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Persecución y acoso a comerciantes ambulantes en el Edomex
Apenas llegar al gobierno de la entidad y de varios municipios, Morena buscó la oportunidad de deshacerse de los comerciantes ambulantes.
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Apenas llegar al gobierno de la entidad y de varios municipios, Morena buscó la oportunidad de deshacerse de los comerciantes ambulantes, como coloquialmente se les llama, y la pandemia de Covid-19, le cayó “como anillo al dedo”.

Recientemente, la organización civil México ¿Cómo vamos? y Oxfam México desmintieron uno de los mitos alrededor del comercio ambulante, afirmando que “la informalidad es una decisión personal”. En el estudio “El laberinto de la informalidad” explica que “la informalidad laboral no es resultado de decisiones personales, sino de los arreglos institucionales y sociales que hay en nuestro país en torno al trabajo”.

En otras palabras, miles de mexicanos no tienen oportunidad más que emplearse en el comercio informal. Según el mismo estudio, “al primer trimestre de 2024, el 54.3 por ciento de la población ocupada se encuentra en un empleo informal y, por complemento, el 45.7 por ciento de la población, en un empleo formal”.

La notoriedad folclórica del comercio y los oficios de la calle pasaron a segundo plano para resolver una necesidad económica, política y social mediante el fenómeno del comercio ambulante. El crecimiento de las urbes, la aparición de las grandes cadenas comerciales, el necesario desarrollo económico, se enfrentan a un fenómeno, hijo legítimo de ese crecimiento, el comercio ambulante.

Pero así como el comercio ambulante representa la única alternativa para los desempleados, éstos se enfrentan a una forma de vida ancestralmente arraigada.

Una lucha por la supervivencia

En el territorio mexiquense, los gobiernos de Morena han orientado sus esfuerzos a perseguir a los comerciantes informales. “Desaparecieron” a los vendedores frente al mercado Acapol, en Chalco; a los comerciantes semifijos del centro de Chimalhuacán y a los que vendían sus mercaderías en el centro de Texcoco. Otros luchan por conservar “sus” espacios, como los comerciantes en el centro de Los Reyes, en el municipio mexiquense de la Paz.

En otros sitios de la demarcación, la persecución se vuelve violenta, como en la Ciudad de Toluca. Del Gobierno Federal y del Edomex, encabezados por una Presidenta y una gobernadora, ambas morenistas, se esperaría, por ser mujeres, un poco de humanismo en la atención a las necesidades de los ambulantes; pero los gobiernos municipales, sin importar el color, simplemente obedecen el mandato superior, como es el caso Toluca.

El Director de Gobierno, Genaro Ruiz, funcionario municipal durante varias administraciones y sustituto interino de Juan Maccise Naime en el actual gobierno toluqueño, es el artífice de la persecución de ambulantes, “pintacaritas”, payasos urbanos, artistas, dibujantes, cantantes, vendedores de productos del campo y demás ciudadanos que no encuentran otra forma de “ganarse la vida, más que vendiendo en la calle”.

Este semanario buscó una entrevista con el funcionario mencionado, quien sólo envío a uno de sus colaboradores para atendernos y de quien sólo recibimos un “es que necesitamos limpiar las calles porque obstruyen las vialidades y el paso de los transeúntes”; pero eso no justifica el desalojo y la persecución, que se concentran en el centro de la ciudad, en la zona de la Terminal de Autobuses y del Seguro Social, en Paseo Tollocan.

La violencia utilizada no distingue edad ni sexo; lo mismo tunden a una persona de la tercera edad que a mujeres, como ocurrió el 12 de octubre de 2024, en la Feria del Alfeñique, cuando el presidente municipal arremetió contra 75 “pintacaritas” que tradicionalmente participaban en este evento, tan importante para los toluqueños. Una semana después, la agresión se concentró en los comerciantes ambulantes, resultando lesionadas una joven representante de los comerciantes y un activista social; los medios solamente cumplieron con difundir el boletín oficial, reportando así lo sucedido: “derivado de lo anterior, los ambulantes inconformes protagonizaron un conato de enfrentamiento con personal de Gobernación, así como policías municipales, lo cual no pasó a mayores y no hubo detenidos”.

Pero, ¿qué venden?, ¿cómo se mantiene el comercio ambulante?, ¿en qué afectan al comercio establecido?, ¿por qué tanta saña? Se cuestionan los afectados.

Lo que vendemos, afirma Sandra la joven representante de los comerciantes: “son elotes y esquites, papas fritas hechas en casa, churros, galletas, artesanías, hortalizas, gorras, chicharrines, enchiladas, dulces, fruta, antojitos mexicanos; en fin, mercancía en la que podemos invertir y no arriesgarnos a que nos decomisen; porque cuando los inspectores nos decomisan la mercancía, las más de las veces, ya no la regresan y, si tenemos suerte, nos devuelven nuestros carritos”. Por cierto, en una de las oficinas de la dirección de Gobierno hay carritos de papas y frutas, sin mercancía, abandonados en un rincón.

En palabras de Azalea, una vendedora de elotes: “lo que se están peleando es el cobro de piso y porque El moreno (se refiere a Ricardo Moreno, presidente municipal electo de Toluca) le pidió al Maccise (alcalde interino) que le entregue limpia la (zona de la) terminal y el centro; pero lo que les interesa es el cobro de piso, por eso algunos líderes de los ambulantes siguen en la cárcel; nosotros no tenemos problemas con el comercio fijo, porque, por ejemplo, la dueña de una tienda de ropa dice: ‘mientras compran los elotes ven mi mercancía y es un posible cliente’, el problema está por otro lado”.

Y continúa: “de la terminal se llevaron como a cuarenta o más, lo mismo gente que comerciantes y al final sólo se quedaron encerrados los cobradores de los representantes de los comerciantes. Nosotros ya dijimos, estamos en un padrón, que nos cobren, sabemos que tenemos que pagar, pero que nos den recibo; pero viene la gente de Genaro y nos persigue y nos golpea. Nos hemos ajustado a lo que nos ordenan, mire, nos vendieron estos carritos (el de los elotes) en 25 mil pesos, no cuesta tanto, pero se los pagamos, por la necesidad de vender”.

Martín recolecta hongos en el monte y viene desde Ixtlahuaca; él nos narra: “el campo ya no da para vivir, ya no nos apoyan con el fertilizante, venimos a vender esto, pero, ¿y si nos agarran?, ni para el pasaje sacamos, y ¿luego?, qué vamos a llevar para comer a nuestras casas”.

Este semanario fue testigo del impresionante contingente que acompaña a Genaro Ruiz; unos ochenta individuos, entre policías de los cuerpos de reacción inmediata, policías municipales y unos 40 inspectores, fornidos y bien alimentados, de aspecto torvo; además de que, en cada esquina del centro de Toluca, mantiene piquetes de “inspectores” y policías municipales, encabezado por el mismo director de Gobierno Municipal.

Sandra concluye: “sólo pedimos que nos dejen trabajar, es nuestra forma de vivir, respetamos el espacio que nos asignan, estamos censados, las listas las tienen ellos (el gobierno municipal), no vendemos droga, no somos malandros, compramos y vendemos, es la forma honesta que tenemos para vivir, siempre hemos estado dispuestos a pagar el derecho de piso; pero sólo recibimos amenazas y agresiones. Déjennos trabajar, que nos dejen ganarnos la vida honestamente”. Con la llegada del nuevo gobierno, del partido gobernante en el país, las expectativas no son buenas, lamenta la comerciante.

La única forma que tienen los comerciantes ambulantes de defender su derecho a trabajar honradamente consiste en la solidaridad y fraternidad entre ellos. Sólo piden que se respete el Artículo 5° de la Constitución: “A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos”. ¿Acaso los gobernantes actuales están por encima de este mandato constitucional?

México, una economía estancada

Según el gobierno mexicano, tanto el saliente como el entrante, en la situación económica de México “vamos requetebién”. Los gobiernos morenistas aseguran que el país camina por los mejores senderos, “nunca antes alcanzados”; pero la realidad, los índices económicos los desmienten, mostrando la verdadera situación nacional.

A decir del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF): “México podría caer en un largo estancamiento económico, con crecimientos anuales promedio en el Producto Interno Bruto (PIB) por debajo del uno por ciento. Esto implicaría otro sexenio perdido en materia de crecimiento”.

La misma fuente advierte que, según los índices económicos durante la gestión de AMLO y las bajas expectativas de crecimiento real en el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, el diagnóstico es pesimista y, además, muy anticipado; pero los números mandan.

El indicador del desarrollo de cualquier economía es el PIB, que en el sexenio de AMLO alcanzó el 0.8 por ciento, muy lejos del seis por ciento que ofreció a sus electores: “el promedio de crecimiento económico durante el sexenio de AMLO ha sido de 0.8 por ciento, considerado como el más bajo desde el gobierno de Miguel de la Madrid, cuando se ubicó en 0.2 por ciento; mientras que con Ernesto Zedillo se ubicó en un 3.5 por ciento”, reportó El Economista en septiembre pasado.

Los componentes del PIB son el otro dato que indica la salud de ese crecimiento. En el autodenominado gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T), dos componentes indican que el origen de la riqueza nacional no son ingresos sanos, por llamarlos de alguna manera: los generados por la economía informal y las remesas ocupan un lugar nada halagüeño para la fortaleza económica de cualquier nación.

Con base en la información del propio Gobierno de México, en su portal y sus redes sociales presumieron, como un éxito de la gestión morenista, los “290 mil 400 millones, 73.5 por ciento más que en el sexenio anterior” obtenidos por remesas, los cuales correspondieron al 18 por ciento del PIB, según su informe del 23 de septiembre de 2024.

El mismo gobierno, implícitamente, lo reconoce como un éxito comparado con “el sexenio anterior”. “Las remesas son más una muestra del fracaso económico del país que de su fortaleza. Este dinero es beneficioso para las familias que lo reciben, pero muestra que muchos mexicanos que están dispuestos a trabajar para salir adelante tienen que migrar a otro país porque en el suyo no se tienen oportunidades suficientes para lograrlo”, reportó El Financiero.

Esto datos evidencian que el logro no es tal, pues son mexicanos que deben ir a Estados Unidos (EE. UU.), porque en México no hay oportunidades para salir avante, es lo que nos indican esos números. “La economía informal en México alcanzó niveles preocupantes: en 2023 representó el 24.2 por ciento del PIB, la cifra más alta en los últimos 14 años”, reportó IDC, consultora fiscal. 

Comparativamente: “en promedio, representa (la economía informal) el 35 por ciento del PIB en los países de ingresos bajos y medios, frente al 15 por ciento en las economías avanzadas. América Latina y el África subsahariana tienen los niveles más altos de informalidad, y Europa y Asia oriental son las regiones con los niveles más bajos de informalidad”. México, la catorceava economía del mundo, tiene un índice muy elevado con respecto a los países más ricos del mundo. 

Aunque con periodos relativamente diferentes por la falta de información actualizada de la economía informal, ambos índices representan 42.2 por ciento del PIB mexicano. Tanto los generadores por los ingresos de la economía informal como de las remesas son hombres y mujeres que no gozan de asistencia social, no cuentan con un aguinaldo o vacaciones, tampoco con fondos de retiro, solamente “dependen de su fuerza de trabajo”, como lo explicó el estudioso de la economía, Carlos Marx.

Con base en la información del portal Gobierno de México, al mes de junio de este año, 2.67 por ciento de la población económicamente activa está desempleada, es decir 1.6 millones de mexicanos en edad de trabajar no tiene empleo; en tanto, la tasa de informalidad es de 54.3 por ciento, lo que equivale a 33.1 millones de mexicanos que tampoco tienen empleo, que viven de la economía informal. Y ¿cuál es la principal actividad de la economía informal? El comercio ambulante, principalmente.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en su informe del 16 de diciembre de 2021, el comercio al por menor, eufemismo que define al comercio ambulante, ocupó 26 por ciento del total de la economía informal; en tanto que la industria de la construcción, la albañilería, ocupó 14.6 por ciento, seguido de la industria manufacturera familiar, con 13.3 por ciento y el trabajo en el campo, los peones, con 11.1 por ciento. Éstos son los rubros más destacados de la informalidad económica.

Los tianguis y el comercio ambulante mexicanos

La composición escultórica del Mercado de Tlatelolco del Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México es una bella maqueta con 44 puestos que venden una gran diversidad de productos y 305 personajes de 28 cm de altura; tal vez sea la mejor muestra del espíritu mercantil de nuestros ancestros, de su vida en los tianguis y mercados. “Cantona, Casa del Sol. Esta deslumbrante urbe prehispánica fortificada controló la ruta comercial entre el Altiplano y el Golfo de México” (Lugares INAH), es el registro más antiguo de la actividad comercial entre los pueblos mesoamericanos, antes de la conquista.

Más allá de la nostálgica visión del “comercio al por menor” prehispánico, está la necesidad de buscar el acomodo de las mercancías para proveerse de más mercancías; pero el necesario desarrollo económico nos llevó a la proliferación de los tianguis, el refugio inmediato para quienes no tienen empleo; de tal suerte que éstos han existido siempre y pertenecen la cultura nacional.

En el estudio El comercio ambulante y la satisfacción de sus clientes, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, se explica que: “es resultado de la aparición de un excedente de mano de obra con respecto al sector formal”; aunque acota a la migración rural, que no encontraba acomodo en las grandes urbes, ya que en la actualidad representa una alternativa para los millones de desempleados; aunque el gobierno y el Inegi sólo reconocen a 1.6 millones de desempleados, a éstos se suman los 33.1 millones que participan en la informalidad, es decir, 34.7 millones de mexicanos no tienen un empleo formal.

La falta de empleo es la causa principal de la proliferación de los tianguis y no la necesidad de colocar mercancías fabricadas o cosechadas para el mercado, como reza la nostalgia de las antiguas ciudades. El desarrollo económico de México no ha sido suficiente para contener el crecimiento diario de los tianguis y muchos menos el incremento del comercio ambulante. 

 


Escrito por Alejandro Torres

Colaborador.


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