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Argentina fue gobernada por una dictadura militar de 1976 a 1983, un Estado burocrático-autoritario que estableció un plan sistemático de terror: secuestro, tortura, violaciones sexuales, exilios, persecución y hostigamiento político, desaparición forzada, robo de infantes y ocultamiento de su identidad, todo con el propósito de impedir el desarrollo de organizaciones comunistas o de agrupaciones críticas a la política estadounidense, instrumentada por el “Plan Cóndor”. La llamada restauración de la democracia no borró la huella de terror que vivió Argentina por varias generaciones.
La obra de Mariana Enríquez (1973) se templa en esta violenta fragua y también, a decir de ella misma, por la cultura pop del entretenimiento de la época, desde los años 80, el auge de las películas y series de terror norteamericanas y los thrillers psicológicos: A Nightmare on Elm Street (con el personaje de Freddy Krueger), Twin Peaks, de David Lynch, las adaptaciones de las obras del prolífico Stephen King (Eso, El resplandor, Carrie, Cementerio de animales, Los niños del maíz, etc.).
Lo macabro en el folklor argentino de esa época fue plagado de mitos y cuentos de personajes retorcidos y cruentos; y germinó aún más por el clima de naturalización de la brutalidad de la dictadura. Las historias de represión y resistencia eran moneda corriente en los suburbios argentinos; el fin de la dictadura no trajo paz y prosperidad en los años subsiguientes: en los noventas se incrementó la violencia por la inequidad social generada por las políticas neoliberales. Una juventud argentina con una fe sombría en su futuro, atrincherada en la cultura punk y el culto al terror como una manifestación de transgresión (jugar a la ouija, sectas de magia negra, etc.).
Enríquez abreva esta atmósfera y su trabajo periodístico nace con esta impronta. Dice: “durante mucho tiempo fui periodista de rock y eso terminó metiéndose muchísimo en la ficción, es un mundo que conozco. Luego, el otro lenguaje que ingresa es a través del cine (…) Yo me creo todo en el cine, soy muy inocente, pero veo mucho cine de género”. De allí que su tono narrativo sea fresco, informal y natural, pero inexorablemente también una manifestación profunda de la conmoción social.
En su libro de cuentos (Anagrama, 2014) aparece Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo y se lee: “La ciudad no tenía grandes asesinos, si se exceptúan los dictadores no incluidos en el tour por corrección política”. En el cuento Este verano a oscuras leemos:
“Estábamos hartas de que nos dijeran ‘no hay asesinos seriales en la Argentina’ (...) Había criminales crueles, pero mataban a sus mujeres, a su familia, por venganza, por dinero (...) Nuestros padres, enojados, nos decían morbosas, no había bastante muerte ya, hablaban de la dictadura y los torturadores; no entendían que a nosotras nos gustaba otro tipo de infierno, uno de máscaras y motosierras, de pentagramas pintados con sangre en la pared y cabezas guardadas en la heladera”.
Mariana considera que la tradición de lo fantástico en su sentido terrorífico en la literatura latinoamericana es menos prolífica que en otras latitudes; ciertamente contamos con prodigiosas narraciones de Quiroga, Cortázar, Silvina Ocampo, Amparo Dávila pero, confiesa, esta tradición sólo sirvió de puente para adentrarse en la literatura anglosajona de terror de principios del Siglo XX: Tony Morrison, Shirley Jackson, William Faulkner y también, especialmente, Stephen King, quien escribe todas sus novelas como una expresión de problemas de la sociedad norteamericana; Mariana Enríquez quiere escribir literatura bajo este paradigma, pero ahora en su propio contexto social-cultural. “A mí el realismo no me alcanza (...) esta realidad tiene un barroquismo y un tipo de intensidad, un tipo de incertidumbre, una paranoia, que no se puede contar desde el realismo”.
Sin embargo, su tratamiento de lo fantástico es diferente: “mientras la típica historia de Borges tiene lugar en un mundo mitológico, inventado y separado, Mariana se preocupa mucho por el lugar y por los problemas sociales”, dice Megan McDowell. Cuentos y novelas con fantasmas que no se acaban de morir porque persisten en la memoria como un trauma mental, como una sensación de duelo silente y que debemos enfrentar recordando que la matriz de esa violencia atroz es lo cotidiano de nuestra “ordinaria” y decadente sociedad capitalista.
El fortuito descubrimiento del llamado Tesoro de Moctezuma permitió al laborioso y honesto pescador de Boca del Río vivir una serie de peripecias a las que de otro modo jamás habría accedido.
Nakano tuvo una participación decisiva en la elaboración de la teoría conocida en Japón como “literatura proletaria”. En su obra, logró conciliar el lirismo y lo ideológico, siendo considerado la máxima representación de la poesía marxista en Japón.
Los matemáticos no sólo eran conocedores de la génesis de su disciplina, sino que ejercían una alta valoración de la Historia de la Matemática.
Las prácticas humanas de distinción tienen larga data.
Hablando en términos marxistas, la religión fue una necesidad histórica.
El mundo está saturado de imágenes y la realidad misma ha perdido significado. Cada individuo se enfoca en su imagen y en agradar a los demás; esto ha permitido que se deje de pensar en lo que ocurre alrededor, que se deje de valorar también lo que está delante.
El senil capitalismo aspira a reactivar los mecanismos que permiten la colocación de sus agentes disfrazados de “antisistema” en las casas de gobierno.
El verdadero futuro de la izquierda mexicana no se lo dará el juego electoral ni las luchas económicas por más que éstas beneficien a las grandes mayorías empobrecidas.
El neoliberalismo como sistema político-económico se introdujo en nuestro país, derivado de procesos económicos mundiales, a principios de la década de los 80, iniciando con los programas de ajuste de Miguel de la Madrid.
El lugar de la esperanza es una cinta que plantea esa naturaleza de los espíritus fuertes, que nunca se dejan vencer por la adversidad.
Hemos olvidado lo que ha hecho Xavi, hemos olvidado que es el artífice del mejor Barcelona, el mejor jugador, según Pelé, que algo sabría de futbol. Definitivamente nos equivocamos al aceptar la marcha de Xavi.
La UNPF también criticó los materiales y contenidos de los libros de texto gratuitos.
La brujería surgió junto con los dioses más antiguos y se ha mantenido desde entonces.
América Latina es la región más desigual del mundo.
La obra tuvo un tiraje de mil ejemplares y fue editada por el Consejo Editorial del Congreso y la Editorial Esténtor.
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Escrito por Aquiles Lázaro
Licenciado en Composición Musical por la UNAM. Estudiante de la maestría en composición musical en la Universidad de Música de Viena, Australia.