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La cultura no es prioridad para el gobierno actual ni lo fue para el anterior. Desde que se creó la Secretaría de Cultura, hace casi diez años, hasta ahora, el presupuesto destinado a la cultura ha ido en descenso. Este año se ha proyectado en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2025 (PEF 25) un recorte a la cultura del 30 por ciento con respecto al año anterior. Los hechos no dejan lugar a especulaciones. En el gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” (4T) la cultura es un privilegio, uno que sólo pueden costearse las clases altas y, en ocasiones, las clases medias.
En gran medida, la caída en el promedio de lectura de los mexicanos se explica por los precios elevados de los libros, periódicos y revistas. Así sucede con cualquier expresión cultural. Las entradas al cine, al teatro o a un concierto siguen la misma tendencia. Por ello, el precio para acceder a la cultura en México en tiempos de la 4T es un bien del que no todos pueden gozar.
Pues bien, el actual recorte presupuestario a la cultura en México no es un hecho aislado; es parte del modelo neoliberal que tiende a tratar a la cultura y a otros servicios como bienes de consumo, subordinándolos a las leyes del mercado. Si bien los gobiernos actuales han intentado distanciarse del neoliberalismo, estas decisiones muestran que la lógica de austeridad fiscal, característica de este modelo, sigue marcando el rumbo.
Viene a cuento como botón de muestra la declaración que, con cierta ingenuidad o cinismo quizá, hace un par de años hizo Marx Arriaga, entonces director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y ahora uno de los formadores de las escuelas de cuadros de Morena, quien expresó la concepción del neoliberalismo por excelencia respecto a la cultura cuando dijo que leer por puro placer era un acto de consumismo. Es precisamente el neoliberalismo el que ha promovido esa narrativa en la que la cultura es un lujo, no una necesidad.
Esta postura ignora que la cultura sea una necesidad esencial para el desarrollo social. Por esa razón, la cultura no es una prioridad para los gobiernos actuales. Antes y mucho antes que las necesidades básicas como la salud y la educación, se encuentran los anzuelos gubernamentales para mantenerse en el poder. Las prioridades del gobierno saliente y el entrante fueron y son los programas sociales y los megaproyectos. El continuismo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es la marca del gobierno de Claudia Sheinbaum.
Quienes defienden estos recortes argumentan la necesidad de reducir el gasto público y priorizar en áreas “más importantes”. Sin embargo, en México, el presupuesto destinado a cultura ya era bajo en comparación con otros países, pues ni siquiera alcanza el uno por ciento del PIB mínimo recomendado por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En 2023, representó apenas el 0.2 por ciento del PIB, mientras que en países como Francia supera el uno por ciento.
La austeridad neoliberal, adoptada durante décadas, ha desmantelado progresivamente las estructuras públicas de apoyo a la cultura. De acuerdo con El Economista, instituciones culturales como el Instituto Nacional de Antropología e Historia, (INAH), el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) y el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) son algunas de las instancias que sufrirán esos recortes, así como estímulos para artistas independientes, son sólo algunos ejemplos del abandono sistemático de este sector. Paradójicamente, esta lógica no reduce desigualdades ni fomenta el desarrollo, sino que lo profundiza.
En su ensayo El sistema político mexicano, Daniel Cosío Villegas comenta que “no ha existido en México la investigación sistemática de los problemas políticos nacionales o locales, y ni siquiera el examen serio y ordenado de ellos” .
En la primera mitad del Siglo XX aparece el fenómeno de la masificación de la educación matemática, periodo en que la matemática entra en la revolución del formalismo hilbertiano.
El tránsito hacia una matemática filosófica exige iniciar una quinta revolución matemática; para ello, el estudio de la historia desde el hacer de un matemático es fundamental.
Actualmente hay en el mundo más de siete mil lenguas clasificadas como en peligro de extinción por lo que este proyecto podría contribuir a la preservación de estos idiomas.
Los personajes de esta novela se mueven en Los Ángeles, California, entre el inicio de 1917 y el de 2024; es decir, cuando en Estados Unidos (EE. UU.) los ciudadanos discutían el ingreso de su ejército a la Primera Guerra Mundial.
El estudio de Heráclito de Éfeso nos permite observar la huella que un pensador, por muy antiguo que sea, deja en el desarrollo de la filosofía posterior.
La radicalidad implica la solución estructural de problemas como la pobreza, desigualdad, falta de servicios, educación, salud y vivienda.
La lectura atenta de estas páginas sugiere que el gran guerrillero Vicente Guerrero vio en Agustín de Iturbide y Arámburu un genuino sentimiento de nacionalismo mexicano.
Aunque el “segundo piso” de la “Cuarta Transformación” (4T) haya tomado el control del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y sus 2.4 billones de pesos (bdp), no se solucionará el grave problema habitacional del país.
Hay registro de que del norte del país se hacían envíos periódicos de hatos a Puebla, CDMX y la zona de los volcanes. Sin embargo, la ganadería no prosperó debido a que la actividad principal en el centro del país era agrícola.
La administración de López Obrador no logró la soberanía energética prometida, lo que afectó la independencia del país en el sector energético y los ingresos públicos.
Dalton subraya en todo momento los conceptos “construcción” y “lucha”.
El domingo 10 de noviembre tuvo lugar en Pachuca, Hidalgo, en el magnífico teatro Gota de Plata, la decimocuarta edición del Concurso Nacional de Voces y Coros Universitarios.
La política, decía Lenin, se asemeja más al álgebra y las matemáticas.
“Nadaqueveriento es, entonces, un adjetivo de uso coloquial y popular, que significa inoportuno, irrelevante, inadecuado, sin relación”, Academia Mexicana de la Lengua.
Viable el mundo multipolar; México debe tomar partido
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Escrito por Victoria Herrera
Maestra en Historia por la UNAM y la Universidad Autónoma de Barcelona, en España.