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La reforma constitucional al Poder Judicial de la Federación ha acaparado en los últimos días la discusión pública; y no es para menos, pues con esta reforma, el todavía presidente López Obrador y su partido Morena, pretenden apoderarse del Poder Judicial, el único poder que le ha hecho contrapeso, pues ha revertido reformas y actos de su gobierno contrarios a la Constitución y los derechos de los mexicanos.
No me referiré aquí al contenido de la propuesta de reforma, que ha sido comentada ampliamente, y cuyo objetivo fundamental no es mejorar la impartición de justicia en el país, sino socavar la independencia e imparcialidad de los juzgadores federales, al someterlos a una elección popular con reglas que garantizan que los jueces ganadores serán los propuestos por el partido en el poder, obedientes a éste y no personas capacitadas para ejercer el cargo. Me referiré al burdo engaño que significaron los “Diálogos Nacionales para la Reforma al Poder Judicial”, foros organizados por la Cámara de Diputados para, supuestamente, escuchar todas las opiniones en relación con esta reforma impulsada por el Presidente. Como ha sucedido con foros parecidos organizados en torno a otras reformas polémicas impulsadas por Morena en los últimos años, por ejemplo, la reforma a la Ley de Ciencia y Tecnología; al terminar los nueve foros de la reforma judicial, lo único que quedó claro es que todo fue un montaje, un engaño morenista para decir que la propuesta fue sometida al escrutinio público, que se escuchó a la oposición (porque son muy plurales) y que nadie reclame después.
En dichos foros, que se realizaron en diversas partes del país, pudimos escuchar opiniones de diversos actores políticos, juzgadores y sociedad civil. Por un lado, escuchamos opiniones en contra de la reforma judicial, varias de ellas muy bien informadas, sustentadas y críticas, que señalaron lo peligroso y costoso que resultaría para todos que los jueces sean electos por voto popular y demás aspectos perjudiciales de la reforma judicial, pero señalaron la urgencia de revisar y reformar el sistema de justicia, que no sólo implica a los jueces, sino también a las fiscalías. Por otro lado, escuchamos en su mayoría, discursos y opiniones de los morenistas que apoyan la reforma judicial de López Obrador, con acusaciones reiteradas de corrupción sin pruebas, y alegando el supuesto mandato popular que, según ellos, “el pueblo” les otorgó en las pasadas elecciones y les da facultad de hacer lo que quieran. Algunos de estos discursos morenistas rayaron en lo absurdo, como los de la ministra Lenia Batres (nombrada directamente por López Obrador), quien dice que el Poder Judicial es corrupto, hay simulación e influyentismo, pero que todos los días muestra su ignorancia del derecho y su total desconocimiento de la labor de los jueces; la misma ministra que ha andado muy activa promoviendo en todos lados la reforma judicial, pero que tiene prácticamente abandonados los asuntos que le tocan resolver en la Suprema Corte como ministra en funciones, trabajo por el que le pagamos todos los mexicanos, pero que no realiza. Aunque sí vimos participar en los foros a funcionarios públicos, legisladores, la ministra presidenta y otros ministros de la Suprema Corte, los consejeros de la judicatura federal, algunos jueces y abogados; varios realizados al interior de la República, a algunos jueces y magistrados les cerraron el micrófono al intervenir, no los dejaron hablar, o no los dejaron ingresar para participar, tal como lo denunció la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (JUFED).
Si bien en los foros se hicieron análisis valiosos y se dijeron muchas verdades en relación con lo peligrosa, perjudicial y costosa que resultará la reforma judicial morenista, como adelantamos, nada será tomado en cuenta, pues el morenista Juan Ramiro Robledo, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, lo dijo antes de iniciar con los foros de la reforma: “estos foros son para oír, no para debatir, pues las cosas están claras hacia dónde van”. Y así sucedió: la reforma constitucional al Poder Judicial de la Federación pasará tal como la mandó el Presidente, sin cambiarle nada, o a lo más, agregar la nueva ocurrencia presidencial, una tómbola para disminuir el número de candidatos en la elección de jueces y magistrados, pues queda claro que no han dimensionado el costo económico de su necedad.
Por ello decimos que los foros de la reforma judicial resultaron ser una mentira más de Morena a los mexicanos, aunque algunos no lo quieran ver. Lo peor es que ésta será la forma de gobernar en los próximos seis años: un Poder Ejecutivo que ordena, un Legislativo que obedece y, si pasa la reforma, un Poder Judicial sumiso y complaciente, que ratifica los abusos del poder.
El INE no podrá seguir adelante con la organización de los comicios para la elección de jueces y magistrados
Juez les impuso una multa por incumplir con la suspensión contra la elección judicial.
La Judicatura federal instó a los empleados a regresar a sus áreas de trabajo, advirtiendo que no existe una normativa que justifique la prolongación del paro.
La jueza también instruyó a la Cámara de Diputados detener el proceso de adecuación de las leyes federales.
Morena, congruente con su ideario político, lo que pretendía y logró fue: mantener la pobreza subsidiándola. No hubo ninguna sola reforma que atentara contra la desigualdad, todas estaban encaminadas a sostenerla.
La reforma introduce una normativa que establece un tope al alquiler de viviendas en la Ciudad de México.
Ninguno de los candidatos presidenciales se ha pronunciado por una reforma fiscal que ayude a disminuir las condiciones de desigualdad.
Esta aprobación se produce en medio de un paro nacional de los trabajadores del Poder Judicial y diversas manifestaciones en contra de la propuesta.
La votación se aprobó con 258 a favor de los legisladores del bloque mayoritario; 205 en contra, de la oposición y una abstención.
Durante los Diálogos Nacionales para la Reforma al Poder Judicial, el senador Zacatecano adelantó que la elección de nuevos jueces, ministros y magistrados podría tener un costo de entre tres mil y tres mil 500 millones de pesos.
Ricardo Monreal, senador de la República detalló que, la reforma al Poder Judicial es prioridad.
Martí Batres Guadarrama, presentó este martes una reforma al artículo 35 de la Constitución Política de la Ciudad de México.
Los mexicanos se quedaron sin defensa jurídica como resultado de la reforma al Poder Judicial de la Federación (PJF), aprobada en septiembre pasado por diputados de Morena.
Con esta reforma, el todavía presidente López Obrador y su partido Morena, pretenden apoderarse del Poder Judicial.
* Será financiado con 40 mil mdp provenientes de los ahorros no reclamados en cuentas Afores inactivas
Escrito por Maribel Rodríguez
Abogada, especialista en Derecho Constitucional.