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Desde nuestra aparición como especie, los seres humanos nos hemos caracterizado por modificar nuestro entorno. Basta con observar alrededor para encontrar edificios y monumentos construidos con materiales diversos que evidencian cómo hemos utilizado la naturaleza para nuestro beneficio. Con este mismo principio, a lo largo de los años, también hemos cambiado especies de animales y plantas con los que convivimos. Por ejemplo, ahora hay múltiples razas de perros que son producto de cruzas con las que buscamos algunas características particulares de sus predecesores como el tamaño, color de pelo, tipo de orejas, etc. Sin notarlo, con estas modificaciones hemos trasformado el material genético de los organismos que nos rodean.
En estos tiempos, la manipulación genética tiene un lugar importante en nuestras actividades cotidianas. Todas estas modificaciones representan cambios en el ácido desoxirribonucleico (ADN), que contiene los genes de los organismos. De hecho, los científicos han aprendido para qué sirven los genes por el efecto de los cambios en su ADN. Por muchos años, los investigadores usaron componentes químicos o radiación ultravioleta para provocar tales trasformaciones en el ADN para entender su función. Sin embargo, estas maneras resultaban poco controladas y podían generar cambios aleatorios en el ADN.
Desde hace poco más de 30 años empezó a desarrollarse la tecnología de modificación genética que actualmente ha revolucionado la ciencia. Su nombre en inglés es Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeat (CRISPR) y fue descubierto como un mecanismo de defensa de las bacterias en respuesta a patógenos invasores, como los virus. Sí, las bacterias también se enferman por virus y su sistema inmune es CRISPR, que usan para cortar en partes el ADN del virus y guardar pequeñas fracciones de su genoma para reconocerlo y defenderse de un ataque posterior. Los científicos aprendieron de las bacterias y adaptaron CRISPR como una herramienta de modificación genética para usarla en otros organismos como los mamíferos, los hongos y las plantas.
A través de CRISPR, los científicos tienen la posibilidad de editar genomas. En otras palabras, es un método muy refinado de corte y confección de genomas. Es decir, pueden eliminar, añadir o alterar secuencias de ADN como lo hace una modista al arreglar un vestido. El sistema CRISPR consiste en dos moléculas fundamentales que introducen cambios en el ADN. La primera, es una proteína conocida como Cas9 que actúa a manera de tijeras moleculares que pueden cortar dos hebras de ADN en un sitio específico del genoma, al que pueden añadir o remover información genética. La segunda es una molécula de ácido ribonucleico (ARN) que funciona como guía. Como su nombre lo sugiere, la molécula de ARN guía a la proteína Cas9 hacia una posición específica en el genoma. Esto asegura que las “tijeras” corten en un sitio determinado. Dicha especificidad se determina por la complementariedad de la molécula de ARN con la secuencia blanco del genoma al que se quiere modificar. Los científicos usan la maquinaria de reparación del ADN para introducir modificaciones en uno o más genes en el genoma del organismo.
El sistema CRISPR/Cas9 es considerado como el método más simple, versátil y preciso de manipulación genética. Actualmente se estudia la posibilidad de usar esta tecnología como herramienta para el tratamiento de una amplia variedad de enfermedades con componentes genéticos, como el cáncer o la hepatitis B. Sin embargo, existe mucha controversia sobre el uso de CRISPR en el ámbito médico por las implicaciones éticas de experimentar con células humanas. No obstante, se ha convertido en una tecnología rutinaria en muchos laboratorios de investigación del mundo.
Para la antigua cultura griega, los números naturales podían tener dos realizaciones, una como elemento de medición (lo llamaban magnitud) y otra como elemento de conteo.
Fueron 5,504 especies previamente desconocidas de virus las que se identificaron, entre ellas, al 'Taraviricota', que podría ser el eslabón perdido en la evolución de los virus ARN.
La filosofía no es un adorno, merece que se le reconozca su capacidad de estudio de la realidad, su utilidad en el más amplio sentido de la palabra, pues la humanidad la necesita para manifestarse como tal. Olvidar a la filosofía es condenarnos a las sombras...
Arquímedes se había adelantado a los matemáticos de mediados y último tercio del Siglo XVII como Cavalieri, Pascal, Newton y Bernoulli.
Desde hace más de un par de siglos el electorado estadounidense está dividido en tercios: uno republicano inamovible, otro demócrata igualmente invariable y otro 33 por ciento inerte.
En lo que va de 2019 México ha registrado 74 mil 277 casos de dengue, cifra que lo ubica en el cuarto lugar de América Latina, solo después de Brasil (un millón 958 mil 31), Nicaragua (94 mil 513) y Colombia (84 mil 644).
La Organización Panamericana de la Salud señala que entre 2015 y 2050 en América Latina, el 68% de las mujeres serán más propensas a padecer demencia que los hombres.
Hablar de la existencia de la realidad ha sido un problema filosófico muy discutido. En este contexto, qué tipo de realidad es un objeto matemático, es una pregunta que abordaremos en este artículo.
Si la incidencia de plagas y enfermedades no acaba con los bosques, sí reduce significativamente su actividad fotosintética. En los tiempos que corren esto contribuye al calentamiento global.
Las matemáticas están íntimamente ligadas a la sociedad y a la naturaleza. De hecho, las necesidades prácticas de una sociedad influyen en el desarrollo de la matemática, y entre más desarrollada esté la sociedad, más desarrollada estará esta ciencia.
Y es al mismo tiempo un retrato fiel de las sociedades en las que rige el neoliberalismo.
Al repunte del Covid-19 en México y varios países de AL, se suma la preocupación de la gente por saber si esta situación pueda crecer a una magnitud considerable que nos obligue a volver a un confinamiento como en años anteriores.
Groenlandia es un país autónomo que, paradójicamente, pertenece al reino de Dinamarca y controla su política exterior y monetaria.
El matemático sintió mucha inclinación por las humanidades y los idiomas, aprendió latín, griego, alemán, italiano y francés. Además, estudió por su cuenta y nunca obtuvo un título académico, aún así, fue reconocido a lo largo de su vida.
En nuestro país, el uso indiscriminado de fertilizantes químicos en la actividad agrícola se ha vuelto muy importante debido al empobrecimiento de los suelos.
Detienen y trasladan a Almoloya a alcaldesa de Morena en Edomex
Disuelven Ayuntamientos poblanos por presuntos delitos de narcotráfico y extorsión
En Puebla la libertad de expresión bajo asedio
Putin no asistirá a los BRICS en Brasil
Ataque en Irapuato deja 11 muertos; Sheinbaum sólo lamentó los hechos
Protestan periodistas contra la “Ley Mordaza” en el Senado
Escrito por Neftaly Cruz Mireles
Columnista de ciencia