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En el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la pobreza no solo se perpetúa en la población mayoritaria de México sino que, entre 2018 y 2020, aumentó en 3.8 millones –a un ritmo anual de casi dos millones– hasta sumar 55.7 millones de personas, cifra que sigue en ascenso.
La agudización de este grave problema nacional se consigna en un informe que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) difundió en 2021, que incluye los dos primeros años del gobierno actual (2019 y 2020); también la revelación de que el número de mexicanos en pobreza extrema se incrementó del siete al 8.5 por ciento entre 2018 y 2020, cuando pasaron de 8.7 a 10.8 millones de habitantes.
Los nuevos datos oficiales del Coneval sobre la pobreza conforman su reporte Estimaciones de Pobreza Multidimensional 2020-2022, periodo en que las condiciones económicas, adversas en sí mismas, se complicaron debido a la pandemia de Covid-19 y a los altos niveles de inflación.
En su Reporte 01, del nueve de febrero de 2021, el Coneval calculó que con la suspensión de actividades generada por la pandemia, además de la disminución en el acceso a servicios básicos en general –entre ellos el de salud– 9.8 millones de personas podrían caer bajo la Línea de Pobreza por Ingresos en lo específico; y 10.7 millones en el caso de la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos.
Esas líneas son cantidades calculadas con base en el costo mensual de una canasta básica alimentaria por persona, es decir específicamente formada con un mínimo de productos nutritivos y otra no-alimentaria con gastos domésticos en bienes y servicios.
En septiembre de 2022, la Línea de Pobreza por Ingresos (alimentaria más no-alimentaria) mostraba el precio de cuatro mil 194.32 pesos en zonas urbanas y de tres mil seis pesos 97 centavos en las rurales. La Línea de Pobreza Extrema por Ingresos (solo canasta alimentaria) era de dos mil 114.03 en el medio urbano y de mil 625.57 pesos en el rural.
Una persona clasificada como “pobre en general” por el Coneval es quien tiene ingresos inferiores a la categoría Línea de Pobreza por Ingresos y padece tres de las seis carencias de servicios previstas; y la considera en extrema pobreza cuando sus percepciones están por debajo de la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos y tiene más de tres carencias.
Las seis carencias básicas son en alimentación, servicios de salud, servicios básicos en la vivienda (agua, electricidad, etc.), calidad y espacios en la vivienda (piso firme, etc.), seguridad social (acceso a una pensión) y rezago educativo (saber leer y escribir, y educación básica terminada).
Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reveló, el ocho de junio de 2022, que al menos 2.5 millones de mexicanos más caerían en pobreza a consecuencia de los altos niveles de inflación (por arriba del ocho por ciento).
Gonzalo Hernández Licona, doctor en economía, fundador y exsecretario ejecutivo del Coneval, publicó recientemente dos artículos en los que reveló que la pobreza crece en México porque el actual gobierno busca su superación centrándose en una repartición de dinero en efectivo, cuyo verdadero propósito es comprometer el voto de quienes lo reciben en favor del partido oficial, Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Explica que para superar las condiciones de precariedad socioeconómica de las personas deben brindarse programas sociales supervisados y efectivos y, sobre todo, mediante un crecimiento sostenido de la economía que amplifique sustancialmente la oferta de empleos bien remunerados.
Varios investigadores y analistas especializados han advertido que la entrega de dinero a las personas en carencia no soluciona su pobreza porque funciona como “aspirina” y la convierte en una enfermedad crónica.
En un informe fechado el nueve de febrero de 2021, el propio Coneval revela: “los Programas Integrales de Bienestar se enfocan principalmente en las transferencias directas de apoyos económicos, más que en la prevención, mitigación y atención de los riesgos que enfrentan las personas en las distintas etapas del curso de vida”.
Desplome de ingresos
Especialistas han mostrado también el desplome de los ingresos de los mexicanos a consecuencia de las arrebatadas medidas económicas tomadas por el actual gobierno, la cuales han provocado que los inversionistas privados desconfíen y no inviertan en el país, algo que resulta indispensable para generar crecimiento y crear empleos, sobre todo formales, es decir con derechos sociales y laborales.
A esta política se sumó el rechazo del Presidente a brindar apoyo a los pequeños y medianos empresarios durante el confinamiento sanitario provocado por el Covid-19, muchos de los cuales despidieron a sus trabajadores o quebraron afectados por la inflación.
El 30 de diciembre de 2020, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) cuestionó que, ante la suspensión de actividades económicas por la pandemia, el Gobierno Federal solo destinaría uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en apoyos mediante impuestos, mientras que otros países latinoamericanos como Perú, Brasil y Chile aplicaron el 12, 10 y seis por ciento respectivamente.
Esta política negativa provocó que, entre marzo y julio de 2020, el 79 por ciento de las empresas reportaran una caída de 50 por ciento en promedio sobre sus ingresos; mientras un millón 117 mil 584 trabajadores fueron despedidos de sus empleos formales, denunció esa central patronal.
El Presidente argumentó que sus programas del “bienestar” –basados en apoyos en dinero– serían suficientes para afrontar la situación; aunque los especialistas han demostrado que tales entregas son ineficientes para superarla y solo sirven para comprar votos.
Además de mayor pobreza y desempleo, entre 2018 y 2020 aumentó de 15 a 35.7 millones el número de mexicanos que no cuentan con servicios de salud permanente debido a su condición de trabajadores informales o desempleados.
Este año, la Agencia para la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) alertó contra el incremento de la inseguridad alimentaria y la desnutrición en México debido a la falta de acceso regular a comida suficiente y de calidad; mientras el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) destacó que los niños y adolescentes son los sectores de la población más perjudicados.
En su informe anual, presentado el nueve de agosto de 2022, esta organización internacional reveló que tales segmentos de la población evidenciaron “mayores niveles de pobreza que otros grupos poblacionales”. El porcentaje de la población entre cero y 17 años fue del 52.6 por ciento y del 43.9 por ciento el grupo de 18 y más años.
Además, uno de cada dos niños, niñas o adolescentes vive en la pobreza y, en conjunto, suman cerca de 19.5 millones de entre los 55.7 millones de pobres que hay en el país, según el informe del Coneval de 2020.
Esta institución informó, el cinco de agosto de 2021, que casi 30 millones de mexicanos carecían de acceso a una alimentación regular, nutritiva y de calidad; que el incremento en personas con esta situación era de poco más de un millón, porque pasaron de 27.5 millones en 2018, a 28.6 millones en 2020; y que hubo otros aumentos en carencias de servicios sociales fundamentales como el del 0.25 por ciento en rezago educativo.
También advierte que la población indígena se mantiene con los mayores atrasos económicos y sociales respecto al resto de la población; y que este grupo específico registra el mayor número de pobres, con poco más de 9.6 millones de personas entre los 55.7 millones de pobres.
Las comunidades indígenas padecen los mayores niveles en carencias sociales y éstas van del 80 al 100 por ciento en servicios de vivienda, como lo evidenció un estudio específico realizado en 385 municipios.
Política social electorera
La senadora panista Guadalupe Saldaña Cisneros indicó, el pasado 25 de octubre, durante la comparecencia de la Secretaria del Bienestar (SB) del Gobierno Federal, Ariadna Montiel Reyes, a propósito del IV Informe de Gobierno del Presidente, lo siguiente sobre la política social actual:
“Se preguntarán por qué a pesar de que se invierte en el rubro de política social, la cantidad de personas en pobreza va en aumento; bueno, es sencillo sacar la conclusión: el objetivo de este Gobierno Federal ha sido aumentar las clientelas electorales en lugar de combatir la lacerante desigualdad y la pobreza”.
También denunció que la cantidad de los beneficiarios de programas sociales ha disminuido durante el Gobierno Federal vigente: “en 2016 era del 68 por ciento y actualmente solo es un 52 por ciento; o sea que casi 20 por ciento de los hogares más pobres han quedado desprotegidos por la política social de esta administración”.
Después, la senadora Saldaña preguntó a Ariadna Montiel: “¿cuándo volteará el gobierno de AMLO a ver a los pobres para verdaderamente sacarlos de la pobreza, como lo prometieron y no seguirlos usando como un botín político para sus propósitos?”.
Gonzalo Hernández Licona señaló en su artículo La estrategia de combate a la pobreza en México: Saldo a 2022, publicado el seis de octubre de 2022 en la revista Este País, que el fallido resultado se debe al viejo error de concentrarse solamente en programas asistenciales basados específicamente en la repartición de dinero y con uso electoral.
“El incremento de la pobreza sucede porque muchas cosas van mal en el país y esto sigue siendo cierto. No generamos crecimiento económico ni incremento del empleo, no mejoramos la calidad de los servicios básicos de la población más pobre, no mejoramos sus derechos y tenemos una política social deficiente y electorera”, denunció Hernández Licona.
Aseveró que, con esta vocación política, los programas sociales ya no tienen una repercusión social: “es cierto que el nuevo Presidente siempre buscará darle cabida presupuestal a sus prioridades; pero la estrategia deja de tener un impacto en la población cuando las decisiones son eminentemente políticas para preservar el poder”.
En otro artículo, que tituló ¿Por qué ha crecido la pobreza?, publicado el 1° de febrero de 2022 en la revista Letras Libres, Hernández Licona afirma que en solo tres de cada 10 hogares mexicanos se recibe algún apoyo del actual gobierno; y que, para el 10 por ciento de la población en mayor pobreza, la atención bajó de alrededor de 60 por ciento en 2018, a menos de 40 por ciento en 2020.
Economía en negro
En 2019, antes de la pandemia, ya se había reportado una caída de 0.1 por ciento en el crecimiento de la economía; se desplomó en 8.5 por ciento en 2020; en 2021 hubo un crecimiento de 4.8 por ciento con la reanudación de actividades económicas; pero no alcanzó para superar la crisis.
Y cuando un especialista le preguntó sobre el sentido de “demasiado optimismo”, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) redujo su cálculo de crecimiento de la economía para finalizar 2022 de 3.4 a 2.4 por ciento; y para 2023 la anticipó en un tres por ciento después de bajarla del 3.5 por ciento anterior.
En contraste con estas previsiones, las estimaciones de los analistas privados –entre ellos los de Citibanamex– serán del dos por ciento al terminar 2022, y del 1.2 por ciento en 2023.
Además, la inflación de este año se mantuvo por encima del ocho por ciento y la que afectó a los alimentos osciló entre el 14 y el 15 por ciento, niveles no vistos desde hace 22 años. La Encuesta Citibanamex de Expectativas del cinco de octubre de 2022 anticipa que este año terminará con un nivel inflacionario de 8.50 por ciento, en lugar del 8.37 por ciento que semanas antes había previsto.
La realidad de los millonarios contrasta con la de la mayoría de los mexicanos.
El primer mandatario se ha negado también a financiar la entrega de despensas alimentarias a los millones de mexicanos que no cuentan con algún tipo de apoyo.
En Michoacán, la migración es otro de los recursos de sobrevivencia de la gente pobre y ha moldeado la vida de miles de familias.
El actual racismo mexicano encuentra raíces hondas, aunque no únicas, en la estructura socioeconómica virreinal.
Pero la ley es letra muerta. Lejos de atender el problema, muchos gobiernos incluso persiguen a quienes demandan su solución.
En el caso de América Latina, 34 millones de personas sufren pobreza multidimensional.
A un año de gobierno de la “Cuarta Transformación” no hay nada claro, ni siquiera una promesa o el mínimo interés por recomponer el régimen de contribuciones.
Las políticas gubernamentales han seguido la misma tónica de otros sexenios: sin resolver ni reducir la brecha económica existente entre privilegiados.
Para AMLO, el principal problema es la corrupción, por lo que dedica gran parte de su discurso y acciones a combatirla. Error. La corrupción no es la raíz del problema, sino la injusta distribución de la riqueza.
El gobierno municipal lleva como consigna “no atender las demandas de los tuxtlecos, como el compromiso de ayudar en el drenaje que hoy se nos fue negada” justificó.
Al analizar los fenómenos sociales, es frecuente escuchar, tanto en la academia como en los medios,
A tres años de iniciado el gobierno actual, los datos socioeconómicos disponibles no son esperanzadores, sino todo lo contrario.
Con posturas mixtas, los asesores económicos de los candidatos presidenciables discutieron la necesidad de cambios en el sistema tributario.
En lugar de propiciar la creación de empleos dignos y bien remunerados para el pueblo, este gobierno se ha dedicado a “acciones de caridad” que arrebatan a sus beneficiarios todo rastro de dignidad humana.
Estas disquisiciones a las que nos invita Braudel no son sólo un entretenimiento intelectual.
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Escrito por Martín Morales