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¿Qué nos distingue a los seres humanos del resto de los animales? Principalmente, nuestras capacidades cerebrales: la habilidad de imaginar, pensar en escenarios que no necesariamente están en nuestro entorno observable y la capacidad de crear y construir a partir de nuestra mente y trabajo. Sin embargo, para la mayoría de los mexicanos, esta distinción es sólo un potencial sin realizarse. Vivimos en condiciones que no permiten que alcancemos nuestro pleno desarrollo como seres humanos.
La mayoría de los mexicanos trabajamos para sobrevivir, no para vivir en el sentido más amplio de la palabra. Como los animales de carga, nuestra rutina diaria se limita a dormir, alimentarnos y trabajar. Tenemos poco o nada de tiempo libre –apenas los domingos, para aquellos que no laboran ese día en el comercio informal o sus empleos formales– para descansar, recrearnos, convivir con la familia o desarrollar nuestras capacidades creativas, artísticas o deportivas. En esencia, la mayoría carece de las condiciones, tiempo y energía necesarios para alimentar la mente y el espíritu: leer, disfrutar o crear obras de teatro, música o poesía.
Esto es así porque México es uno de los países con más horas de trabajo semanales. A mayor número de horas trabajadas, menor es el tiempo y la energía disponible para otras actividades. La ley mexicana establece jornadas laborales de 48 horas a la semana, mientras que el promedio de los 38 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es de 40 horas. Incluso hay casos en que las jornadas son aún más reducidas: en Países Bajos es de 30 horas; en Dinamarca, 33; en Noruega y Alemania, 37; y en Finlandia, 38 horas.
La reducción de la jornada laboral ha demostrado estar asociada con un aumento en la productividad –lo que podría beneficiar incluso a las empresas–, así como con una reducción del estrés laboral y una mayor satisfacción en la vida personal. No es coincidencia que México sea uno de los países de la OCDE con los niveles más bajos de calidad de vida. Antes de la pandemia, ya figuraba entre las naciones con mayor incidencia de estrés laboral y desgaste ocupacional (síndrome de burnout). Según datos del IMSS, al menos el 75 por ciento de los trabajadores mexicanos padecían esta condición, superando a China (73 por ciento) y a Estados Unidos (59 por ciento).
Entre los factores que contribuyen al síndrome del trabajador “quemado” se encuentran los bajos salarios, la falta de prestaciones, la necesidad de tener varios empleos, trabajar en algo que no se disfruta, recorrer grandes distancias entre el hogar y el trabajo, la falta de equidad de género y ambientes laborales tóxicos, ya sea por abuso, acoso o la exposición a sustancias peligrosas para la salud. Estos problemas no dependen de la voluntad individual de los trabajadores, son consecuencia de políticas y regulaciones establecidas por las empresas y el gobierno. En este contexto, no basta con “levantarse más temprano” o “poner más empeño”, como suelen sugerir los discursos de superación personal en medios y redes sociales. Las soluciones requieren cambios estructurales en las políticas y leyes mexicanas, que sólo pueden venir de los gobiernos, dada la forma en que está organizada nuestra sociedad.
La reducción de la jornada laboral sigue siendo un asunto pendiente para el Estado mexicano. La administración de Andrés Manuel López Obrador no resolvió esta cuestión. Sin embargo, reducir la jornada laboral es necesario para que los mexicanos tengamos el tiempo y las condiciones adecuadas para realizarnos plenamente como seres humanos. Además, reducir la jornada es posible, como lo demuestran los países que ya han implementado esta medida. Este cambio seguramente requeriría políticas complementarias que incrementen la productividad y apoyen a las pequeñas y medianas empresas, para que puedan cumplir con la ley sin verse afectadas.
La presidenta Claudia Sheinbaum manifestó, en los 100 puntos de su toma de protesta el pasado primero de octubre, que “impulsará la semana de 40 horas”. Así, corresponde a ella y al poder legislativo encontrar la manera de llevar a cabo esta reforma. Los ciudadanos debemos estar vigilantes de nuestras autoridades, educarnos políticamente y organizarnos en un bloque fuerte y preparado para construir un México verdaderamente humano.
Si las personas se pierden el eclipse solar que ocurrirá este 8 de abril, tendrán que esperar por lo menos 30 años para que este fenómeno vuelva a suceder con las mismas características.
El Meteorito de Allende abrió “una ventana para entender el origen del Sistema Solar” y junto a otro célebre meteorito “mexicano” de hace 66 millones de años en el área submarina de Chicxulub, ha aportado importantes conocimientos científicos sobre la historia de la Tierra.
La palabra “hidroponia” deriva del griego hydro (agua) y ponos (trabajo), significa “trabajo en agua”.
Monitorear la evolución del rendimiento deportivo de los atletas a lo largo de las fases de preparación para una competencia es un tema que ha tomado relevancia en los últimos años, sin embargo, no todos los deportistas tienen las herramientas necesarias para realizarla con eficacia.
En teoría, si inventamos un sistema formal del contenido de Don Quijote de La Mancha, lo matematizamos; por lo tanto, lo convertimos en un objeto matemático.
Elon Musk, el multimillonario que fundó la empresa Neuralink, reportó como estable la salud del primer ser humano que recibió un implante de la empresa de chips cerebrales.
Molina egresó como ingeniero químico por la UNAM en 1965 y posteriormente realizó estudios de posgrado en la Universidad de Friburgo, Alemania.
¿Es posible encontrar la cuadratura de una figura geométrica? la respuesta en este texto. La cuadratura de una figura geométrica consiste en encontrar exactamente su área en un cuadrado.
Aunque la pérdida de cola en los humanos ha sido objeto de diferentes teorías evolutivas, hasta hace unos días era un misterio sin resolver.
Los conjuntos han estado presentes desde nuestros primeros años, como consecuencia del paradigma formalista de D. Hilbert y la influencia del grupo Bourbaki en la enseñanza de la matemática desde mediados del Siglo XX.
Así como un deportista ama su actividad, lo encuentra entretenido, le gusta y goza, de igual manera un matemático, con sus objetos de estudio, ama intrínsecamente la disciplina, muchas veces sin esperar utilidad.
Este fenómeno se denomina tormenta geomagnética y sus efectos se manifiestan a manera de interrupciones en las comunicaciones por radio y satélite, además de cortes de energía en los casos más extremos.
El matemático sintió mucha inclinación por las humanidades y los idiomas, aprendió latín, griego, alemán, italiano y francés. Además, estudió por su cuenta y nunca obtuvo un título académico, aún así, fue reconocido a lo largo de su vida.
En este artículo defenderemos, desde la dimensión antropológica de la matemática, una de las afirmaciones que han concitado discusiones entre matemáticos y filósofos.
Crowdstrike sufrió una interrupción global que afectó a aeropuertos, bancos y otras empresas a nivel mundial.
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Escrito por Citlali Aguirre Salcedo
Maestra en Ciencias Biológicas por la UNAM. Doctora en Ecología por la Universidad de Umeå, Suecia.