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La estructura tributaria de México, ¿Quién paga y cómo se gastan los impuestos?
Se afirma frecuentemente que en México son los estratos sociales más bajos los que pagan la mayor parte de los impuestos.
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Se afirma frecuentemente que en México son los estratos sociales más bajos los que pagan la mayor parte de los impuestos, por ello, comprender cómo está estructurada la recaudación tributaria es fundamental para entender lo mencionado anteriormente. Este trabajo busca responder a las preguntas: ¿Quién paga más impuestos? ¿Cómo se gasta? Primero se presenta la estructura tributaria con información del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y después se presentan algunos gastos en desarrollo social que muestran cómo se gasta ese dinero.

La estructura de los ingresos del Gobierno mexicano, en cuanto a impuestos, se basa en tres fuentes principales: 1) el Impuesto sobre la Renta (ISR) grava los ingresos de personas físicas (asalariados, profesionistas, etc.) y personas morales (empresas), las tasas para los primeros van de 1.92 por ciento hasta 35 por ciento, y los segundos pagan una tasa general del 30 por ciento sobre utilidades; 2) el Impuesto al Valor Agregado (IVA) grava el consumo de bienes y servicios en un 16 por ciento para todos los consumidores; y 3) el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que grava a productos específicos como gasolinas, diésel, bebidas azucaradas, tabaco y alcohol. Los otros ingresos por impuestos que son insignificantes son: importaciones, exportaciones, impuestos sobre los automóviles nuevos, impuesto por la Actividad de Exploración y Extracción de Hidrocarburos y otros ingresos tributarios.

De acuerdo con las estadísticas del SAT, los ingresos de las tres fuentes principales de 2010 a 2024, es decir, en 15 años, se puede distribuir porcentualmente de la siguiente manera: 55 por ciento por ISR, 32 por ciento por IVA, nueve por ciento por IEPS, todos juntos suman 96 por ciento, los restantes impuestos se distribuyen en los otros ingresos menores mencionados más arriba.

Ahora bien, siguiendo un documento de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, “Distribución del pago de impuestos y recepción del gasto público por deciles de hogares y personas” para el año 2022, se puede hacer el siguiente análisis: 128.8 millones de mexicanos se dividen en 10 partes iguales, de 12.8 millones cada una, para integrar deciles. Así, el decil I, el más bajo (todos los deciles son de 12.8 millones de mexicanos), captura 2.7 pesos de cada 100 del ingreso nacional; el II, 4.2; el III, 5.3; el IV, 6.3; el V, 7.2; el VI, 8.3; el VII, 10; el VIII, 11.6; el IX, 14.7; y, por último, el X, 29.8. Si agrupamos del I al VII, 90 millones de personas capturan 44 pesos de cada 100 del ingreso nacional, mientras que los deciles del VIII al X (38.4 millones de personas) se quedan con 56 pesos de cada 100.

Retomando el mismo documento de la SHCP, el pago de impuestos por deciles de ingreso es la siguiente: el I, paga 1.4 de cada 100 que ingresa al gobierno; el II, 2.3; el III, 3.4; el IV,4.6; el V, 5.7; el VI, 7.1; el VII, 9; el VIII, 11.7; el IX, 16.6; y por último, el X, 38.3. Y si agrupamos como en el párrafo anterior, se observa que del I al VII en total paga 33.5 por ciento de los impuestos totales, mientras que el resto, del VIII al X, paga 66.6 por ciento de cada peso que ingresa al gobierno.

Dada la explicación de los ingresos, falta mostrar cómo es el gasto público, para lo cual se utiliza el texto ¿La política fiscal en México es progresiva? (Fundar, 2024), porque han utilizado el mismo documento de la SHCP que hemos analizado más arriba. Siguiendo ese texto se puede observar que en 2022 el gasto se distribuyó principalmente en las funciones de desarrollo social (60.7 por ciento), desarrollo económico (30.7 por ciento) y funciones de gobierno (5.9 por ciento). Es particularmente notorio el hecho de que el rubro de desarrollo social alcanzó el nivel más alto de los últimos 20 años, lo que no significa sea automáticamente bueno, en ese rubro la protección social fue la categoría con mayor asignación, representando el 43.3 por ciento, seguida por la educación (24.5 por ciento), la salud (22.9 por ciento) y la vivienda (ocho por ciento), 1.3 por ciento restante se destinó a cultura, protección ambiental y otros asuntos sociales.

Dentro de Bienestar se identifica que aproximadamente 16.6 millones de los mexicanos fueron beneficiarios de al menos un programa social. El dinero en ese rubro creció de manera considerable y se destina a los deciles más bajos, pues de los hogares contemplados en los deciles I y II recibieron 39.8 por ciento y 43.6 por ciento de las transferencias de los programas Producción para el Bienestar y Becas de Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez, respectivamente, mientras que los hogares de los deciles IX y X recibieron entre ambos sólo 7.7 por ciento y 4.0 por ciento para los mismos programas. En ese mismo tenor, nueve de cada 10 de las transferencias monetarias del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro, Programa para el Bienestar de Niños y Niñas Hijos de Madres Trabajadoras y Programa Beca Universal para estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez se han dirigido a hogares de los deciles I al VIII. Por su parte, el gasto en educación destina un alto porcentaje al gasto público en el nivel básico y nivel medio superior, pues para el I destina 18.3 por ciento y para el X 1.8 por ciento, es decir, es mayor en el decil más bajo y va disminuyendo hasta llegar al decil X. En cuanto a programas de becas se dice que también hay progresividad en los programas dirigidos a los niveles básico y medio superior, que tienden a beneficiar en mayor medida a los hogares con menores ingresos, principalmente al decil I que concentra 26.9 por ciento y 11.0 por ciento del gasto en becas de nivel básico y medio superior, respectivamente.

En el rubro salud, los hogares de lo deciles I-IV estaban mayoritariamente afiliados al IMSS-Bienestar, para ser más precisos, el 24 por ciento de los hogares más pobres (decil I), en contraste con sólo el dos por ciento de los más ricos (decil X). Esta participación disminuye del decil V al X, ya que en estos últimos la afiliación se concentra en mayor medida en el ISSSTE, ISSSTE Estatal, Pemex, Sedena y Semar.

Ahora bien, las estadísticas analizadas del SAT y la SHCP son importantes porque muestran el panorama del sistema fiscal, pero hace falta saber de manera más precisa en qué deciles se gasta el dinero que los mexicanos pagan. Más allá de esto, es útil y mejor pensar el problema de la siguiente manera, la recaudación de los impuestos se basa en los ingresos que las personas obtienen de participar en la producción económica. Así, el obrero paga impuestos por su salario, mientras que el capitalista paga impuestos de su ganancia. El objetivo de los impuestos es distribuir este recurso hacia los sectores sociales más necesitados. Pero parece que esto no ocurre así. Si bien es cierto que el documento de la SHCP analiza esto y dice que tanto los ingresos como los gastos son progresivos, es decir, pagan más impuestos los que más ganan y se gasta el recurso recaudado por el gobierno mayoritariamente en las personas más pobres, ¿esto es así realmente? Para responder con mayor precisión sobre la progresividad del cobro de impuestos y el gasto, hace falta hacer un análisis más detallado, pues parece que escapa al análisis de la SHCP lo que se destina a obras de infraestructura y se centra más bien en los apoyos de transferencias monetarias directas.

A pesar de ello, dado que los impuestos se cobran por los ingresos que obtienen las personas de la economía, no se debe perder de vista que toda la riqueza social que después se presenta como salario o como ganancia, proviene del trabajo del obrero en la fábrica. Por ello, cuando se afirma que los impuestos los pagan los estratos sociales más bajos, en el fondo es cierto, pues son esos estratos donde se encuentran los obreros que producen la riqueza social del país y del mundo. Aún más, a la SHCP le falta un análisis más exhaustivo, pero Oxfam México dice lo siguiente al respecto: los contribuyentes con ingresos arriba de 500 millones de pesos anuales apenas representaron el 0.03 por ciento de la recaudación total de impuestos y 13.6 por ciento de la recaudación de impuestos de personas físicas en 2021. Mientras tanto, las grandes empresas pagan unas tasas efectivas de impuesto sobre la renta (ISR) entre el uno y ocho por ciento del total de ingresos, dependiendo de la actividad económica, muy por debajo del 30 por ciento que establece la ley. Esto ocurre porque los súper ricos y sus empresas cuentan con distintas formas de disminuir el pago de los impuestos. Cuando los súper ricos no pagan, pagan los pobres. 


Escrito por Rogelio García Macedonio

Licenciado en Economía por la UNAM.


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