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Sin Buen Fin
Los precios de los productos y servicios de los monopolios en el país son carísimos y de mala calidad.
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Ya pasado el Buen Fin, sería bueno preguntar si trajo algún cambio útil para la economía nacional. No, nada cambió, salvo los llenos a reventar de las tiendas departamentales gracias a la campaña de publicidad que el gobierno y los empresarios le brindaron y con la que se demostró que ambos forman mancuerna, cada cual con tareas propias: el gobierno promoviéndola a través de los medios de comunicación, adelantando aguinaldos, aprovechando el “puente” del 20 de noviembre y alentando la euforia de gente y el pretexto de reactivar la economía; y los segundos mediante la oferta de mercancías con precios supuestamente baratos. Pero cuando los compradores revisen sus bolsillos y tarjetas de crédito o débito, se percatarán que gastaron hasta el último peso y que se endeudaron para el resto del año y quizás el primer trimestre de 2025 en la adquisición de mercancías que no necesitaban, pero que compraron porque dizque estaban “a muy bajo precio”. Es decir, olvidaron que ninguna empresa vende por debajo de sus costos de producción y que los empresarios no son un alma de la caridad para andar en la vida dando regalos ya que, como dicen en mi pueblo, “no dan paso sin huarache”.

El Buen Fin es una táctica de mercado de las tiendas para deshacerse de los productos que no han vendido y que estorban en sus bodegas, representando costos de almacenamiento. ¿Los compradores creen realmente que los empresarios rebajan precios? Todo lo contrario: los burgueses tienen por conciencia un pequeño demonio que siempre les está aconsejando que no cedan un solo peso, que incrementen sus ganancias y expriman lo más posible a sus empleados. Ni el Tío RichiSalinas, ni el Tío Charlie Slim vendieron más baratas sus mercancías; y sus ofertas tuvieron el objetivo específico de incrementar sus ventas y ganar mucho más. Es tal la codicia de estos “grandes filántropos” mexicanos que evitan pagar impuestos y su poder económico y político es tal que ni siquiera el gobierno de “izquierda” de la llamada “Cuarta Transformación” (4T) ha podido obligarlos a ello, a pesar de que han sido sus principales beneficiarios junto a otros integrantes de la oligarquía mexicana.

Los precios de los productos y servicios de los monopolios en el país son carísimos y de mala calidad; pero a los consumidores no les queda otro remedio que adquirirlos porque son los emperadores del mercado, imponen precios y las micro, pequeñas y medianas empresas no pueden enfrentarlos. Desde hace muchas décadas, además, tienen a su servicio a los gobiernos en turno, como lo han evidenciado, desde 2018, las administraciones morenistas, que les brindan todas las facilidades para que prosperen a costa de la pobreza de la población. ¿Buen Fin? ¡Mentira! Lo que prevaleció hace unos días fue el robo y el saqueo a ojos vistas; pero los consumidores son entes pasivos a los que no les quedó más remedio que aceptar los precios ofrecidos; y lo más cruel fue que la mayoría son trabajadores que ganan menos de dos salarios mínimos y cubren jornadas de más de ocho horas al día en centros laborales donde privan la precariedad y los riesgos.

Pero como la economía está en picada, no hay mucho para donde hacerse; además de que casi es imposible conseguir trabajo en las comunidades rurales y las colonias urbanas populares, donde los mexicanos más jóvenes deben emigrar hacia Estados Unidos porque en el territorio nacional no hallan trabajo o empleos con buenos salarios o más o menos satisfactorios, debido a que los empresarios están protegidos contra las numerosas demandas de ingresos laborales y, asimismo, contra los trabajadores revoltosos y sindicalistas. Sí, ahora mismo, en el ámbito del gobierno más humanista de la historia de México y más cercano a los pobres, los trabajadores tienen prohibido rebelarse contra sus patrones. Ésta es la razón por la que México está sumido en el terror generado por la violencia delictiva y los abusos de la clase patronal; mientras los mexicanos no se unifiquen, politicen y organicen para exigir mejores condiciones de trabajo el Buen Fin seguirá siendo un perverso engaño publicitario para seguirlos exprimiendo.


Escrito por Capitán Nemo

COLUMNISTA


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