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Para la antropóloga Natalia Mendoza “las razas existen en tanto construcciones históricas y culturales, con consecuencias materiales claras, pero desde el punto de vista genético son una clasificación tan arbitraria como la diferencia entre brahmanes y parias”. Así pues, raza y racismo más que conceptos científicos, son puntos nodales de una ideología que pretende justificar el dominio económico.
En efecto, el actual racismo mexicano encuentra raíces hondas, aunque no únicas, en la estructura socioeconómica virreinal. Conviene recordar que esta sociedad admitía la desigualdad en sus fundamentos jurídicos; por ejemplo, por ley, ningún español podía desempeñar puestos de explotación destinados a indios, negros, mulatos, etc. Y, viceversa: nacer indio te condenaba de por vida a ser peón o sirviente. Subrayemos que esta situación permaneció durante varios años en el México independiente.
Hoy, tener la piel oscura implica la posibilidad de permanecer cuatro veces más en la pobreza y seis veces menos posibilidades de ingresar a la universidad respecto a las personas no-indígenas. La doctora Alicia Krozer sostiene que “la pobreza tiene rostro moreno, mientras que la élite sigue viéndose blanca”. Huelga decir que este aspecto social es efecto y no causa. La desigualdad social no brota de la pigmentación de la piel y, como expusimos, ésta es una creencia falsa. El capitalismo genera un inmenso progreso social a costa de la reducción del goce de la riqueza en las mayorías y, en contraparte, propicia que una élite cada vez más reducida incremente su poderío económico a niveles inimaginables. Destaquemos que esta consecuencia es incompatible con una verdadera movilidad social. En México, siete de cada 10 personas que nacen pobres mueren pobres; en contraste, nueve de cada 10 mexicanos que nacen en familias de altos ingresos nunca caen por debajo del nivel intermedio, y entre éstos, ocho nunca se ubican en un rango menor del ingreso que tenían sus familias cuando nacieron (Fuente: Centro de Estudios Espinosa Yglesias).
Si la movilidad social es casi inexistente y la élite rara vez se renueva, entonces se puede creer erróneamente que el aspecto físico de los privilegiados influyó para llegar a aquella posición; el blanco es admirable, el no-blanco despreciable. Esta discriminación penetró ampliamente en las capas bajas de la sociedad y se expresa en frases como: “es hermosa porque está güerita; “es linda aunque sea morenita” y aún con otras más mordaces, como es el caso de “si es prieto, es naco”, expresión que refleja lo más profundo de estas concepciones. Nacer moreno es arrastrar una desventaja cultural, además de socioeconómica, y se vive una irónica condena: las mayorías soportan el despilfarro del adinerado con sus carencias, pero no por ello lo desprecian; muy por el contrario, lo admiran y es natural el deseo de imitarlo. Esta aspiración se fomenta intensa e incansablemente en todos los foros del entretenimiento y desde las instituciones del Estado.
Nadie puede decir que exageramos, si observamos con detalle lo esencial de la apabullante propaganda: vender estilos de vida. Nos persuaden que al consumir ciertos productos nos asemejamos a aquellos actores de los comerciales, perfectos, bellos y, sobre todo, claros de piel. Diremos de paso que reiremos a carcajada suelta si, por ejemplo, advertimos que consumir productos como los anunciados por las refresqueras son causa de obesidad mórbida (y de varias enfermedades crónicas), rudo contraste con la imagen de los esbeltos y atléticos cuerpos que los anunciadores nos quieren vender. Cuenta el escritor Ricardo Raphael que nuestro país se distingue por ser consumidor asiduo de maquillajes y colorantes para el cabello. Yo apunto que esta estética blanquecina también entra en armonía con la costumbre consagrada, ya por varias décadas, de bautizar a los descendientes con nombres o apellidos extranjeros. Piense amable lector, para no herir susceptibilidades, en los ejemplos que seguro le sobrarán de niños y niñas de tez morena con nombres reconocidamente anglosajones. Una manera de declarar abiertamente a quién admiramos.
Los elogios al blanco empoderado matizan y/o ocultan las siniestras razones de su situación privilegiada. En las redes sociales recientemente se exhibió a un grupo de mexicanos identificados con las clases privilegiadas y con un marcado gusto por lo extranjero: los withexicans. Una modalidad de supremacismo blanco a la mexicana con un toque abierto de clasismo. Están obsesionados por la apariencia y no se cansan de plasmar su vida esnob en Internet. Irónicamente, cuando están en el extranjero, se lucen con la cultura que, en el fondo, desprecian.
Dicho brevemente: la ideología dominante opera en el clasicismo y el racismo. No se trata, empero, de proponer como solución una exaltación de la raza nacional. Desde mi punto de vista, ningún cambio cultural significativo puede consolidarse sin mitigar la raíz del problema: la atroz desigualdad social. A la par debe fomentarse una verdadera educación científica y una sólida formación humanística, pues la divulgación de la ciencia y de la cultura siempre son una protección imprescindible contra las falacias de la ideología burguesa.
El gobierno municipal lleva como consigna “no atender las demandas de los tuxtlecos, como el compromiso de ayudar en el drenaje que hoy se nos fue negada” justificó.
La visita a la Colonia Tepenepantla fue el escenario ideal, por su evidente pobreza, para el video promocional del entonces aspirante a candidato presidencial de la República Mexicana, AMLO.
La pandemia exhibió la fragilidad de la economía y la incapacidad del gobierno actual. Los hogares humildes son abandonados a su suerte.
La pobreza vive y con ella la angustia y el sufrimiento.
Con posturas mixtas, los asesores económicos de los candidatos presidenciables discutieron la necesidad de cambios en el sistema tributario.
La economía capitalista en su conjunto se organiza en torno a esta relación de explotación: de un lado explotados –trabajadores directos y asalariados– y del otro explotadores: todos los que, directa o indirectamente, se apropian del trabajo excedente.
Dicho en otras palabras: es más realista medir los mecanismos cognitivos de los estudiantes para aprender: leer y razonar matemáticamente.
El precio promedio de las viviendas en Baja California Sur resulta muy alto.
México ya tiene dentro de su población a 130 millones de mexicanos, de ese total entre 80 o 100 millones sufren algún tipo de pobreza y miseri.
La pobreza es la condición social determinada por un sistema económico, que relega del desarrollo a los seres humanos por vía de la negación de los satisfactores más básicos.
La presencia de más de un grupo criminal en Michoacán genera nuevas formas de violencia que aún no se reflejan en la incidencia delictiva habitual.
Un gobierno del pueblo es lo que falta en México para afrontar, como pueblo, todos los retos que los tiempos de hoy nos imponen. Que la pandemia nos enseñe que debemos trabajar para alcanzarlo.
El martes 1° de abril, la revista Forbes publicó su lista de multimillonarios 2025; el primer puesto lo ocupa Elon Musk, con una fortuna de 342 mil millones de dólares.
En el 2004, se convirtió en una revista nacional y se trasladó a la Ciudad de México, un proyecto nacional editorial de análisis político de pensamiento libre, no atado al poder.
"El caso de los pequeños productores de Morelos no han corrido con la misma suerte, la situación por la que atraviesan es verdaderamente crítica, nadie les da solución a su demanda y los han traído de una dependencia a otra".
SAT se queda sin fondos para devolución de impuestos, asegura Mario Di Costanzo
La implicación de los servicios de inteligencia occidentales en la guerra informativa contra Rusia
Termina tregua entre Rusia y Ucrania
Masacre de líderes de Antorcha en Guerrero. Dos años sin justicia
Crece economía China pese aranceles de Trump
Detectan herbicida tóxico en 500 niños con daño renal en Jalisco
Escrito por Marco Antonio Aquiáhuatl
Columnista