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¿Qué es el Presupuesto de Egresos de la Federación?
La forma de distribuir el presupuesto no activará la inversión; pretende impulsar la demanda agregada, pero ello no garantiza un incremento de la oferta agregada
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El paquete económico del año fiscal tiene tres parte[1]: los Criterios Generales de Política Económica, Iniciativa de la Ley de Ingresos y, finalmente, el Presupuesto de Egresos de la Federación. La matriz de tiempos es la siguiente: en el mes de abril,  la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, debe presentar los Pre-criterios de Política Económica. En junio, el Ejecutivo Federal remite a la Cámara de Diputados la estructura programática a emplearse en el Proyecto de Presupuesto de Egresos. En septiembre, el Ejecutivo Federal remite al Congreso de la Unión el Paquete Económico del año fiscal correspondiente (que contiene las tres partes antes mencionadas). En octubre, a más tardar el 20 de ese mes, la Cámara de Diputados deberá aprobar la Ley de Ingresos y antes del 31 de octubre, el Senado de la República tendría que ratificar la Ley de Ingresos (precisamente por ser “Ley” debe ser aprobada por ambas cámaras). El 15 de noviembre es la fecha límite para la aprobación del Presupuesto de Egresos por la Cámara de Diputados. Hay que considerar que los senadores no tienen que autorizar el presupuesto y ello se debe a que no es ley y que, así se entiende, en la Cámara de Diputados está representado el pueblo de México; aunque el presupuesto normalmente está planteado por el ejecutivo y las pocas modificaciones que llega a sufrir están consensadas por la “mano visible” del Presidente de la República y por su equipo de trabajo.

Las variables fueron consideradas y algunos analistas se muestran optimistas, pues no estiman en el entorno internacional una posible recesión mundial; tales variables son las siguientes: se espera un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1.5-2.5; sin embargo, hemos visto que la economía está en cero por ciento de crecimiento, de manera que es poco realista esperar cambios sustanciales en esta cifra. La inflación de diciembre de 2019 a diciembre de 2020 se calcula en tres por ciento, cuando en 2019 se acercó a 3.5 por ciento. Se espera que el tipo de cambio sea de 20 pesos al fin del periodo de 2020, pero el promedio es de 19.9 pesos por dólar, lo cual coincide con lo esperado.

La tasa de interés nominal, al final del periodo, se espera de 7.1 por ciento, en promedio nominal (es decir sin descontarle la inflación), de 7.4 por ciento y 4.5 por ciento en términos reales (descontando la inflación). El precio por barril se espera en 49 pesos, pronóstico conservador; pues en promedio el barril se acerca a los 58 pesos; donde creemos que están echadas las campanas al vuelo es en la producción petrolera, pues se espera una producción de crudo total por miles de barriles de 1.951 diarios; pero la producción hoy en día es de solo 1.683 miles de barriles diarios.

Ahora bien, los ingresos y los gastos se caracterizan como sigue: ingresos presupuestarios que a su vez se dividen en ingresos petroleros e ingresos no petroleros; por el lado de los gastos, el neto total se divide en: gasto programable y gasto no programable y éste, a su vez,  en corriente y de inversión. Entonces, los ingresos presupuestarios son las percepciones tributarias, no tributarias y de los organismos y empresas productivas del estado por la venta de bienes y servicios, inversiones, productos y contribuciones a mejoras; los ingresos petroleros son los recursos que el gobierno recibe a través del Fondo Mexicano del Petróleo (FMP) y se especifican en la Ley de Ingresos de la Federación, se incluye el ISR que se produce por los nuevos contratos y asignaciones en materia de hidrocarburos, así como los ingresos propios de Petróleos Mexicanos (Pemex); los ingresos no petroleros, provienen de los ingresos tributarios (impuestos) y no tributarios (derechos, productos, aprovechamientos y contribuciones de mejoras), que percibe el Gobierno Federal y de organismos y empresas productivas del Estado, exceptuando aquellos que tengan que ver con la actividad petrolera.

Gasto neto total, es el total de las erogaciones aprobadas en el PEF con cargo en los ingresos previstos por la Ley de Ingresos; en otras palabras, bajo la Ley de Ingresos se espera un cierto nivel de disponibilidad de recursos que son el tope de los gastos posibles; si lo que se proyecta ingresar no lo hace, entonces tendrán que hacerse ajustes presupuestales; si sobra dinero, se podrá redistribuir. En el gasto programable están las erogaciones que la federación realiza en cumplimiento de sus atribuciones conforme a los programas para proveer bienes y servicios públicos a la población; y es aquí donde se canceló el Ramo 23 para proyectos de desarrollo regional, acción que frenó el avance en favor de la construcción de obras de infraestructura para la población; el gasto no programable no contempla la provisión de bienes y servicios públicos; el gasto corriente es el que se destina a las remuneraciones de personal y al consumo de bienes y servicios necesarios para el desarrollo propio de las actividades del Gobierno (gasolina, luz, papelería, etc.); el gasto de inversión es para la compra de bienes inmuebles, infraestructura, inversión de capital, compra de bienes muebles, etc.

La Ley de Ingresos señala esta vez que algunos ingresos petroleros financiarán 18 por ciento del ingreso (el FMP aportará ocho por ciento y Pemex 10 por ciento restante) y los no petroleros representarán 82 por ciento. De estos ingresos no petroleros, 63 por ciento procederá de ingresos tributarios (34 por ciento de ISR, 18 por ciento de IVA, nueve por ciento de IEPS, dos por ciento de importaciones y accesorios); tres por ciento de los ingresos no tributarios; ocho por ciento de organismos de control presupuestario directo (IMSS, ISSSTE) y ocho por ciento de CFE.

Para 2020, los ingresos petroleros se estiman en 987 mil millones de pesos y los no petroleros en cuatro billones 524 mil millones de pesos. El total de los ingresos equivale a 5.521 billones de pesos. Ahora bien, el gasto neto se calcula en 6.1 billones de pesos, es decir hay un déficit de 584 mil millones de pesos; de tal suerte que, para hacer el ajuste, se pedirán prestados, endeudando al pueblo mexicano (y cada mexicano tendrá que pagar 12 pesos al día). El gasto programable equivale a cuatro billones 355 mil millones de pesos, 72 por ciento y el no programable en un billón 701 mil millones de pesos, 28 por ciento. Ahora bien, el gasto programable se divide a su vez en 83 por ciento de gasto corriente, y apenas 17 por ciento de gasto de inversión (obras y servicios para el pueblo); es decir, al pueblo le tocan en realidad solo: 838.95 mil millones de pesos, es decir, para 2020 a cada mexicano le corresponden 17 pesos al día, menos 12 pesos del pago de deuda, le quedan solo cinco pesos netos (de los cuales, a su vez, hay que descontar los impuestos pagados).

En conclusión, la forma de distribuir el presupuesto no activará la inversión; pretende impulsar la demanda agregada, pero ello no garantiza un incremento de la oferta agregada y la desconfianza generada frenará el desarrollo económico. México no está para experimentos impuestos desde la cúpula del gobierno; con el que se tiene permiso por haber obtenido 30 millones de votos de 90 millones de votantes. No debemos confundirnos. Al pueblo de México solo le queda una alternativa: organizarse, educarse y luchar por el poder político nacional para hacer de México una nación más justa, más democrática, más equitativa y soberana. 

 

  1Basado en la Serie Cuadernillos de información: Presupuesto de Egresos de la Federación, Conceptos Básicos, editado por la Secretaría General de la Cámara de Diputados.

 


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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