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Cuando la Unión Soviética estableció sus propios Juegos Olímpicos, conocidos como la Espartaquiada, lograron superar a sus contrapartes originales en términos de participantes y escala. Los soviéticos no se conformaron con ocupar el segundo lugar en la organización de eventos deportivos internacionales.
Las difíciles y tensas relaciones de la Unión Soviética con la mayoría de los países del mundo en las décadas de 1920 y 1930 tuvieron un impacto significativo en el ámbito deportivo. La URSS no participó en los Juegos Olímpicos hasta 1952, ya que era sistemáticamente ignorada por el Comité Olímpico Internacional o decidía no acudir por razones políticas e ideológicas relacionadas con el acoso del imperialismo contra el socialismo.
Sin embargo, el liderazgo soviético no tenía la intención de aislar al país del mundo del deporte internacional. Surgió la idea de establecer su propia versión de los Juegos Olímpicos, que se denominó Espartaquiada.
Espartaco, el líder de la mayor rebelión de esclavos contra la República Romana, se convirtió en un símbolo importante dentro de la ideología soviética. En honor a este personaje legendario se nombraron plantas, calles, clubes deportivos e incluso se bautizaron a niños con su nombre. Los comunistas alemanes elogiaron a Espartaco antes de que la Unión Soviética adoptara la idea y la hiciera suya.
En 1921, se estableció un equivalente al Comité Olímpico Internacional, conocido como la Internacional del Deporte Rojo o Sportintern, que supervisaba el deporte de los trabajadores en todo el mundo.
La primera Espartaquiada de la URSS estaba programada para coincidir con los novenos Juegos Olímpicos en Ámsterdam, Países Bajos. Además, los juegos soviéticos comenzaron el mismo día en que finalizaban los Juegos Olímpicos, el 12 de agosto. Esta coincidencia no fue accidental, ya que los soviéticos deseaban comparar ambos eventos y demostrar el éxito de su propia versión.
En Moscú se congregaron 612 deportistas de 17 países extranjeros, la mayoría de Alemania y Finlandia. Todos ellos eran miembros de sociedades deportivas obreras, ya que la Unión Soviética presentaba su evento como “proletario” en contraposición con los “burgueses” Juegos Olímpicos.
La Espartaquiada soviética de 1928 superó en número de deportes (21 en lugar de 14) y participantes (siete mil 125 en lugar de dos mil 883) a los Juegos Olímpicos. La Sportintern organizó varias Espartaquiadas más en ciudades como Oslo, Berlín y Amberes antes de su disolución, en 1937.
Cuando la Unión Soviética comenzó a participar regularmente en los Juegos Olímpicos en 1952, el papel de las Espartaquiadas cambió. Dejaron de ser una alternativa a los Juegos Olímpicos y se convirtieron en una fase importante de entrenamiento para los atletas soviéticos antes de competir en eventos deportivos internacionales de gran envergadura.
La primera Espartaquiada de los Pueblos de la URSS se celebró en 1956; estas competencias internas eliminaron la necesidad de acudir a los Juegos Olímpicos o invitar a atletas extranjeros. En 1962 se llevó a cabo la primera Espartaquiada de Invierno de los Pueblos de la URSS. Aunque estos eventos tenían lugar cada cuatro años, no coincidían con los Juegos Olímpicos.
La Espartaquiada de 1967, dedicada al 50º aniversario de la Revolución de Octubre, atrajo a un número récord de participantes, con más de 85 millones de deportistas, incluyendo atletas aficionados, compitiendo para clasificar al evento principal.
En 1979, durante la Espartaquiada, la Unión Soviética rompió con la tradición al invitar nuevamente a atletas extranjeros. Al año siguiente, Moscú fue la sede de los Juegos Olímpicos, y la Espartaquiada sirvió como un ensayo para este evento. A lo largo de los años, las Espartaquiadas fueron extremadamente populares en la Unión Soviética y contribuyeron al desarrollo de futuros campeones olímpicos. Sin embargo, dejaron de existir en 1991, al igual que el país que las organizaba.
En resumen, los soviéticos tenían una visión amplia y progresista del deporte, utilizándolo como una herramienta para crear ciudadanos comprometidos, patriotas y fuertes, al tiempo que lo convertían en un derecho accesible para todos. Transformaron al deporte en una parte integral de la sociedad, lo que los llevó a convertirse en una potencia deportiva global y un ejemplo a seguir en esta área.
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Escrito por Samuel Aguirre Ochoa
Colaborador