Cargando, por favor espere...

Repercusiones del conflicto sino-soviético en la política exterior china: de la ideología a la realpolitik
La caída de la URSS y el fin de la Guerra Fría significó la ruptura de la alianza estratégica entre China y EE. UU.: al desaparecer el enemigo común, la alianza se volvió innecesaria.
Cargando...

Desde su fundación, en 1949, la República Popular China se planteó una política exterior acorde al movimiento revolucionario que había llevado al Partido Comunista de China al poder, y con el marxismo-leninismo. En el plano internacional, el planteamiento fundamental del marxismo-leninismo proyectaba la conformación de una organización global de trabajadores que promoviera la revolución mundial como vía necesaria hacia la construcción del comunismo. Este principio guio la política exterior de China entre 1949 y 1971.

En las décadas de 1950 y 1960, la China roja, como se le llamaba para diferenciarla de Taiwán, la otra China, imprimió millones de ejemplares de obras clásicas del marxismo-leninismo para inundar el mundo con las ediciones de Pekín; apoyó militarmente a Corea del Norte contra Corea del Sur y sus aliados estadounidenses; intervino en la Guerra de Vietnam ante el avance militar estadounidense; hizo llamados abiertos contra el imperialismo de Washington y, en general, usó sus limitados recursos para promover la revolución mundial. Sin embargo, la ruptura de relaciones con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) provocó un viraje importante en su política exterior.

El conflicto sino-soviético se produjo fundamentalmente en el nivel ideológico. Si bien la relación entre China y la URSS no había sido la mejor mientras vivía José Stalin, Mao Tsetung reconocía en la URSS al destacamento socialista de avanzada y valoraba a aquél no solo como el gran líder soviético triunfador de la Segunda Guerra Mundial, sino también como un referente teórico de la doctrina comunista. La muerte de Stalin en 1953 y las críticas que contra él lanzó Nikita Jrushchov en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (1956) significaron un punto de inflexión en las relaciones entre China y la URSS.

Mao acusó a la URSS de haber renunciado a la construcción del socialismo, favorecer el socialismo en un solo país, convertirse en un imperio (imperialismo soviético) y traicionar el principio de la revolución mundial al promover la coexistencia pacífica con el bloque capitalista. Al deshacerse de la “espada de Stalin”, Jrushchov y los líderes soviéticos habían suprimido también al marxismo-leninismo para convertirse en revisionistas, como despectivamente los llamó Mao. La confrontación ideológica devino rápidamente en una confrontación estratégica: soviéticos y chinos dejaron de ser “hermanos comunistas” en el plano internacional.

De ser un aliado fundamental, la URSS se convirtió en el principal enemigo estratégico para China. Durante la guerra entre este país y La India (1962), la Unión Soviética apoyó a esta última, las bases militares soviéticas localizadas en Manchuria fueron vistas como una amenaza, y China empezó a observar con recelo un posible triunfo de Vietnam del Norte, pues como aliado de la URSS, eso representaba un peligro estratégico. La confrontación llegó a su clímax en 1969, cuando tropas chinas y soviéticas se enfrentaron en el río Ussuri y se activaron las alarmas de una posible guerra. A partir de ese momento, la URSS se convirtió en el enemigo más peligroso de China: de las dos potencias (EE. UU. y URSS), Rusia estaba más cerca; había desplegado un millón de soldados en la frontera con China y estratégicamente la tenía rodeada: en el norte Rusia; en el oeste, los países soviéticos de Asia central, en el sur Vietnam. Mao evaluó que, entre los dos imperialismos existentes, el más peligroso era el soviético. Para defenderse, decidió aliarse con la otra potencia: Estados Unidos.

Las conversaciones secretas entre Zhou Enlai y Henry Kissinger, en 1971, “prepararon el terreno” para que, en 1973, se entrevistaran Mao y Richard Nixon en Pekín, efectuándose un cambio en la correlación mundial de fuerzas: China y EE. UU. se aliaron contra la URSS. Como apunta Kissinger en su libro On China (2011), las demandas de los dirigentes chinos (primero Mao y después Deng) buscaban acciones más efectivas de EE. UU. contra la URSS en el mundo, incluso superaban las posiciones de los republicanos más conservadores en Washington. La alianza funcionaba bien: los puntos más intrincados de la relación sino-estadounidense fueron neutralizados (Taiwán), EE. UU. pudo enfocarse en la URSS y China logró intervenir militarmente en Camboya y Vietnam para contener el despliegue soviético.

La política exterior de la República Popular China transitó de los principios ideológicos comunistas (1949-1971) a la realpolitik (1971-1991). La caída de la URSS y el fin de la Guerra Fría significó la ruptura de la alianza estratégica entre China y EE. UU.: al desaparecer el enemigo común, la alianza se volvió innecesaria. Por otro lado, el pujante crecimiento económico de China y las advertencias que al respecto hicieron los think tanks (“tanques de pensamiento”) estadounidenses, distanciaron a los dos países. En el nuevo siglo, China y EE. UU. se volvieron enemigos nuevamente.


Escrito por Carlos Ehécatl

Maestro en Estudios de Asia y África, especialidad en China, por El Colegio de México.


Notas relacionadas

Por unanimidad, los casi 3 mil diputados de la 14 Asamblea Nacional Popular decidieron darle continuidad al gobierno del mandatario durante los trabajos conocidos como Dos sesiones.

El portavoz chino subrayó que la proporción y los estándares de las contribuciones evaluadas a la OMS son decididos conjuntamente por sus estados miembros y no dictados solo por EE.UU.

Andy Barr quiere “restablecer el sueño americano".

China ha detenido con éxito previamente la propagación de la variante delta en múltiples zonas densamente pobladas con alta movilidad de personas.

Declaración del Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, en la XVI Cumbre de los BRICS.

En cuatro décadas, el PCCh logró erradicar la pobreza extrema en toda China; ha sacado de ésta a más de 770 millones de personas, convirtiéndose, así, en el primer país en “vías de desarrollo” en haber alcanzado el objetivo de “cero pobreza”.

La presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, aterriza en Taiwán a pesar de las advertencias de violentar el principio de una sola China.

Residentes chinos protestaron por la visita de Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán, a los países centroamericanos Guatemala y Belice.

En su artículo de despedida como Embajador de la RPCh, Zhan Run aseguró que China respalda la justa posición de México en la defensa de su independencia y en la oposición a la injerencia extranjera.

"EEUU, basándose en su errónea percepción sobre China, insiste en señalar a Pekín como su principal adversario y desafío a largo plazo", sostuvo el ministro chino de Exteriores, Wang Yi.

La Red de Movilidad Integrada tendrá diversos cambios en los horarios de operación para los días 24, 25 y 31 de diciembre, y el 1 de enero de 2023.

China es hoy un gran ejemplo para la humanidad porque, además de ser la segunda potencia económica del mundo, gracias a su extraordinaria eficiencia ha erradicado la pobreza extrema de las entrañas mismas de su enorme población.

Sobre la cuestión de Ucrania, tanto China como Rusia coincidieron en que los propósitos y principios de la Carta de la ONU deben ser acatados y que el derecho internacional debe ser respetado.

En la zona Industrial de Hengkou trabajan decenas de familias, las cuales han visto mejoras en su calidad de vida al garantizarles condiciones de vivienda y empleo dignos.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de China advirtió a los países en desarrollo sobre la politización de los asuntos internos promovida por Occidente.