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La economía mexicana está en serios problemas que están causando efectos adversos para la vida de la población, cuyo impacto depende de la posición social de cada persona. Entre las consecuencias más graves se hallan la inflación, el desempleo persistente, el poco o nulo crecimiento económico y la creciente desigualdad social. Mientras los grandes empresarios no han disminuido sus ganancias, los trabajadores han sufrido la reducción de sus ingresos laborales e incluso la pérdida de empleos, lo que significa que están cayendo en la pobreza o la miseria extrema, pues al no tener más que su fuerza de trabajo, no ven otra alternativa para ganarse la vida.
La explicación y la justificación dominantes de los problemas en la economía –la nacional y la internacional– los atribuyen al confinamiento provocado por el Covid-19 y, más recientemente, al conflicto ruso-ucraniano. La pandemia, se asume, paralizó obligadamente las cadenas globales de valor, lo que provocó el cierre de empresas, que los trabajadores perdieran sus empleos o redujeran sus jornadas laborales, que la oferta de mercancías disminuyera y que la escasez de éstas propiciara el aumento de los precios. A este problema, aseguran, se sumó recientemente el conflicto militar entre Rusia y Ucrania, importantes productores agrícolas cuya parálisis productiva y comercial ha contribuido a la inflación, junto al factor energético; pues Rusia es el primer productor mundial de gas y el tercero de petróleo.
Sin embargo, el Covid-19 y la guerra ruso-ucraniana no son los únicos causantes del alza en los costos de la economía mundial. Partamos del hecho de que ésta está conectada, a lo largo y ancho del planeta, por las cadenas globales de valor. Es decir, que para producir una mercancía, las partes que la integran son elaboradas en diferentes y distantes áreas geográficas del país donde finalmente se vende. Esta forma de producción se ha organizado por las empresas capitalistas multinacionales para optimizar recursos financieros, tiempos y aumentar al máximo sus ganancias. Esta fórmula ha provocado que se fabriquen más mercancías de las que la humanidad puede comprar. Imaginen esto a escala pequeña: si alguien produce camisas con el menor costo posible, debido al uso de tecnología moderna y a que paga lo menos posible a sus obreros –salario que apenas les alcanza para comer y recuperar su fuerza de trabajo– ¿de dónde puede sacar dinero para comprarse una de esas camisas? Son muy pocas las mercancías que se venden fuera de este patrón productivo y comercial que, por tal motivo, representa un factor determinante de los problemas coyunturales que hoy afectan a la economía nacional e internacional.
Antes de la pandemia, el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) externaban serias preocupaciones sobre el crecimiento de la economía global. En octubre de 2018, el FMI advirtió: “la expansión es menos equilibrada y es posible que algunas economías grandes ya hayan tocado máximos. Los riesgos para el crecimiento mundial aumentaron en los últimos seis meses”. En julio de 2019 diagnosticó nuevamente que “el crecimiento mundial sigue siendo moderado… se pronostica un crecimiento de 3.2% para 2019, con un repunte a 3.5% en 2020 (…) Los datos sobre el PIB, en lo que va del año, apuntan a una actividad mundial más débil de lo previsto”. Esta información confirma que antes del Covid-19 había preocupación por el crecimiento de la economía mundial. En el caso de México, la situación no era distinta: en 2019, el producto interno bruto (PIB) disminuyó; y se ubicó en -0.1 por ciento con respecto a 2018, cuando fue del 2.2 por ciento.
El impacto de la pandemia y el conflicto que hay en Europa Oriental parecen estar advirtiendo a todos los países que la organización económica no es la más adecuada para encontrar una solución pronta. Algunos expertos apuntan que las cadenas globales de valor se reharán, que volverán a funcionar correctamente; y que, en ese reacomodo, México estará en una posición ventajosa porque se sitúa en el corredor comercial de América del Norte. No comparto esa visión porque la dependencia del país permanecerá, incluso será mayor. Lo que México debe hacer es crear cadenas de valor en su mercado interior para fortalecerlo y para que alcance la capacidad necesaria de cara a los choques externos.
Un profundo conocimiento de la diversidad de climas y suelos ejerce una influencia positiva en la productividad de cultivos específicos, desde los campos de aguacate en Michoacán hasta los de agave para la producción de tequila en Jalisco.
El FMI estima una contracción del 0.3 % del PIB en 2025
El chayote, la naranja, la lechuga, la col, los plátanos, las calabacitas y el aguacates registraron un alza en sus precios durante la primera quincena de junio.
“Este gobierno no tiene una estrategia de crecimiento económico y creación de empleos. De un lado, la inversión pública, antes insuficiente, disminuye en el periodo".
Pemex tiene una abultada deuda de un billón 790 mil millones de pesos (mdp) –106 mil millones de dólares (mdd)–; y su producción de crudo e ingresos descienden como si fuera una empresa privada que ya hubiera sido declarada en quiebra total, según los expertos.
La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) denunció que la inseguridad y extorsión en carreteras están incrementando los precios de productos agrícolas.
La adquisición del 55% de plantas de Iberdrola no se traduciría en más electricidad; por el contrario, resultaría en una situación de falta de recursos para su mantenimiento.
La falta de infraestructura, de acceso a agua y electricidad, la falta de derecho y de una mano de obra calificada, son “cuellos de botella” que repelen la inversión en México.
El 68 por ciento de los empleos en el país son generados por las pequeñas y medianas empresas.
Aun cuando criticó a la empresa española Iberdrola, López Obrador celebró que la Cofece aprobara la compra por 6 mil mdd a dicha empresa.
Los salarios mínimos profesionales no fueron favorecidos con la política de recuperación y sólo se incrementaron en 5 por ciento a nivel nacional
La Federación solo había ejercido 19 % de los recursos etiquetados para obras públicas, y lanzó la misma alerta contra el subejercicio financiero.
Productos agropecuarios como el jitomate y servicios turísticos como el transporte aéreo lideraron las disminuciones de precios.
El gobierno de la 4T predica que la economía moral es servir a las personas y distribuir la riqueza equitativamente; pero una cosa es predicar y otra ejecutar. Hasta ahora, la riqueza se acumula cada vez más y millones se enfilan rumbo a la pobreza.
Sheinbaum anunció nuevas medidas arancelarias y rechazó señalamientos de la Casa Blanca sobre presuntos vínculos con el crimen organizado.
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Escrito por Rogelio García Macedonio
Licenciado en Economía por la UNAM.