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El ganso de la fábula y los huachicoleros
Para ocultar su falta de talento le echó la culpa a los jueces, a quienes tachó de corruptos, gandallas, vende patrias y demás linduras
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Con perdón de Esopo, me permito parafrasear una fábula (1905), escrita por el argentino Godofredo Daireaux, que nos acerca al problema de mayor difusión en la actualidad: un ganso, de las pocas aves que no tienen pretensiones musicales, estaba deseoso de que escucharan su voz melodiosa así que participó, año tras año, en los concursos de canto, en los que no resultó ganador.

Para ocultar su falta de talento le echó la culpa a los jueces, a quienes tachó de corruptos, gandallas, vende patrias y demás linduras. Por fin un día los jueces, hartos de oír la misma cantaleta, le dieron una nueva oportunidad para que el público escuchara tan sublime canto. El ganso primero bromeó, luego lanzó insultos y, no quedándole más remedio, en solemne pose abrió el pico y dejó salir un graznido tan estridente que el público tuvo que taparse los oídos. La moraleja la pone usted, querido lector.

Los sucesos de los últimos días y los gritos de que todo va bien son la fábula.  El día  27 de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la lucha contra el robo de gasolina, cuya estrategia consistió en cerrar los ductos y distribuirla en pipas. En el momento de escribir estas líneas el desabasto había alcanzado a 10 estados y en muchas gasolineras se veían filas interminables.  

Situación que provocó un malestar general en los ciudadanos, los precios del combustible se elevaron, hubo conatos de violencia entre usuarios, cierre de vialidades y comenzó a resentirse el desabasto de productos alimenticios. Las pérdidas económicas por esta medida son millonarias y aumentan al paso de los días. Coincido con los analistas que señalan que es correcto poner un alto al robo de gasolina, pero no en la forma como se está haciendo porque ocasiona más problemas que los que dice resolver.  

Las conferencias mañaneras del Presidente aportan información valiosa: el robo de gasolina representa una pérdida de 60 mil millones de pesos al año. Los hurtos se dan en un 80 por ciento a causa de la corrupción al interior de la paraestatal (Pemex) y el 20 por ciento restante a la acción de los huachicoleros externos. El Presidente insiste en que gracias a su estrategia el robo de gasolina ha disminuido en un 75 por ciento.

Sin embargo, hasta el momento no hay acusados, ni ningún detenido y sí hay, en cambio, millones de mexicanos agraviados por las afectaciones a su trabajo y por el desabasto de otros productos y servicios. Usted recordará, atento lector, que en colaboraciones anteriores –publicadas en este mismo espacio periodístico– señalamos que el robo de combustible ha sido permitido por quienes abren las válvulas dentro de la misma paraestatal; infracción  en la que deben están involucrados funcionarios de muy alto nivel.

Esto se debe a que la gasolina, escasa y encarecida, se ha vuelto una mercancía muy apetitosa para las bandas criminales, para las comunidades desesperadas que buscan mejorar sus ingresos y también para un mercado amplio de compradores de huachicol barato entre los que destacan –por encima de los automovilistas, que son los menos– las empresas transportistas, las constructoras, las mineras y las mismas gasolineras.   

De todo esto surgen algunas interrogantes con respecto a las acciones ejecutadas hasta ahora por el gobierno: ¿Por qué si el 80 por ciento del robo de combustibles se da desde la paraestatal, el nuevo gobierno no comenzó una revisión profunda y seria para combatir este delito al interior de Pemex? ¿A quién favorece que la distribución de gasolina se realice en pipas, cuando Pemex tiene una flotilla reducida de vehículos y el costo de distribución por esta vía es 14 veces más caro que el de los ductos? ¿A cuánto asciende el monto de estos pagos?

Un gobierno austero no debe permitirse estos despilfarros porque hace mal uso de los recursos públicos y porque es también corrupción. ¿O la lucha contra los huachicoleros es solo una cortina de humo?  La última pregunta deriva de la información publicada por el Wall Street de que el nuevo Gobierno Federal redujo del 70 al 45 por ciento la gasolina que importamos de Estados Unidos, y que la causa real del desabasto de combustible se debe a esta decisión.

Volviendo a la fábula. Los acontecimientos se están dando tan rápido como si se tratara de  experimentar con el malestar de la gente. Pareciera que se prepara a la población para demostrar que la izquierda no sabe gobernar y causa un terrible daño al país. Por ello es urgente que las voces progresistas de México aclaren sin titubeos que el actual Gobierno Federal no es de izquierda, tampoco un gobierno del pueblo, sino un torpe ganso que está siendo utilizado para darle un respiro al decadente modelo económico neoliberal.


Escrito por Capitán Nemo

COLUMNISTA


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