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El Gobierno de Venezuela anunció la suspensión inmediata del acuerdo energético con Trinidad y Tobago, vigente por más de una década, en respuesta a la llegada del buque militar estadounidense USS Gravely a Puerto España para operaciones antinarcóticos conjuntas.
El presidente Nicolás Maduro calificó la maniobra como una “provocación militar directa” orquestada con la primera ministra Kamla Persad-Bissessar, acusándola de convertir su país en una “colonia militar de Estados Unidos”. Durante su programa televisivo, el mandatario venezolano ordenó como medida cautelar: “¡Suspendido todo!”.
Medios internacionales apuntaron que el convenio cancelado abarcaba la explotación conjunta de campos gasíferos fronterizos, como el Dragón Gas Field, con reservas estimadas en hasta cuatro billones de pies cúbicos. Desde 2015, Petróleos de Venezuela, S.A (PDVSA) y autoridades trinitenses colaboraban en proyectos clave para el Caribe, por el cual firmaron siete nuevos acuerdos en 2024, aunque obstaculizados por sanciones estadounidenses que requieren licencias especiales.
Finalmente, la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez denunció estas acciones como “una guerra por el gas y el petróleo” disfrazada de ejercicios militares.
Escrito por Fernanda Trujano Chavarría
Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la UAEM.