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Deportes extremos en busca de un lugar olímpico
La categoría “deporte extremo” se refiere a la clasificación de ciertas disciplinas deportivas con un alto nivel de riesgo inherente.


La categoría “deporte extremo” se refiere a la clasificación de ciertas disciplinas deportivas con un alto nivel de riesgo inherente; deriva de actividades de aventura relacionadas con el alpinismo y la escalada en roca en el Siglo XIX; sin embargo, el término se popularizó en la década de 1980 y 1990 del Siglo XX gracias al surgimiento de deportes como el snowboard y el paracaidismo de caída libre.

El propósito de estas actividades consiste en “superarse a uno mismo”, y para ello es necesario el desarrollo de cualidades físicas, habilidades motoras y resistencia en general, pero, sobre todo, una buena preparación psicológica. 

A diferencia de otros deportes, como el futbol, el basquetbol o el volibol, por mencionar algunos, cometer un error en los deportes extremos puede causar la muerte de quien lo realiza; para la práctica de estas disciplinas resulta fundamental dominar el temor, conservar el autocontrol y mucha concentración.

Por lo general, este tipo de actividades está estrechamente relacionado con la naturaleza y su objetivo fundamental es vencer los obstáculos que ésta pueda presentar al atleta; el deportista se enfrenta a retos tales como agua, montañas, nieve, aire y terrenos irregulares; sin embargo, una actividad que incluya estas características no siempre puede denominarse como “extrema” (turismo alternativo o actividades recreativas); esto dependerá del grado de desarrollo actual que presente la disciplina. 

Según Vargas (2010), las características fundamentales que debe cumplir una actividad para considerarse precisamente extrema son: considerar su práctica como un riesgo físico, gran cantidad de adrenalina involucrada y, casi siempre, se ejecuta individualmente.

Entre los deportes extremos más destacados se encuentran el paracaidismo, descenso de ríos, alpinismo, motocross, downhill, surf , parapente, etc.

 Algunas de estas disciplinas ya están incluidas en la lista de deportes olímpicos, tal es el caso del snowboard; esta disciplina combina elementos del surf, el skateboarding y el esquí; tuvo su debut olímpico en Nagano 1988 con las competiciones de slalon gigante y halfpipe; las disciplinas tuvieron un éxito rotundo y volvieron en los años posteriores.

Sin embargo, a pesar de la práctica constante de los deportes antes mencionados, éstos no han logrado posicionarse como candidatos para juegos olímpicos debido a la reducida popularidad con la que cuentan; para ser considerados deben tener presencia en mínimo 74 países y cuatro continentes, en la categoría masculina y 40 países y tres continentes en la categoría femenina; además de que al deporte comercial no le redituaría incluir deportes “no-llamativos” para el público, porque no generaría ingresos considerables como sí lo hace el futbol, el beisbol o el basquetbol, deportes más populares.

A ello se suma que los deportes extremos requieren costosos implementos; de manera que no son accesibles para todos los sectores de la población, como puede verse a continuación: un futbolista profesional necesita aproximadamente 10 mil pesos para cubrir sus gastos de uniforme y zapatos; en cambio, un atleta que practica patinaje en descenso necesitaría alrededor de 93 mil pesos para costear la compra del material deportivo requerido para practicarlo; claro está que esto puede variar según la calidad de los implementos; sin embargo, si hacemos ahora el cálculo del ingreso para los deportistas, aquel que practica downhill recibe poco de lo que puedan aportarle sus patrocinadores (en caso de que los tuviera) y no es suficiente para vivir; por lo general, es él mismo quien termina financiando sus competencias, a diferencia de un futbolista profesional, que gana cantidades exorbitantes por cada minuto jugado; como puede notarse, existe un abismo entre los deportes extremos y los más populares; ésta es la razón por la que las autoridades de diferentes niveles no invertirán en la práctica deportiva de cualquier disciplina que no asegure una medalla u obtener grandes dividendos. 


Escrito por Romel Flores Chan

Director del Instituto Deportivo Salvador Díaz Mirón.


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