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La naturaleza es compleja y se manifiesta de muchas formas. Uno de los instrumentos para estudiar dichas formas es la geometría, gracias a la que el ser humano se ha acercado mucho para comprenderlas mejor.
Nikolái Lobachevski, el gran geómetra ruso, defendía la premisa de que la geometría es en esencia movimiento, que se aprecia en el crecimiento de una planta, la distribución de los pétalos de las flores, la trayectoria de vuelo de un ave, el recorrido de un jabalí, etc. La ciencia actual ha dividido el estudio de estos movimientos en tres grandes campos de la matemática: la geometría euclidiana (plana), la lobachevskiana (hiperbólica) y la riemanniana (elíptica).
Sin embargo, estas ramas de la matemática no han podido describir de forma completa la diversidad de objetos y movimientos en la naturaleza. En tal caso se hallan las formas de la orilla de las hojas del helecho, del brócoli, las líneas costeras, las nubes, las montañas y muchos otros objetos que son complicados de describir con las geometrías existentes. Este problema hizo posible el surgimiento de un instrumento de esta ciencia conocida hoy como la geometría de los fractales, que se encarga de estudiar fenómenos y objetos fragmentados o fracturados que se repiten a escala mayor o menor, manteniendo una copia, casi exacta, de su estructura original.
Las irregularidades y patrones fragmentados presentes en la naturaleza fueron estudiados por primera vez por el matemático francés Henri Poincaré (1854-1912), cuando se encontró con los sistemas dinámicos. Posteriormente, el sueco Helge von Koch (1870-1924), en su artículo Acerca de una curva continua que no posee tangentes y que se obtiene por medio de los métodos de la geometría elemental, dio a conocer su resultado sobre el llamado “copo de nieve de Koch” o “estrella de Koch”, una curva infinita, continua y cerrada que encierra una superficie finita. La construcción se hace dividiendo cada lado de un triángulo equilátero en tres segmentos iguales, y sobre cada segmento central se construye otro triángulo equilátero (obteniendo al final una figura parecida a una estrella de David); y así sucesivamente hasta aproximarse a una figura similar a un copo de nieve.
El matemático polaco Waclaw Sierpínski (1882-1969) también trabajó en el tema de los fractales y es conocido por el triángulo que lleva su nombre, que consiste en dividir un triángulo en tres triángulos congruentes (iguales). Cada uno de esos triángulos, a su vez, se divide en otros tres triángulos congruentes, y así sucesivamente.
El francés Gaston Julia (1893-1978) fue otro de los matemáticos que hizo también contribuciones a la teoría de los fractales: generalizó esta teoría al plano complejo y en éste construyó su conjunto, conocido como “Conjunto de Julia”, que se obtiene a partir de cualquier función compleja. La longitud de la figura formada por dicha función es infinita. Este resultado puede encontrarse en su trabajo Informe sobre la iteración de las funciones racionales, publicado en la revista francesa de matemáticas Journal de Mathématiques Pures et Appliquées.
Otro científico que incursionó en el tema fue el matemático y meteorólogo estadounidense Edward Lorenz (1917-2008), con las Órbitas caóticas o atractor caótico de Lorenz, acuñado en 1963, que no se trata más que de un sistema dinámico determinístico tridimensional no lineal presente en la atmósfera terrestre.
Sin embargo, fue el polaco Benoit Mandelbrot (1924-2010), quien sistematizó por primera vez la geometría de los fractales. Continuó con el estudio de las propiedades de los fractales de Gaston Julia y, en 1980, obtuvo la imagen de un fractal en una computadora, que puede ser ampliado muchas veces y en cada reproducción sucesiva repetir el patrón del fractal. Fue así como nació el Conjunto de Mandelbrot, que se graficó en un plano complejo.
El avance en la teoría de los fractales contribuyó de manera significativa al análisis de las propiedades mecánicas, físicas y químicas de las superficies fracturadas de los materiales como polipropileno semicristalino y poliestireno amorfo, entre otros, que ahora se estudian en la ingeniería de materiales.
Que la energía cinética (antes llamada fuerza viva) representa el cambio del movimiento mecánico en otra forma de movimiento.
Según un informe, un mexicano revisa su celular, en promedio, 142 veces y pasa más de 18 horas y 12 minutos a la semana en su pantalla.
Invadiendo el mundo, es una cinta que exhibe con nitidez escenas racistas sobresalientes como la que provocó la muerte del afroamericano George Floyd en Minneapolis.
La realidad es más compleja de lo que la ciencia sabe de ella y nos damos cuenta.
Las buenas noticias disparadas desde Palacio Nacional, que pintan a un México próspero y “feliz”, parecen no corresponderse con las estadísticas del INEGI.
Hipatia era tan famosa que se convirtió en consejera de políticos, eclesiásticos y aristócratas; sin embargo, esta influencia social y política finalmente causó su trágica muerte.
La geometría no es una forma de la intuición a priori, como afirmaba Kant, sino una construcción lógica. Estos argumentos fueron la base de la famosa escuela llamada "positivismo lógico".
El empresario advirtió la existencia de un gran peligro de que las redes sociales se dividan entre extrema derecha y extrema izquierda, lo que generaría "más odio y división en nuestra sociedad".
El mini robot imita con precisión la anatomía de un insecto real.
En febrero de 2001 se publicaron los resultados de casi una década de trabajo del prometedor programa de investigación genética: Proyecto Genoma Humano, el cual logró descifrar el 90 por ciento del genoma humano.
Con una longitud de 11 kilómetros de largo y siete metros de alto, China tiene la autopista submarina más larga del mundo, denominada Taihu.
Saihanba, combinación de chino y mongol, es el nombre del bosque artificial más grande del mundo. Su objetivo, proteger a Beijing, azotada por tormentas de arena debido a la desertificación de sus alrededores.
Apolonio de Perga, llamado "El Gran Geómetra", es uno de los tres grandes matemáticos de la antigüedad, mérito que comparte con Euclides y Arquímedes.
La historia de esa constante comenzó desde que el hombre tuvo necesidad de construir pirámides con bases circulares y cilíndricas, como lo demuestran los papiros de Ahmes y Moscú.
Durante el gobierno de Napoleón, Francia vivió una época brillante para la ciencia, se hablaba del Imperio de las Ciencias.
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Escrito por Romeo Pérez
Doctor en Física y Matemáticas por la Facultad de Mecánica y Matemáticas de la Universidad Estatal de Lomonosov, de Moscú, Rusia.