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Se calienta la guerra de hielo entre Marruecos y el Sahara Occidental
El conflicto que desde 1975, mantienen Marruecos y la República Árabe Democrática del Sahara Occidental (RASD) se reactivó a mediados de noviembre, cuando tropas marroquíes se congregaron en un área neutral.
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El conflicto que desde 1975, mantienen Marruecos y la República Árabe Democrática del Sahara Occidental (RASD) se reactivó a mediados de noviembre, cuando tropas marroquíes se congregaron en un área neutral y arremetieron contra civiles saharauis. Incapaz de resolver el problema, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) administra, desde 1991, un cese al fuego que a nadie complace y que retrasa una solución a la que pueden contribuir Estados Unidos (EE. UU.), España y Francia, como partes interesadas.

Los saharauis son los únicos árabes que hablan castellano, porque su territorio fue colonia de España. Liderados por el Frente Polisario, expulsaron al colonialismo español y, un día después, el 27 de febrero de 1976, proclamaron el nacimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). En 1979, Mauritania abandonó el territorio saharaui en favor de la paz, pero Marruecos lo ocupó de inmediato y hasta hoy no reconoce ningún derecho a esa nación.

La tensión en lo que para muchos es una guerra congelada, pues reaparece consistentemente en el radar político mundial, se reavivó el pasado 13 de noviembre. Ese día, miles de miembros de las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos (FRM) se desplegaron en El Guejarat, un cruce de caminos neutral, y acometieron contra civiles saharauis.

Los saharauis, cansados de la violencia y expoliación del ocupante, y apremiados por asumir su autodeterminación en tiempos de pandemia y crisis económica, decidieron bloquear el paso ilegal en El Guejarat, que Marruecos abrió en el sur del desierto del Sahara para comerciar con Mauritania.

A través de ese paso ilegal, los marroquíes transportan mercancías y trafican los minerales extraídos de la zona saharaui ocupada, en clara violación de todos los convenios internacionales. El bloqueo pretendía presionar a la pasiva ONU para que realice el referéndum de autodeterminación que, desde hace 30 años, esperan los saharauis.

Miles de civiles llegaron a El Guejarat desde sus campamentos de refugiados en Tinduf, Argelia, donde viven hacinados desde hace décadas. También participaron en el bloqueo ciudadanos de las zonas liberadas bajo el control del Frente Polisario (FP).

El Guejarat concentró el hartazgo y la frustración del pueblo saharaui al ver a su tierra ocupada desde hace 45 años. En este periodo han sido bombardeados con napalm y fósforo vivo, armas prohibidas, como denuncia María Porcel en Le Haine. Marruecos alegó que el bloqueo suponía una ruptura del cese al fuego de 1991, y con disparos desalojó a los saharauis.

Soldados

El choque que pudo cobrar decenas de vidas entre los inermes civiles, ocurrió a la vista de la Misión de la ONU para el Referéndum del Sahara Occidental (Minurso), que hace años se limita al rol de testigo, sin intervenir ante las flagrantes violaciones de la FRM, afirma la fundadora de Democracy Now!, Amy Goodman.

Rabat explicó que su intención no fue belicosa, que solo pretendía tender “un cordón de seguridad” en el área; pero tras la violenta incursión, los saharauis optaron por retornar a sus precarias tiendas de refugiados. Sin embargo, el conflicto amenaza con escalar, y es difícil que regrese a su estatus anterior: la congelación.

Guerra Fría en el desierto

Para la ONU, la RASD es la última colonia de África, cuya autodeterminación se resolverá por un referéndum que Marruecos demora deliberadamente, mientras sitúa a cientos de sus colonos en la zona ocupada para favorecerse con la eventual consulta.

La negativa marroquí tiene trasfondo geopolítico porque, para el rey Hassan II y su descendiente, Mohamed VI, esa región resulta vital ante sus intereses económicos, ya que el Sahara Occidental es rico en recursos naturales. Por esa razón, Marruecos afirma que la RASD no es un Estado, y rechaza las resoluciones de la ONU que lo instan a desocupar el territorio saharaui.

El anhelo de la nación saharaui por disfrutar de un Estado libre, soberano, democrático, islámico y progresista, traspasó el proceso de descolonización de África y la Guerra Fría; pues al final de ésta se desintegró la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

El diferendo ha permanecido en el hielo, en términos militares; en parte debido a presencia de Minurso, la fuerza pacificadora de la ONU, aunque políticamente se ha mantenido activa, juzga el experto en la región, Jonathan Helton.

Sin embargo, su reactivación actual se produce en un ámbito internacional complejo, pues mientras Occidente y Eurasia compiten entre sí, el Frente Polisario ha visto reducir el número de sus aliados, asegura Marruecos. Sin negociaciones entre las dos partes, el diferendo se convierte en una trágica crisis de refugiados –la mayoría en Argelia– y en persistentes abusos a los derechos humanos contra ellos.

Año con año, los grandes medios de prensa vierten ríos de tinta recordando la historia del Muro de Berlín; pero no ven la muralla de dos mil 720 kilómetros de largo y dos metros de alto que Marruecos construyó en los años 80.

Sahara

Su objetivo es aislar a los territorios ocupados y a la RASD del resto del mundo, y crear una frontera artificial que, según el ocupante, se construyó contra la inmigración ilegal y el terrorismo.

Esa muralla de piedra y arena, con búnkeres, zanjas, alambradas y trincheras, es resguardada por sofisticados equipos armamentistas, que algunas firmas estadounidenses y europeas venden sin reparo a su aliado marroquí. Radares fijos y móviles con alcance de entre 60 y 80 kilómetros, y otros sistemas electrónicos que detectan movimientos de personas y objetos.

Además de estar protegido por 160 mil soldados, a cada cinco kilómetros del muro hay una base militar con una fuerza móvil de intervención rápida. La organización no gubernamental (ONG) Action on Armed Violence, británica, denunció que el Sahara Occidental es uno de los territorios más minados del planeta, porque está rodeado por cerca de siete millones de minas enterradas a lo largo del muro.

Este muro del oprobio cuesta, al reino de Mohamed VI, alrededor de dos millones de dólares diarios, explica el representante del Frente Polisario ante la ONU, doctor Sidi M. Omar. En su custodia, los marroquíes no escatiman torturas, desapariciones, asesinatos y represión contra saharauis que viven en territorio ocupado.

El pueblo saharaui vive repartido entre áreas ocupadas, liberadas, campamentos de refugiados y en el exilio. Antes de ser ocupada, la capital de la RASD, Al Aaiún, vio morir a miles de sus ciudadanos por las tropas de las FRM.

España se beneficia de esa situación, denuncia la escritora saharaui Mahayouba Mohamed Salem, quien en su libro Tella, cuenta la vida de los habitantes de un país que lleva el nombre de un gran desierto.

Aunque la RASD es reconocida por más de 80 Estados, se le niega el derecho a la autodeterminación. En la Conferencia de Solidaridad de la Comunidad de Desarrollo de África Austral sobre la situación del Sahara (SADC), el presidente de Namibia, Hage Geingob, afirmó que la descolonización de África no acabará hasta que el pueblo saharaui decida su futuro en un referéndum libre y justo.

 

Cronologia

1845. España ocupa la costa noroeste de África frente a las Islas Canarias.

1960. Resolución 1514 de la ONU sobre descolonización del Sahara Occidental.

1970. Resolución 2711 de la ONU conmina a España a organizar el referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui.

10.V.1973. Nace el Frente Polisario (FP), organización política de los saharauis. Diez días después inicia la lucha armada contra España como Movimiento de Liberación Nacional (MLN).

1975. Acuerdo Tripartita simula la descolonización. Mauritania y Marruecos ocupan territorio saharaui; Marruecos coloniza el territorio de la RASD con la Marcha Verde. El FP responde con la guerra de liberación nacional.

1976. Sahara Occidental se independiza de España.

1979. El FP derrota a Mauritania, que negocia la paz y desocupa tierra saharaui. Se pacta el Alto al Fuego.

1989. Última gran ofensiva del Frente Polisario.

1991. Cese al fuego. Marruecos controla el 80 por ciento de territorio saharaui. Se acuerda realizar un referéndum; habitantes de la zona ocupada se registrarán en una lista y votarán por independizarse o por más autonomía. Marruecos lleva miles de colonos a esa zona.

Se crea la Misión para el Referéndum en el Sahara Occidental (Minurso) para promover las condiciones del referéndum.

2001. Francotirador marroquí dispara en el rally anual París-Dakar. Miles de combatientes del Frente Polisario toman posición en la zona “neutra” ante el temor de una escalada.

2010. Agente de seguridad marroquí asesina a 11 manifestantes saharauis cerca de la ciudad sureña de Laayoune.

2016. Marruecos despliega tropas en El Guejarat y el FP considera una violación del acuerdo al cese al fuego y envía tropas a la zona. La ONU es renuente a intervenir.

Riqueza robada

La solución al conflicto se aplaza deliberadamente por la intención del ocupante de perpetuar su apropiación de los recursos naturales del Sahara Occidental. El derecho internacional establece que la autodeterminación de los pueblos garantiza el libre uso de sus recursos para alcanzar el desarrollo. Esto es lo que Marruecos y sus aliados niegan a la RASD.

La explotación económica incluye la pesca de pulpo y sardina, el cultivo de tomate, la extracción de fosfatos y arena saharauis que, con etiquetas marroquíes, se venden en países europeos y en EE. UU. El fósforo, mineral esencial para los procesos bioquímicos del cuerpo, procede de la mina de Boukraa. Solo en 2019, obtuvo por esa exportación, 90 millones de dólares (mdd).

De manera excepcional, el ocho de febrero pasado, la emisora británica BBC denunció la extracción de la mayor reserva mundial de fosfato. Reveló que la firma marroquí OCP Group obtiene grandes dividendos con la explotación de la mina saharaui de Khouribga, que produce 35 mil millones de toneladas de fosfato al año.

Esta riqueza daría a la RASD la posibilidad de influir en el precio mundial del mineral. Sin embargo los saharauis, sin derechos sobre su propia tierra, sobreviven en la marginalidad y empobrecidos a causa del neocolonialismo marroquí.

Marruecos

Al lucro ilegal realizado con este mineral, la pesca y la agricultura, se suman la explotación de metales preciosos y la energía eólica del Sahara Occidental. Con estos dividendos, Marruecos compra posiciones políticas y cabildea en los círculos de poder de sus aliados para defender la tesis de su “derecho a la ocupación”.

El reino y EE. UU.

Marruecos ejecutó la acción militar del 13 de noviembre horas después de que el general y mayor estadounidense Andrew Rohling se reuniera en Rabat con el comandante de las FARM en la Zona Sur, es decir, en el territorio saharaui ocupado, informó la organización antiimperialista Democracy Now!, de Amy Goodman.

Esta alianza data de hace varias décadas. Cuando España salió de tierra saharaui, dejó sus instalaciones militares y civiles, así como los caladeros de pesca, yacimientos de cobre, hierro, uranio, circonita, zinc, gas natural y petróleo. El tres de octubre de 1975, Marruecos avanzó hacia el sur e invadió la RASD.

Días después, el secretario de Estado de EE. UU., Henry Kissinger, pactó con el dictador español Francisco Franco el apoyo a Marruecos en su reclamo sobre el Sahara Occidental. Franco se opuso al principio, pero luego aceptó.

ONU

Kissinger ofreció a España el apoyo de EE. UU. para la restauración de la monarquía española, con Juan Carlos de Borbón. “Son ya 45 años de una infamia interminable”, asevera el historiador español Pedro Luis Angosto. Pero el plan fracasó por la resistencia del Frente Polisario; aunque desde entonces aumentó la venta de armas de las estadounidenses Northrop y Westinghouse a su aliado marroquí.

México, la RASD y Marruecos

En su análisis sobre el impacto de la guerra de hielo entre ambos actores, el internacionalista Juan José Vagni explica que se trata de relaciones entre países periféricos que inciden en América Latina y en nuestra política exterior.

La simpatía de México con la autodeterminación del pueblo saharaui se debe a que la RASD fue colonia del imperio español. Entre 1975 y 1978, los delegados del Sahara solicitaron el apoyo mexicano para su independencia. El ocho de septiembre de 1979, México reconoció a la RASD. En enero de 2003, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, México apoyó la petición de prórroga a la Minurso. En 2010, el presidente Mohamed Abdelaziz visitó México en el marco del bicentenario de la Independencia y retornó en 2012. En 2014, diputados mexicanos recorrieron los campamentos de refugiados en Tindouf, Argelia y otra delegación hizo lo mismo en 2017.

En 1961, el presidente Adolfo López Mateos envió a Marruecos, recién independizado de Francia, una delegación de buena voluntad. Un año después, los dos países formalizaban vínculos diplomáticos. La relación se tensó en 1979, cuando México reconoció a la RASD.

En 1990, el gobierno mexicano estableció su embajada en Rabat y el reino hizo lo propio en nuestro país. En 2003 y 2004, el rey Mohamed VI visitó México, y en 2012 se conmemoraron 50 años de relaciones. Se firmó un convenio de cooperación educativa y, en 2018, el canciller Marcelo Ebrard visitó Marruecos en el marco de la Conferencia Intergubernamental sobre Migración, realizada en Marrakech.

 


Escrito por Nydia Egremy

Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.


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