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El pueblo mexicano guarda respeto, cariño y admiración a quienes siente suyos. Sabe distinguir a los hombres que se levantan de humilde cuna y que padecen las injusticias y las carencias que siempre se ensañan con los que menos tienen. ¿Quién no recuerda al pequeño indio zapoteca de Guelatao que nació un 21 de marzo en un hogar lleno de privaciones? A muy temprana edad quedó huérfano. Bajo el cuidado de su tío, su vida fue como la de cualquier persona y seguramente se hubiera perdido.
Víctor Hugo decía: “¿A quién le interesa lo que pase? La historia es la misma; los nombres de los parias se olvidan en los arrabales”. Sin embargo, en las inhóspitas montañas oaxaqueñas, en un pueblo zapoteco, en el único mundo que conocía, adquirió la nobleza y la templanza necesarias para enfrentar los retos que le deparaba la vida. Aprendió el castellano hasta los 12 años y de cuidador de ovejas, gracias a la claridad de su pensamiento y a su obstinación en aprender, logró la enorme proeza de dirigir y dar rumbo a la nación mexicana.
Pastor, abogado, gobernador, estadista y Benemérito de las Américas; su legado es invaluable. Con las Leyes de Reforma puso límites a los asuntos de los hombres y a los de Dios, pese a que en tiempos actuales se les olvide a más de uno. En un periodo políticamente convulso, un sector de mexicanos no estaba dispuesto a abandonar sus privilegios y el hombre de Oaxaca supo llevar su autoridad con respeto y decoro.
En el exilio, con la Presidencia usurpada por la monarquía francesa, Juárez permaneció firme con la razón histórica de su lado. El indio zapoteca de sangre pura mandó fusilar al príncipe extranjero y a los traidores de la Patria. ¿Si Juárez viviera, amable lector, contra quién cree que lucharía nuevamente?
El partido político que hoy gobierna el país utiliza de forma mercadológica el nombre del Benemérito de las Américas ¡Pero qué lejos están sus acciones del pensamiento juarista! Ya en estos primeros meses ha atropellado como nunca la vida nacional. La demagogia y la intolerancia se enseñorean libremente en el Palacio Nacional. Los falsos juaristas han iniciado una persecución tenebrosa contra todos aquéllos que consideran sus opositores.
Las instituciones poco a poco se han ido al diablo, mientras la maquinaria partidista se encuentra en campaña permanente de la mano de los “servidores de la nación” y los “superdelegados”. Han echado el ejército a las calles como un instrumento para aterrar más a la población, porque los grupos delictivos y los verdaderos responsables de sumir en la pobreza a 100 millones de mexicanos continúan ejerciendo su derecho a enriquecerse impunemente todavía más.
La burguesía mexicana, que nunca se ha caracterizado por ser progresista, que ahora tiene una mayor subordinación hacia los intereses del capital extranjero y que conoce perfectamente la situación económica actual, se halla muy optimista y satisfecha porque piensa que con el dinero “regalado” de los programas sociales del gobierno y las ventas de sus mercaderías será suficiente para estimular el consumo interno.
Pero ¡cuidado!, los analistas y los economistas honrados han dado la voz de alarma y advertido que la desigualdad en México es tan extrema e insostenible que ese dinero no bastará. Los más de 140 mil millones de pesos puestos en circulación mediante los programas sociales serán insuficientes para cubrir la enorme brecha que hay entre el uno por ciento más rico y la inmensa mayoría de pobres, entre quienes hay muchos que no tienen empleo; otros deben autoemplearse o migrar y los que cuentan con alguna plaza carecen de la posibilidad de mejorar su poder adquisitivo, mientras los burgueses de casa y de fuera extraen su riqueza del casi regalado salario de los trabajadores y los depredados recursos naturales del país.
La crisis económica está en puerta y trasciende ya en la descomposición social y política que vemos a diario. Ante esta situación, los verdaderos herederos de Juárez deben de prepararse. El pueblo tiene que comprender que el problema del país es la injusta distribución de la riqueza. Si en verdad el gobierno quiere apoyar al pueblo, que invierta suficientes recursos en la creación de empleos para todos y en la elevación de la productividad.
Es la única manera de darle un respiro real al agotado modelo neoliberal. Si la crisis que asoma se profundiza, el único que padecerá será el de por sí doliente pueblo mexicano. Hay un peligro latente: si se sigue apostando a la polarización social y no se buscan resultados palpables, el único camino que hay es el de la ingobernabilidad. Y ya en este ámbito, la Cuarta Transformación será rebasada por un vendaval de descontento. Porque Juárez tenía razón, “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Nadie lo dude.
Lo que pueda venir contra nosotros, lo digo desde ahora con todo énfasis, será una mentira descarada, una arbitrariedad sangrienta y una represión pura.
De acuerdo con la encuesta, el 60 por ciento de las personas consultadas opina que López Obrador hace mucho o algo de proselitismo político a favor de su proyecto.
Según los datos recopilados por el secretariado, de mayo a septiembre de este año, fueron los más violentos
La polémica creció luego de que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fue señalado por presuntamente recibir dos millones de dólares en 2006 por parte del Cártel de Sinaloa.
La creación de empleos durante el quinto mes del 2019, mostró un derrumbe del 88 por ciento, ante la debilidad en la economía que propicia un retraso en los planes de las empresas para invertir.
"En ningún momento ha habido alguna propuesta de diálogo o intento de conciliación por parte de la directora general", dice la carta.
81 programas sociales del gobierno federal no están en condiciones de resolver el problema que les dio origen.
“Los productores de plátano calculan que el 50 por ciento de sus plantaciones fueron afectadas".
Ante altos índices de violencia, PRI pidió a la Cámara de Diputados citar al comandante David Córdova Campos a una reunión de trabajo.
López Obrador, que anda de gira por Querétaro, ya aceptó la renuncia
Mientras la clase trabajadora no sepa distinguir sus intereses será víctima de manipulación y sometimiento.
AMLO tendría un 12 por ciento de aceptación; eso sí, con una acelerada tendencia a la baja.
Un factor central para reducir la pobreza es alcanzar un alto nivel de crecimiento económico, al menos entre el seis y el siete por ciento, de manera gradual y sostenida.
Ha pasado más de un año y los trabajadores del campo siguen en su lucha. Piden siete mil pesos por tonelada de maíz para solventar costos de producción y obtener alguna ganancia.
El presidente acusó a las mujeres de que las protestas se deben a que son incitadas por partidos políticos.
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Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA