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La tecnología, campo fértil para la extorsión y los ciberdelitos
Durante los últimos meses, los fraudes y extorsión en México mediante celulares y correos electrónicos han aumentado.
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Rosa Elena Romero, de 54 años, nunca imaginó que un mensaje de texto recibido en su celular, que parecía proveniente de su banco, se convertiría en el principio de una pesadilla. Una notificación urgente alertaba sobre un supuesto “cobro en su cuenta”. El mensaje solicitaba confirmar o rechazar un gasto, por lo que, al desconocer el cargo, le pedía confirmar sus datos personales para cancelar el cobro. Cuando hizo clic en el enlace, la supuesta “medida de seguridad” resultó en una extorsión digital que le costó más de cinco mil pesos.

Durante los últimos meses, los fraudes y extorsión en México mediante celulares y correos electrónicos han aumentado, en parte porque los ciberdelincuentes usan con mayor eficacia softwares e Inteligencia Artificial (IA). Otra razón consiste en que las policías estatales no se especializan en atender este tipo de delitos; además, las personas no denuncian debido a la falta de conocimiento respecto a cómo proceder.

Fue en junio pasado cuando Rosita, como la llaman cariñosamente sus seres queridos, abrió el enlace aparentemente inofensivo. En cuestión de minutos, su celular fue clonado y bloqueado; y mientras intentaba resolver el problema reiniciando una y otra vez el dispositivo, sus contactos recibían mensajes, aparentemente enviados por ella, en los que les pedían urgentemente grandes sumas de dinero, una táctica diseñada para presionar a quienes confiaban en ella.

El ataque no sólo comprometió su dispositivo, sino que también manipuló sus datos a través de algoritmos, que crearon una falsa sensación de urgencia y convencieron a sus contactos de que era necesario enviar diversas cantidades de dinero para evitar un grave problema. En su desesperación por recuperar el control de su celular, Rosa Elena no podía imaginar el daño que ya se había causado. Sus contactos más cercanos confiaron en el mensaje y transfirieron dinero. Uno de sus conocidos depositó cinco mil pesos, un dinero que nunca vio.

Otro caso más de extorsión, que ilustra la creciente sofisticación de tales delitos, involucra a una víctima que, al ingresar a una aplicación para solicitar un préstamo, fue contactada por los delincuentes. Inicialmente, la víctima solicitó mil pesos, pero rápidamente la deuda creció. Semanas después, la cifra se incrementó a 25 mil pesos, bajo la amenaza de que, si no pagaba, llamarían a sus contactos para exigirles que pagaran el supuesto préstamo. Las llamadas, cargadas de amenazas e insultos, buscaban intimidarlo.

En medio de la presión y la desesperación, la víctima intentó negociar con los extorsionadores y les explicó que no tenía más dinero. Tras varias horas sometido a insultos, logró reducir la cantidad a tres mil pesos, cifra pagada para evitar que sus contactos se involucraran. A pesar de la angustia y el miedo experimentados por la víctima, que prefirió permanecer en el anonimato, ni Rosita ni él decidieron presentar una denuncia. El temor a represalias y la desconfianza en el sistema de justicia contribuyeron a que ambos casos sean desconocidos por las autoridades. Lo anterior refleja una de las grandes dificultades que enfrentan las víctimas de extorsión en México: la falta de denuncias.

Este tipo de delitos, que van desde el aumento progresivo de deudas hasta la amenaza de involucrar a familiares y amigos, permanece como una de las formas más recurrentes de “cibercrimen”; sin embargo, como muestran estos casos, muchas de las víctimas optan por lidiar con el problema sin ayuda, porque no confían en la respuesta de las instituciones encargadas de impartir justicia.

La extorsión no es un delito nuevo. Durante décadas, los extorsionadores han utilizado tácticas como las llamadas telefónicas amenazantes, el envío de cartas intimidatorias y, en algunos casos, el uso de la violencia física para obtener dinero o favores; sin embargo, la llegada de Internet y las redes sociales han abierto nuevos caminos para los criminales, que ahora pueden operar desde cualquier lugar del mundo y con mayor capacidad de anonimato, porque las víctimas no pueden detectarlos y prevenirse.

Los métodos más comunes hoy incluyen softwares maliciosos que bloquean archivos de una persona o empresa y que dan paso a que los criminales exijan un rescate para restaurarlos; también mensajes fraudulentos que parecen legítimos, pero que están diseñados para robar información confidencial y amenazar con publicar información privada o comprometedora si no se paga un rescate; por mencionar sólo algunos.

No es lo mismo, pero parece igual

Según el policía segundo Alejandro Espinoza, de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (CDMX), es importante distinguir entre extorsión y suplantación de identidad. Aunque ambos delitos son comunes en el ámbito digital, la principal diferencia radica en la intención y el método utilizado. La extorsión se produce cuando alguien usa información robada para amenazar a la víctima y exigirle dinero o favores, mientras que la suplantación de identidad, aunque también fraudulenta, busca principalmente engañar a la víctima para obtener información personal, sin necesariamente amenazar con consecuencias graves.

Entrevistado por buzos, el policía especializado en ciberseguridad explicó que mediante técnicas conocidas como “ingeniería social”, los delincuentes logran engañar a las personas para que revelen información personal sensible. Un ejemplo común es el envío de mensajes de texto que alertan sobre un cobro no reconocido en la tarjeta de crédito, lo que genera alarma y lleva a la víctima a compartir sus datos; otros métodos incluyen ofertas falsas de empleo, regalos o promociones mediante redes sociales.

Aclaró que, a pesar de la creciente preocupación, las autoridades no clasifican estos incidentes como extorsión, sino más bien como fraudes. En estos casos, el primer paso consiste en reportarlo ante la policía; luego se puede denunciar ante la Fiscalía General de Justicia.

A pesar de las alertas, muchas personas no denuncian estos fraudes debido al desconocimiento de los procedimientos. Además, reveló que la Policía Cibernética de la CDMX recibe aproximadamente nueve mil reportes mensuales relacionados con delitos cibernéticos. De éstos, alrededor de 60 por ciento corresponde a casos de fraude, mientras que el resto se asocia principalmente con extorsiones; pero se desconoce cuántos están relacionados con la IA, debido a la naturaleza del sistema de reportes, y porque no se cuenta con una clasificación detallada de cada caso: “no tenemos cifras específicas; entonces, no podría hablar ni siquiera de alguna alcaldía en específico… por confidencialidad de la ciudadanía”, aclaró.

Ya suman casi 100 mil casos

Entrevistado por buzos, Víctor Ruiz, fundador de Ciberseguridad Silicon, explicó que la cantidad real de extorsiones en México no es de 10 mil casos, como señalan algunas estadísticas oficiales, sino que se acerca a los 100 mil anuales.

Destacó que la cifra publicada por las autoridades representa una subestimación alarmante contraria a la magnitud del problema. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en 2023 se registraron 10 mil 337 denuncias por extorsión, una cifra similar a la de 2022, cuando se registraron 10 mil 343 casos.

Las entidades federativas con más averiguaciones previas por extorsión en 2023 fueron el Estado de México (Edomex), con cuatro mil 10 casos; Veracruz, con 881; Guanajuato, 801; Nuevo León, 797; y Jalisco, 588.

Estados con menor población, como Morelos y Colima, han reportado una incidencia proporcionalmente más alta de extorsiones en comparación con otras entidades con mayor número de habitantes.

Por otro lado, los estados con menos averiguaciones previas por extorsión fueron: Coahuila, con 30 casos; Chiapas, 18; Yucatán, 14; Chihuahua, cinco; y Tlaxcala, con apenas tres. Asimismo, el SESNSP informó que, entre enero y abril de 2024, se registraron 31 víctimas de extorsión por día, equivalentes a más de un delito de este tipo por hora.

Para Ruiz, estas cifras son apenas la punta del iceberg, pues la mayoría de las víctimas de extorsión no reporta el delito, debido a la falta de confianza en las autoridades o al desconocimiento sobre cómo hacerlo.

“La extorsión ha evolucionado significativamente con la tecnología”, explicó Ruiz. Antes, los delincuentes enviaban correos electrónicos fraudulentos con faltas de ortografía; pero ahora, con el auge de la IA, las estafas son “mucho más sofisticadas y difíciles de detectar. Los ciberdelincuentes usan herramientas como la clonación de voz para simular a un familiar pidiendo dinero a través de WhatsApp, o crean videos falsos de figuras públicas, como políticos o empresarios, invitando a las personas a invertir en negocios fraudulentos. Los delincuentes han aprendido a personalizar sus ataques, lo que hace que las personas caigan más fácilmente”, señaló

En México, a decir del Instituto Belisario Domínguez (IBD), la extorsión se mantiene como uno de los delitos con tasa de denuncia más baja, pero con una cifra negra que supera el 97 por ciento. Esto significa que, de cada 100 casos, solamente dos se acreditan como carpeta de investigación.

Las cifras del SESNSP indican que el Edomex concentra 65.6 por ciento de los casos de extorsión denunciados; sin embargo, las víctimas se muestran reacias a presentar denuncias, principalmente por temor a represalias o por la falta de confianza en la capacidad de las autoridades.

“Muchas veces, cuando las víctimas logran identificar que han sido engañadas, no saben a quién acudir. La policía cibernética está más enfocada en casos de ciberbullying; y los ministerios públicos no siempre tienen la capacitación adecuada para tratar este tipo de fraudes”, explica Ruiz, quien destacó las deficiencias del sistema judicial para afrontar estos delitos modernos.

Una de las áreas más preocupantes es el fraude infantil, especialmente en estados como Jalisco, Nuevo León y Edomex, donde las extorsiones a menores aumentan. Entre 2015 y 2024, el 45.7 por ciento de las víctimas de extorsión menores de 18 años en el país han sido mujeres, lo que revela una tendencia a la explotación de los más jóvenes mediante plataformas digitales y redes sociales.

Además, con el uso creciente de IA en las extorsiones, las bandas criminales ahora generan perfiles muy específicos de sus víctimas, con lo que los mensajes fraudulentos resultan más convincentes. “En lugar de enviar correos genéricos, ahora los delincuentes investigan las actividades de sus objetivos, como sus gustos o intereses, y utilizan esa información para enviarles mensajes que parecen totalmente legítimos”, denunció Ruiz.

Confianza cero

Sin actualización gubernamental frente al “cibercrimen”, el tema se dificulta, previó el experto. México aún no cuenta con una legislación robusta en materia de ciberseguridad, a pesar de que se han presentado varias iniciativas de ley.

Según Ruiz, muchas de las propuestas en torno a esta Ley se han centrado en la vigilancia masiva de los ciudadanos, sin abordar adecuadamente las amenazas representadas por los cibercriminales internacionales ni establecer mecanismos de cooperación entre países que persiguen a los delincuentes que operan fuera de las fronteras nacionales.

En cuanto a las recomendaciones para evitar caer en estos fraudes, Ruiz subrayó la importancia de aplicar el principio de “confianza cero”. Esto implica ser escéptico ante cualquier mensaje sospechoso y verificar siempre la fuente. “Es fundamental no actuar impulsivamente. Si alguien te pide dinero o tus datos personales, ve directamente a la fuente oficial: si es un banco, ve al banco; si es el gobierno, verifica en su página oficial”, aconsejó.

En un país donde el 40 por ciento de las extorsiones no son denunciadas debido a la falta de confianza en las autoridades, Ruiz hace un llamado a la población a ser más vigilante y a compartir información sobre posibles fraudes con sus círculos cercanos.

“Para evitar ser víctima de extorsiones, es esencial mantener una actitud cautelosa y crítica frente a las situaciones sospechosas. Primero, nunca respondas impulsivamente a mensajes de desconocidos o incluso de personas cercanas que te pidan dinero, ya que éstos pueden ser intentos de fraude. Si recibes un mensaje urgente solicitando dinero, verifica siempre la solicitud mediante otros canales, como una llamada directa a la persona involucrada.

“Además, no hagas clic en enlaces de correos electrónicos o mensajes de texto que no esperabas, especialmente si te solicitan información personal o financiera; no confíes automáticamente en lo que ves o escuchas, incluso si parece provenir de una fuente confiable. Recuerda que la tecnología avanza rápidamente y los delincuentes utilizan herramientas sofisticadas como la IA para hacer sus fraudes más creíbles, por lo que es vital mantener una vigilancia constante y educarse sobre las nuevas amenazas digitales. Compartir información es clave para que todos estemos más preparados y podamos evitar ser víctimas de estos delitos”, concluyó.

En México se reportan entre 10 mil y 15 mil denuncias anuales de estafas y extorsiones, según algunos medios y analistas; sin embargo, Víctor Ruiz estimó que esta cifra podría ser mucho más alta, porque llega a 100 mil casos anuales.

El Congreso de la CDMX es uno de los más avanzados para legislar contra los ciberdelitos, y a pesar de que se han presentado de ocho a 10 iniciativas, no se ha logrado aprobar una ley robusta que cubra toda la problemática de los delitos cibernéticos. 


Escrito por Carolina Ruvalcaba

Periodista con casi 20 años de experiencia en el medio.


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