a través de su vocero oficial, el subsecretario de Salud, Dr. Hugo López-Gatell, están subestimadas y ponen en duda el modelo Centinela, el cual ha funcionado en otros tipos de estudios médicos, pero no es el más adecuado para estimar el total de personas contagiadas por Covid-19 en el país. La misma Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo énfasis en que no es el adecuado porque la población estudiada es completamente nueva y, por lo tanto, con muchas incógnitas por resolver sobre su comportamiento; sugirió, además, hacer el mayor número de pruebas posibles. Por su parte, México desestimó la recomendación y continúa promocionando el sistema Centinela como una novedad.
Mientras otros países incrementan el número de pruebas, el Gobierno de México, como el loco del periférico, cree que todos están equivocados menos él, y que no hay necesidad de más pruebas. ¿Dónde está el error al aplicar el modelo Centinela para medir los datos de esta pandemia? El error de estimación no sólo se debe a las deficiencias que pueda tener el modelo, sino a que el subsecretario López-Gatell y su equipo rompen todos los principios elementales de la aritmética, como lo demuestra el doctor en Matemáticas y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, Arturo Erdely. Las autoridades de salud estiman, sin justificación alguna, el factor de contagio mezclando datos de fechas distintas. Veamos. Del 22 al 28 de marzo, el número de casos estimados, según el método Centinela, era de 26 mil 519 personas infectadas de Covid-19, mientras que el número de personas reportadas el 28 de marzo, fue de 848; por lo tanto, el factor de contagio se obtuvo dividiendo el número de casos estimados entre el número de casos reportados, o sea, 26,519 entre 848, lo que da 31.2724; esto significa que una persona con coronavirus puede infectar a 31.3 más. Ahora bien, el factor de contagio que se les dio a conocer a los mexicanos fue de 8.3. ¿Cómo se obtuvo? Tomando los casos estimados hasta el día 28 de marzo (26 mil 519) contra los reportados el día 8 de abril (3 mil 181), mismo día en que López-Gatell dio su informe vespertino: 26,519/3,181=8.3367.
¿Dónde está la trampa? Como bien lo confirma el Dr. Julio Boltvinik, catedrático de El Colegio de México, resulta de dividir el dato de casos estimados de una fecha entre el dato de casos confirmados de otra, y no es lo mismo un factor de 31.3 que uno de 8.3, diría el propio doctor López-Gatell. Lo preocupante de esta situación es que, a pesar de quedar revelado el error, el Gobierno no ha dicho nada al respecto; mientras tanto, la población, sobre todo la que sigue confiando en los datos del subsecretario de Salud, continúa creyendo que el factor de contagio es de 8.3 y que, por tanto, la cifra de infectados es muchísimo menor. Al 2 de mayo, se reconocen 22,088 casos confirmados; si los multiplicamos por 8.3, la estimación del Gobierno Federal es de 183,330 personas infectadas, y con el factor de 31.3, calculado anteriormente, existen 691,354, aunque, de acuerdo con el Dr. Alejandro Macías, Subdirector de Epidemiología Hospitalaria y Control de Calidad de la Atención Médica en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, el número de contagiados reportados se debe multiplicar cuando menos por 50, es decir, más de un millón de infectados.
Pero esta no es la única mentira estadística del Gobierno de la 4T en la medición de la pandemia, existe otra más burda. Mientras convino a sus intereses políticos, se presentaba a los mexicanos una tasa de letalidad muy por debajo de la mundial. ¿De dónde se obtuvo esa tasa? Como lo demuestra el antes mencionado Dr. Arturo Erdely, fue el resultado de dividir el número de fallecimientos confirmados por Covid-19 entre el número total de casos confirmados, multiplicado por cien, para convertirlo en porcentaje; después, en lugar de tomar el número de casos confirmados, se tomó el número de estimados, que son proporcionados por el modelo Centinela. El 5 de abril, la tasa de letalidad en México era de 4.39 por ciento, que se obtiene, siguiendo el mismo procedimiento aplicado a nivel mundial, dividiendo los 94 fallecimientos confirmados por coronavirus entre 2,143 casos confirmados hasta esa fecha, multiplicado por cien; para el día 17 de abril, la tasa de letalidad era de 7.94 por ciento ( (546 fallecidos ÷ 6,875 confirmados) ×100), por arriba de la mundial (6.7 por ciento); en este momento, como por arte de magia, el Gobierno de López Obrador decide cambiar la jugada, ahora divide los 546 fallecimientos confirmados entre los casos estimados al 4 de abril, por el método Centinela, 55,951 personas ( (546 ÷ 55,951) ×100) obteniendo una tasa de letalidad de apenas 0.98 por ciento. No es lo mismo dividir un valor entre un valor pequeño que dividirlo entre un valor más grande. Al parecer, López-Gatell, igual que el presidente López Obrador, tiene otros datos que no le quiere mostrar a la nación.
Al seguir mostrando a México con un bajo nivel de contagios, se busca que los mexicanos crean que las políticas aplicadas por el Gobierno federal en el combate al Covid-19 son las más efectivas, que “somos ejemplo a nivel mundial”, pero en realidad sólo esconden la verdadera magnitud de la crisis sanitaria y del hambre que empiezan a padecer decenas de miles de familias mexicanas.
Estamos en la Fase 3 de la pandemia; lo que ocurre en los hospitales y centros de salud es francamente lamentable. Los médicos continúan arriesgando su vida al no contar con equipo de protección adecuado para atender a los enfermos de Covid-19; además, están siendo amedrentados por las autoridades para que no denuncien ni proporcionen información sobre el número de enfermos que hay en los hospitales, mientras a los familiares de las víctimas mortales de coronavirus se les engaña diciendo que la causa del deceso fue otra. Por otro lado, las redes sociales están plagadas de testimonio de desempleados, madres de familia, ancianos y niños haciendo un llamado de auxilio al Gobierno de la 4T, porque ya no tienen nada para comer, pero sólo encuentran un Gobierno que no escucha ni se sensibiliza ante el dolor que aqueja a los mexicanos, sobre todo a los más pobres. El interés de quienes hoy nos gobiernan no es servir a los que confiaron en ellos, sino en aprovechar y ganar terreno para asegurar su continuidad en el poder. Pero no lo están haciendo de buena manera, o sea, con su trabajo o ganando simpatía entre los gobernados (que día a día disminuye); más bien, buscan violar la Constitución, implementar leyes que los favorezcan y les permitan tener manos libres para decidir sobre los recursos de los mexicanos, para así seguir comprando conciencias. México está en peligro, se avizora una nueva dictadura, la de la 4T.
Doctora en Estadística e Investigación Operativa por la Universidad Politécnica de Cataluña, España.
Benjamín Zapata lamentó la cerrazón del presidente Andrés Manuel López Obrador.
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Escrito por Daría Hernández
Columnista