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No cabe duda que vivimos con miedos lejanos como el cambio climático, el agotamiento del ozono estratosférico, la pérdida de la biodiversidad, entre otros; pero, sobre todo, miedos actuales como el provocado por el Covid-19, que amenaza la salud global. Es como si la humanidad viviera una película de terror y al entrar a una casa embrujada donde otros problemas ocultos, desde hace tiempo, comenzaran a trastornarla con el aislamiento social, la hiperestimulación mass-mediática y la aceleración de los procesos tecnológicos… entonces aparece una pequeña ventana de esperanza: la ciencia.
Debido al desarrollo tecnológico, la ciencia puede abordar hoy, de manera más rápida, amenazas como el SARS-COV2 y los miedos a largo plazo ¿Cómo? Con metodología tautológica, que se responde a sí misma. Responde a lo que no conoce con lo que conoce. Fue así cuando el pasado 12 de diciembre, con la hospitalización de un paciente por una “neumonía desconocida”, comenzaron a hacerse pruebas bastante sofisticadas para clasificar la nueva entidad e iniciar la investigación que ahora busca crear las vacunas que puedan erradicar la pandemia.
Es así como la comunidad científica asienta sus paradigmas: seguridad, control y persistencia en la experimentación de los hechos que buscan acceder a la realidad. Sin embargo, en una contingencia sanitaria como la actual, se requieren resultados sin entrar a debates profundos en la toma de decisiones políticas y que las evidencias sean dependientes del sujeto y del espacio geopolítico donde se dan. Es así como desde los distintos campos que se autodenominan “científicosˮ la ciencia se vuelve etérea y el demonio que nos persigue, desde el inicio de nuestra existencia, se aparece hoy con la pandemia porque los tiempos le son favorables. Por ello cabe preguntar: ¿por qué a pesar de conocer, identificar y seguramente pronto controlar una enfermedad generada por un virus, el miedo y la incertidumbre se incrementan?
Imaginemos una película de terror. Pareciera que en la casa embrujada no sucede nada extraordinario. Antes de los acontecimientos provocados por el SARS-COV2, la ciencia no era invocada y nos manteníamos despreocupados de los peligros ambientales como el incendio forestal que provocó la pérdida de seis millones de hectáreas de árboles en Australia. Es cierto que aumentaba la inestabilidad del socius global, debido a las tensas relaciones entre Estados Unidos e Irán; que las grandes protestas sindicales en Francia se desbordaban contra Enmanuel Macron; que en Argentina se observaban los signos iniciales de la crisis económica; que los migrantes centroamericanos exponían demasiado sus vidas al cruzar el río Suchiate; que las mujeres en muchas naciones del mundo demandaban un cambio social y que China, mientras tanto, lograba construir en una semana lo que a un país en vías de desarrollo le lleva un sexenio: un hospital equipado para atender casos de Covid-19. Sí, la ciencia hizo su aparición una vez: el Sol es visto cara a cara gracias a la tecnociencia. Sin embargo, el terror continúa con las lluvias torrenciales en Brasil; el dengue, oculto por un lapso corto, ha comenzado a expandirse nuevamente sobre el piso de América y lo que sigue ya lo conocemos: la pandemia es solo la primera sombra de la larga noche que nos espera en esta casa del terror.
En este momento, asumir la “nueva normalidadˮ a partir de la realidad científica del Covid-19 denota que la epidemiología soluciona las contingencias que vivimos, ya que parte de los datos empíricos que obtiene y se responde a sí misma especulando sobre la dinámica de una enfermedad. ¿Qué consecuencias hay de esto para los que no somos epidemiólogos? Que escondemos el individualismo a partir del aislamiento, acrecentamos nuestra ansiedad y angustia y debido a que no tenemos más que escuchar sobre la pandemia, nos volvemos vulnerables, impotentes, confusos y transformamos la subjetividad. ¿Cuáles son las consecuencias? Creer que la ciencia es la mejor manera de ver la realidad solo porque nos permite ver su materialidad. Sería un error no ver a los sujetos o solo su materialidad en las calles, en las fosas comunes. La realidad es más compleja de lo que la ciencia sabe de ella y nos damos cuenta que, a pesar de vivir en mejores condiciones gracias al avance tecnocientífico, seguimos en esta casa de terror.
Euclides concentró todo el conocimiento matemático creado por los filósofos y matemáticos anteriores a él, entre ellos Eudoxo y Aristóteles.
Ahora se sabe que la homosexualidad está presente en todo el mundo natural, desde los seres vivos más sencillos hasta los más complejos. Protozoarios, algas, plantas, animales invertebrados y vertebrados poseen comportamientos homosexuales.
Fenómeno que no se repetirá hasta el año 2040.
Las lombrices desempeñan un papel fundamental en la producción de granos; sin ellas no podríamos comer pan dulce ni esos deliciosos bolillos recién horneados o tortillas recién salidas del comal.
Este fenómeno tiene graves consecuencias para el medio ambiente. Elimina la capa de protección de las plantas, dejándolas desprotegidas a la acción del viento, el frío, la sequía y convirtiéndolas en presa fácil de los parásitos o plagas, que provocan su muerte.
Los problemas personales no afectaron su brillante carrera académica; su jornada incluía largas horas de concentración.
Congestión nasal, dolor de cabeza, estornudos, fiebre baja, escalofríos… son algunos de los síntomas más comunes del resfriado y la gripe y, aunque todos hemos pasado alguna vez por este malestar, no todo el mundo presenta la misma inmunidad o defensas.
El maíz, con una producción global que supera los 800 millones de toneladas anuales, es el centro de identidad de muchas civilizaciones y la base alimentaria de sociedades antiguas y modernas.
Si reflexionamos sobre nuestra situación antes de la pandemia, podremos darnos cuenta que ya estábamos enfermos cuando llegó el SARS-CoV-2.
En las siguientes líneas podrán leer sobre el olivo, una de las plantas más representativas que se mencionan en La Biblia. Su primera mención aparece durante el Génesis 8:11.
Un molar de al menos 130 mil años de antigüedad encontrado en una cueva de Laos, en el sureste asiático, podría ser clave para arrojar nueva luz sobre los denisovanos, especie poco conocida descubierta en 2010.
Nuestras características físicas son resultado de la combinación de nuestros genes y entorno. Cada quien es distinto: tiene una combinación única de genes y ha sido moldeada por la realidad en que se desarrolla antes y después de nacer.
El fenómeno astronómico tendrá lugar la noche del día de hoy jueves 13 de marzo alrededor de las 23:00 horas, alcanzando su máximo a las 00:26 horas del viernes 14.
El impacto social de los Beatles ha sido sumamente importante; en materia musical y de producción de sonido desataron una auténtica revolución, y ahora la inteligencia artificial nos acerca a lo que pudo haber sido.
Hasta el momento han captado la constelación de Orión, imagen que incluye cerca de 200 mil fotos individuales.
Escrito por Rodrigo Sánchez Villa
Colaborador