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En un mercado laboral donde prevalece la escasez y la precarización del empleo, los trabajadores se encuentran indefensos y vulnerables. Para los empleadores, la aplicación de medidas arbitrarias y contrarias a los intereses laborales no enfrenta muchas dificultades porque la oferta de trabajo rebasa con mucho a la demanda; y hay un ejército de reserva numeroso y dispuesto a contratarse en las peores condiciones laborales. Esto se aplica tanto para muchos empleados de la educación como para otros profesionistas de nivel licenciatura, inclusive de posgrado –es decir profesores-investigadores– que, para cubrir sus necesidades, se emplean como docentes.
Desde hace algunos años, las autoridades difunden, entre los maestros de educación superior, que no son trabajadores y que en realidad son funcionarios públicos, con la intención de que no se organicen y arrebatarles su arma política-social para defender sus derechos laborales. Por ello, ante las malas condiciones de trabajo y frente a los contratos anuales o semestrales, los órganos gubernamentales se han echado encima de ellos mediante el acoso fiscal y con las supuestas medidas anticorrupción, como si los bajos salarios que reciben pudieran enriquecerlos.
A las deterioradas condiciones de trabajo se ha sumado también el confinamiento sanitario provocado por la pandemia y los caprichos del titular del Poder Ejecutivo Federal quien, sin invertir un peso adicional, les dio la no pequeña tarea de sostener primero la educación de forma virtual y poco después la educación híbrida. Sin proveerlos con las herramientas digitales necesarias –la instalación de las redes de Internet, el acondicionamiento de las oficinas, etc.– los maestros tuvieron que cubrir estos gastos de su menguado salario.
Además, el Covid-19 ha causado grandes estragos sanitarios y muertes en el sector magisterial debido a que está en contacto directo con alumnos y padres de familia. Desde el año pasado se ha obligado a los maestros a impartir clases presenciales; y ahora, cuando sobre el país se cierne una cuarta ola de contagios y México encabeza la lista de países con más decesos, el Presidente de la República insiste, de manera caprichosa y autoritaria, en que todos deben regresar presencialmente a las aulas.
Las medidas en torno a la malentendida austeridad se resienten en todos los ámbitos y, para los maestros, ésta significa la pérdida o la disminución de sus prestaciones sociales; ya que el gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) busca dinero hasta debajo de las piedras, o “exprimiendo” a todo quien se deje para enviarlo a sus “programas” de entrega monetaria y comprar votos, corrompiendo a la población y enriqueciendo a los operadores gubernamentales de esos recursos financieros.
La permanente amenaza de perder su fuente de empleo y los estrictos mecanismos de control, sobre todo en las universidades estatales, mantiene a los maestros desorganizados y pasivos. Algunos ingenuamente llegaron a pensar que sus salarios y condiciones laborales mejorarían con la llegada de la 4T al poder; ya que se vociferaba a los cuatro vientos que se permitiría la libre organización sindical. En los últimos tres años hemos visto que no es ni será así, porque cualquier intento de organización o exigencia de mejora laboral es reprimido y cortado de raíz.
Los maestros, salvo los que conforman el equipo del Presidente, están viviendo en carne propia una política educativa sin rumbo, represora y carente de calidad de vida. Pero esto no es casual, ya que la ciencia y la educación nunca han sido bandera de ningún tirano. El único camino que se avizora en el corto plazo es la lucha social antes de que también luchar sea prohibido.
OIT presenta su informe “Ganancias anuales del trabajo forzoso, 2024”
De acuerdo con la prueba elaborada por la OCDE, México ha retrocedido en su rendimiento educativo, sobre todo en materias como matemáticas, lectura y ciencias.
Hay un fracaso estrepitoso en el combate a la pobreza por parte del gobierno de López Obrador y la creciente desigualdad sigue siendo el principal problema de México, advirtió Aquiles Córdova, analista político y líder social.
Las políticas gubernamentales han seguido la misma tónica de otros sexenios: sin resolver ni reducir la brecha económica existente entre privilegiados.
Más de 44 millones de estadounidenses pasaron hambre en el último año, entre ellos 1 de cada 5 niños, indica un informe del Departamento de Agricultura de los EE.UU.
En lugar de propiciar la creación de empleos dignos y bien remunerados para el pueblo, este gobierno se ha dedicado a “acciones de caridad” que arrebatan a sus beneficiarios todo rastro de dignidad humana.
En ninguna época y en ninguna parte del mundo ha habido pobres sin que, al mismo tiempo, y como obligada consecuencia, exista una minoría de ricos a los que todo les sobra.
De octubre a diciembre de 2023, 49 millones de mexicanos no tuvieron ingresos laborales suficientes para cubrir la canasta alimentaria.
No hay duda, el poeta asume un compromiso con su época; se concibe como un medio para hacer llegar su mensaje a las masas.
La falta de una estrategia de producción agropecuaria y el derroche en tres megaproyectos inútiles, entre otras, han contribuido a que el pueblo de México esté pasando hambre y profundizando sus altos niveles de pobreza.
La agraviante pobreza y el desempleo se expanden y la riqueza se concentra en unas cuantas fortunas.
El 12 de diciembre sigue siendo una fecha muy arraigada entre los mexicanos, si bien la cantidad de católicos viene disminuyendo.
En la 4T se utiliza una avalancha de dinero público en proyectos políticos orientados a conservar el poder.
Las tormentas tropicales causan inundaciones, deslaves, la muerte de varias personas, el derrumbe de casas, la suspensión de clases en escuelas y el bloqueo de vías de comunicación.
Las medidas implementadas por el gobierno de Milei incluyen recortes de gasto público, despidos masivos y una devaluación del peso.
Reformas aprobadas en México al servicio de EE. UU.
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Los datos personales y el “espionaje de Estado”
Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA