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Xi Jinping y la reivindicación del marxismo-leninismo en China
El presidente de China, Xi Jinping ha llamado al PCCh a colocar nuevamente al marxismo-leninismo como la principal guía para la transformación revolucionaria de la sociedad china.
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Xi Jinping fue electo, por primera vez, para el cargo de secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) en el XVIII Congreso (2012), posición desde la que pudo llegar a la presidencia de la República Popular China (RPCh) en 2013. En el XIX Congreso (2017) fue reelecto como secretario general para otros cinco años; y en el XX Congreso, realizado este año, fue nuevamente ratificado como máximo timonel del partido en el poder, debido a su desempeño excepcional en el gobierno del gigante asiático durante los últimos 10 años.

En este lapso, las iniciativas económicas, sociales, políticas e ideológicas de Xi Jinping como secretario general del PCCh, y como presidente de la RPCh, han contribuido al progreso integral de su país. En 2013 lanzó la Iniciativa de la Franja y la Ruta, en 2020 declaró erradicada la pobreza extrema en China, el mismo año señaló a la economía dual como el nuevo modelo para la economía china, entre otras muchas políticas importantes. En el terreno ideológico, Xi Jinping ha destacado por su notable reivindicación del marxismo-leninismo como guía del partido y como elemento indispensable para el futuro de China.

Desde la fundación del PCCh en 1921, el marxismo-leninismo condujo la acción del entonces pequeño grupo de revolucionarios decididos a liberar a China de la opresión colonial y la pobreza. En su lucha contra el Kuomintang y contra los invasores japoneses, los comunistas trabajaron siempre bajo las máximas del marxismo-leninismo, procurando la unidad de las clases trabajadoras y la construcción de un país más justo. En 1949, alcanzaron el poder.

Hasta 1976, año de su muerte, Mao Zedong fue el principal ideólogo del partido y el más interesado en mantener alto el estandarte de Carlos Marx y Vladimir Ilich Uliánov, Lenin. La llegada de Deng Xiaoping al poder en 1978 implicó una reconsideración ideológica del partido. Deng sustituyó a Mao como principal ideólogo. Aunque Deng se mantuvo firme en los principios del marxismo-leninismo y nunca renunció a las banderas del comunismo; realizó operaciones ideológicas para justificar la aplicación de relaciones sociales capitalistas en China. La restauración parcial de la propiedad privada en los medios de producción, de las relaciones asalariadas entre patrones y trabajadores y el mercado como principal espacio de distribución de la riqueza, fueron algunas de las medidas de Deng.

Deng insistió en la necesidad de desarrollar las fuerzas productivas como un paso previo a la construcción del socialismo, pues China era un país semifeudal y era imposible pasar directamente de esta etapa del desarrollo al socialismo. Así justificó el enriquecimiento de unos, el empobrecimiento de otros, la privatización de empresas estatales y la llegada de capitales occidentales a China. Ésa fue la base ideológica de Jiang Zemin (1989–2002) y Hu Jintao (2002–2012), los dos secretarios generales que antecedieron a Xi Jinping.

En los gobiernos de Jiang y Hu, la economía china creció sin precedentes; y el país se convirtió en uno de los motores del crecimiento económico mundial. Sin embargo, al interior de la RPCh, la desigualdad creció como nunca, el culto al dinero y a la máxima ganancia se instalaron en varios grupos sociales y los objetivos originales del partido se debilitaron mientras la burguesía fortalecía su capacidad económica y ganaba posiciones en el propio PCCh. Fue en este contexto cuando llegó Xi Jinping.

Xi ha insistido en volver a los objetivos originales del partido, es decir, a la construcción del socialismo. Ha llamado al partido a colocar nuevamente al marxismo-leninismo como la principal guía para la transformación revolucionaria de la sociedad china. Después de generar riqueza y desarrollar las fuerzas productivas durante 40 años, es tiempo de que el PCCh se enfoque nuevamente en sus objetivos fundacionales.

Teóricamente, el giro impreso por Xi al partido se refleja en la principal contradicción de la sociedad china: Mao señaló que la principal contradicción estaba entre el proletariado y la burguesía; Deng afirmó que estaba entre las necesidades del pueblo de una vida mejor y las atrasadas fuerzas productivas; Xi ubica la contradicción principal entre las necesidades del pueblo de una vida mejor y el desarrollo inadecuado y desequilibrado de las fuerzas productivas. Xi no llama únicamente a terminar con la pobreza sino también con la desigualdad.

Quizá por eso fue muy significativo que el primer lugar que visitó Xi, después de ser reelecto secretario general, fuera Yan’an, la mítica localidad donde Mao se erigió como líder máximo del PCCh y desde donde los comunistas lanzaron la ofensiva militar para derrotar al Kuomintang durante la guerra civil. Es el momento de la reivindicación del marxismo-leninismo en China.


Escrito por Carlos Ehécatl

Maestro en Estudios de Asia y África, especialidad en China, por El Colegio de México.


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