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El anhelo de vivir de Vincent
Este hombre fue un genio que no solo nos dejó cuadros maravillosos, sino un ejemplo de lo uno puede hacer cuando verdaderamente encuentra su anhelo de vivir.
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Los comedores de patatas, La noche estrellada y Los girasoles son algunos de los cuadros más famosos de Vincent van Gogh, pintor cuya obra ahora es reconocida mundialmente y tiene un valor económico que él jamás imaginó. Pero ¿qué se esconde detrás de sus pinturas? ¿Qué anidaba en su corazón el hombre que se cortó una oreja? Irving Stone publicó en 1953 una biografía del pintor: Anhelo de vivir. Una vez que se conoces su vida se conoce más su obra y, sobre todo, la entiendes. Lo entiendes.

Su primer trabajo fue en una galería de arte, pero no lo satisfizo. La realidad es que desde muy joven sintió el deseo profundo de hacer algo por los demás; ser útil. Renunció. Buscó en la religión una forma de vida donde pudiera ayudar al prójimo; se fue casi dos años como misionero a las minas de Borinage, en Bélgica. La cruda situación de los mineros lo hizo dudar de la existencia de Dios. Enfermo y confundido por lo que vivió, se inició en la pintura a los 27 años; quería retratar el dolor de aquellos hombres y mujeres que habían llegado al mundo solo para padecer. Al fin había descubierto para qué había nacido.

“…durante estos amargos meses que he pasado estuve tratando inútilmente de conocer el verdadero sentido de mi vida. ¡Pero ahora lo conozco, estoy seguro! Nunca más me dejaré descorazonar. Después de todos estos años perdidos ¡me he encontrado a mí mismo!”. Salió de ahí para estudiar y perfeccionar su técnica. Fue rechazado y considerado un novato que había llegado tarde al mundo pictórico; peleó con sus padres y otros miembros de su familia; aguantó burlas y humillaciones de pintores famosos; soportó el hambre y las enfermedades, el rechazo social y la idea de que era una carga para su hermano Theo, quien lo mantenía. Todo lo soportó porque había encontrado su verdadera vocación: la pintura.

Y es que los verdaderos revolucionarios han realizado grandes proezas para romper con lo que consideraban caduco. Van Gogh luchó contra una vieja gama de colores y la idea de que las figuras debían estar perfectamente delineadas. Siempre buscó algo más que forma. “No puedo dibujar una figura sin conocer los huesos y los músculos de que está formada. Y no puedo dibujar una cabeza sin conocer la mentalidad y el alma de esa persona. Para pintar la vida, hemos de comprender no solo la anatomía, sino los sentimientos de la gente y el mundo que los rodea. El pintor que solo conoce su arte, será un artista muy superficial”.

Pocos confiaron en él, entre ellos su hermano en primer lugar, y eso bastó para que su producción ascendiera a casi 900 cuadros y más de mil quinientos dibujos. Solo logró vender un cuadro casi al final de su vida. Sus temas principales son de carácter popular; nunca se apagó la llama de su amor al pueblo pobre, a los trabajadores de las minas, al campo, a los comedores de patatas. Irving Stone plasma perfectamente la vida de Vincent, llena de enseñanzas para cualquiera.

La lectura de un libro no puede pasar sin dejar huella, como tampoco puede hacerlo la vida de un ser humano. Este hombre fue un genio que no solo nos dejó cuadros maravillosos, sino un ejemplo de lo uno puede hacer cuando verdaderamente encuentra su anhelo de vivir.


Escrito por Vania Mejía

COLUMNISTA


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